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Nos complace anunciarte... (Asturias 2013)

En primer lugar, queremos agradecer tu participación dentro de nuestro "Juego de las Escapadas" y nos complace anunciarte que has sido una de las agraciadas en el sorteo con la escapada CONOCE NUESTRA COSTA Y NUESTRA LONJA"

Así empieza el e-mail que con fecha 24 de mayo recibí en mi correo anunciándome que había sido agraciada con una estancia de dos noches en el Hotel Pleamar en Puerto de Vega (Asturias). 

Tras un primer "no me lo puedo creer", llamé por teléfono a la persona que aparecía en el e-mail y efectivamente me confirmó la noticia. Me dijo que tenía que ponerme en contacto con el hotel para confirmar fechas posibles y así poder disfrutar del premio. Rauda y veloz, así hice.

Tras una primera llamada infructuosa, porque no había manera de encajar fechas, Mª Luz se pone en contacto conmigo y me ofrece una posibilidad, con una única pega, tener que cambiar una de las habitaciones en el segundo día. Por supuesto, eso no es problema, la cuestión es poder disfrutar del premio en unas fechas que nos convenieran.

Así que con esta agradable noticia, y sin casi tiempo para organizar el viaje, el día 29 de junio pusimos rumbo a Asturias, una comunidad que por cierto ya conocíamos en su parte occidental pero no oriental.

Y como es habitual en nuestros viajes, madrugón espectacular, hay que aprovechar el día al máximo.



Primera parada por el camino para avituallamiento, aunque algunos, mis enanos, no están por la labor.


Por el trayecto, hacemos una breve parada en el embalse de los Barrios de Luna, espectacular a esta hora de la mañana.



Y así, casi sin darnos cuenta, y después de comprobar que los peajes en España no son muy baratos, 25€ entre la AP-6 y la AP-66, llegamos a nuestro primer destino: Cudillero.


Afortunadamente y como siempre solemos hacer, nos habíamos informado de dónde aparcar, además Cudillero nos recibe en fiestas, las Fiestas de L'Amuravela y el Tom Tom nos dirige sin problemas hasta el aparcamiento en el puerto a escasos metros del pueblo. Menos mal, porque en el propio puerto estaba la Guardia Civil prohibiendo el paso a los coches.

El día nos recibe gris, apagado, y con una temperatura fresquita, unos 18º. Aún así, las vistas de Cudillero y del entorno son impresionantes.




Algunos se empeñan en hacerme fotos. Pero si me he levantado a las 4 y media, ¿cómo quieres que salga decente? Razz Razz



Sigamos con el relato. Nos fuimos acercando ya a la Plaza principal que recibe el nombre de anfiteatro por su forma situada entre la montaña y el mar y con sus casas de colores en forma ascendente cubriendo toda la ladera de la montaña.






Las banderas que veis y los puestos nos anuncian lo que ya sabíamos: estamos en fiestas. Aún así, y reconociendo que las banderas dan un color especial a la plaza, no podemos entender que, si bien no estamos ante una iglesia románica ni gótica, coloquen un escenario justo en la fachada de la misma. Crying or Very sad Crying or Very sad





Pero realmente lo más destacable de Cudillero es su ya nombrada plaza y el ver la misma desde lo alto, por ello empezamos a subir escaleras y a meternos por calles estrechísimas, buscando los ansiados miradores desde los cuales poder ver la plaza desde diferentes puntos de vista.



     
     





Asimismo, también nos acercamos al malecón y a una especie de mirador con la rosa de los vientos en el suelo dibujada.






Y con estas últimas fotos, volvimos la vista atrás para despedirnos de Cudillero, ha sido corto pero muy intenso. Alguna vez volveremos.



Volvimos al aparcamiento del puerto y nos damos cuenta de que en verdad el refrán dice: Al que madruga Dios le ayuda". Autobuses y coches por doquier y prácticamente ya no queda aparcamiento, menos mal que nosotros ya nos íbamos a nuestro siguiente destino: Luarca.

Aunque dudamos por el camino en llegar a Luarca o no, al final el destino quiso que lo hiciéramos y la verdad es que se lo agradecen enormemente. Cudillero nos gustó, pero Luarca nos encantó. Quizás no sea  una localidad tan turística como Cudillero o al menos conocida, pero esa villa marinera y señorial al mismo tiempo con sus casas antiguas y su precioso puerto nos enamoró. Para nosotros, una grata sorpresa y un gran descubrimiento.

