El último día de un viaje siempre se me mezclan un montón de diferentes sentimientos en la cabeza. Por supuesto pena porque tienes que volver a casa, que para algunos es una bendición, pero para alguien como yo que tengo espíritu Wanderlust, es una maldición. Por otro lado, satisfacción, y más en este viaje, que estuvimos a punto de anular por la pandemia y del que finalmente pudimos disfrutar en familia y finalmente expectación ante ese futuro viaje que tengamos ya en mente o que estemos ya planificando.
Empezamos el día con un desayuno potente y empezamos a recorrer algunos de los rincones de Múnich que aún no habíamos visto (una pena que no tuviéramos tiempo para acercarnos al Palacio de Nymphenburg pero al ser el día de salida preferimos quedarnos en la ciudad ya que este monumento se encuentra a algunos kilómetros del centro.
Así que nada más dejar las maletas en recepción, nos acercamos al Jardín Inglés de la ciudad en metro. La verdad es que nos costó bastante ubicarnos en el mismo debido a su extensión de más de 4 kilómetros cuadrados. Fue diseñado en 1789 por Benjamin Thompson y ampliado posteriormente por Reinhard von Wernerck y Friedrich Ludwig von Sckell. Su nombre (Englishcer Garten) proviene de los jardines ingleses ya que este último paisajista los tomó como ejemplo para diseñar el de Múnich.
Cuenta con algunos edificios interesantes como una pagoda china de 35 metros de altura, una casa de té japonesa o un pequeño templo de estilo griego de 1836. Nos dedicamos a dar un largo paseo intentando llegar a todos estos hitos que he mencionado anteriormente y alguno conseguimos.
- diciembre 29, 2021
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