Blog Los viajes de Dora SIGUIENDO LOS PASOS DE LA FAMILIA TRAPP EN SALZBURGO - DÍA 3 ~ LOS VIAJES DE DORA
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SIGUIENDO LOS PASOS DE LA FAMILIA TRAPP EN SALZBURGO - DÍA 3

En el día de hoy empezamos a coger el coche fuera de Salzburgo para dirigirnos al palacio Hellbrunn a unos 8 kilómetros del centro de la ciudad. Esta residencia veraniega de los príncipes de Salzburgo fue construido entre 1612 y 1615. 

Lo más destacable del palacio son sus jardines y los famosos juegos del agua, así como el edificio por su exterior. El interior nos pareció poco interesante y prescindible. 

Antes de empezar la visita de los juegos del agua, estuvimos recorriendo los jardines centrales desde donde se accede al interior del palacio. Por supuesto, también nos acercamos al famoso templete en el que dos de los protagonistas de la película Sonrisas y Lágrimas cantan I,m 16 going on 17 en una escena memorable de la misma. 

Al llegar en coche, no tendrás ninguna dificultad en encontrar el aparcamiento siguiendo las indicaciones. Es bastante amplio y el precio económico: 2 euros las dos primeras horas y un euro cada hora adicional. 









El acceso a los "Juegos del Agua" se hace con visita guiada aunque en realidad solo te muestran la primera fuente y te dan una breve explicación y luego te dejan ir a tu ritmo visitando el resto de las fuentes. 

Las fuentes son de estilo manierista y todas ellas escupen agua sin previo aviso con lo que ten por seguro que vas a pasar un rato divertido recorriéndolas. 



















Después del recorrido por los Juegos de Agua, donde os recomendamos que tengáis cuidado en algunas zonas que resbala (pobre francés en una de las cuevas). 

Si disfrutamos mucho de esta zona del palacio de Hellbrunn, el interior nos decepcionó un poco. Las salas prácticamente vacías y sin mucho mobiliario. Si vais con poco tiempo os podéis saltar el interior del palacio aunque con la Salzburgo Card está incluido todo. 




Lo que sí que hicimos fue subir al Museo del Folklore en donde se puede visitar una exposición sobre la vida en el siglo XVIII y XIX en la zona así como una exposición temporal dedicada al agua. También está la visita del mismo incluida en la Salzburgo Card. Pero sin duda la subida merece la pena por las vistas del monte Untersberg y los alrededores de Hellbrunn. 




Aún era temprano para comer así que nos acercamos al siguiente destino del día de hoy también incluido en la Salzburgo Card (que habíamos comprado para tres días): el teleférico del monte Untersberg. El parking se encuentra a tan solo 10 minutos del palacio aunque es algo pequeño y puede que tengas problemas para aparcar. Nosotros tuvimos suerte y en ese momento se iba alguien así que nos montamos en el teleférico para subir a la cumbre de la montaña. 

El viaje no dura ni diez minutos pero algunos lo pasaron realmente mal. Hay que entender que hay una diferencia de altitud de 1320 metros y además en la cabina vas muy apiñado con lo que la sensación de claustrofobia sumado a la impresión de la subida puede producir vértigo. 


A pesar de todo, las vistas desde lo alto de la montaña son impresionantes. Desde arriba, puedes hacer senderismo por varios senderos. Nosotros preferimos bajar pronto para evitar el descenso en las últimas cabinas ya que había cola. Lo que sí hicimos es un comer un Schnitzel en el restaurante que nos ayudó a recuperar el aliento.







Y para terminar el día de hoy nos acercamos a la famosa iglesia de San Sebastián en Ramsau, posiblemente la iglesia que ha salido en más folletos de turismo del país. Un lugar impresionante con la estampa del monte Watzmann, el riachuelo y el puente. Eso sí, intentad aparcar lo más cerca posible, porque nosotros paramos en cuanto el Waze nos lo indicó y tuvimos que ir andando un tramo bastante  largo, menos mal que de camino pudimos hacer un alto y tomarmos un pretzel con una Radler en una carpa en la que estaban cantando y tomando cerveza los alemanes. 






Ya de vuelta al hotel y después de un descanso, salimos a cenar cerca del alojamiento pues estábamos bastante cansados y al día siguiente nos esperaba un madrugón interesante. Para la cena, elegimos el restaurante S'Kloane Brauhaus del que habíamos leído buenas reseñas. La verdad es que no comimos nada mal y el precio asequible pero el dueño fue muy desagradable con nosotros porque no quisimos dejar propina y prácticamente nos tiró encima de la mesa la vuelta. 



A dormir que Hallstatt nos esperaba al día siguiente. Otro sueño viajero hecho realidad. 


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