Aparcamos en el aparcamiento La Curtidora, supongo que la intención era llegar a cobrar por el mismo, pero la sensación es que no terminaron el aparcamiento y ahora es un espacio gratuito donde poder dejar el coche y a muy poca distancia del centro mismo de Luarca.



En un paseo breve, llegamos a un palacio que nos deja atónitos y más porque son unas oficinas de la Seguridad Social, entramos en sus jardines y nos ponemos a hacer fotos a diestro y siniestro. Debe de ser una gozada trabajar en un sitio así.


     


Fuimos acercándonos al centro siguiendo el curso del río Negro. Hay muchos puentes que cruzan el río pero sin duda el más famoso es el Puente del Beso, llamado así por una leyenda que os dejo.

En la edad media, los mares estaban dominados por piratas. Uno de los más famosos y podereosos piratas que asolaban a los viajeros españoles se llamaba Cambaral.

Era el terror de los pasajeros no solo porque se apoderaba de las naves y robaba sus valiosas pertenencias sino, porque concluía su labor, torturándolos y finalmente asesinandolos. Raptaba a las bellas doncelas para después traficar con ellas en los mercados. Muchas veces el gobierno tomó carta en el asunto, envió poderosas naves de guerra para capturarlo.

Pero fue inútil porque Cambaral los derrotaba a todos. Un noble caballero, llamado hidalgo que vivía junto al mar, indignado con tanto abuso, se propuso capturarlo, preparó a sus hombres e inició la misión. Luego de una larga y cruenta batalla, Hidalgo venció a Cambaral que quedó herido de gravedad.

Hidalgo, que además de buen guerrero era una persona compasiva, llevó a Cambaral a su casa, para curarlo antes de entregárselo a la justicia.

Cambaral fue atendido en el palacio de Hidalgo por su hija, una bellisima muchacha de la que se enamoró perdidamente. Ambos descubrieron sus sentimientos y decidieron huir para hacer realidad sus sueños de amor y pasión sin que nadie pudiera oponerse a ellos.

La doncella esperó a que su padre se durmiera y luego, se reunió con su amado. El pirata la esperaba. Unieron sus almas en un beso apasionado. Estaban entregados a sus sueños y su pasión. Pero, raramente las historias tienen finales felices y será por eso, o será por lo que será, en ese preciso momento, Hidalgo, los sorprendió. Se sintió traicionado y lleno de ira, con una filosa espada mató a los dos amantes cortándoles las cabezas.

Los cuerpos quedaron abrazados fuertemente, y las cabezas rodaron hacia el mar hasta perderse en él.

En su memoria, fue construido en el lugar del incidente un puente al que todos llaman el Puente del Beso. Muchos que en él se encuentran dicen que a la media noche, cuando birlla la luna llena, se escuchan palabras amorosas que provienen del mar. Y que si miramos hacia el horizonte, pueden verse flotando en el mar dos cabezas unidas por un beso.


Precioso, ¿verdad? Justo al lado opuesto al Puente del Beso se encuentra el Barrio de la pescadería. También nos acercamos al centro de la villa donde se encuentra la iglesia de Santa Eulalia.





     








Imposible no rendirse a los pies de estas vistas.



Por desgracia, no pudimos fotografiar el Ayuntamiento que estaba con andamios, ni tampoco tuvimos tiempo de acercarnos a la llamada Mesa de Mareantes, donde hay 14 paneles de cerámica de Talavera que narran episodios de la historia de Luarca.

Y desde el puerto hicimos una fotografía de la Capilla de la Atalaya, donde curiosamente y si os fijáis se ve una boda, una señora muy agradable nos comentó que en esa capilla se casan los pescadores. ¡¡Vivan los novios!!


Y también os dejo una foto de la playa de Luarca.


Casi sin darnos cuenta, se nos hizo la hora de comer, así que buscamos en el mismo puerto un restaurante en donde poder descansar algo saboreando un menú económico, algo que en Luarca es muy fácil, ya que por todo el puerto y por todo el centro hay multitud de restaurantes con menús que ofertan un gran número de platos a un precio asequible, entre 10 y 12€. Comimos en este con este menú.



Y con la tripita ya llena, volvimos al coche a proseguir nuestro camino, nuestra siguiente parada: el Hotel Pleamar en Puerto de Vega.

Llegamos al hotel y la Playa de las Catedrales

Sin más dilación volvimos al aparcamiento y hacia el hotel, ya era hora de dejar las maletas y ocupar nuestras habitaciones.

El hotel en el que íbamos a estar alojados es el Hotel Pleamar de tres estrellas, en la localidad Puerto de Vega, a unos kilómetros de Navia. Sin problemas y gracias al Tom Tom, conseguimos encontrar su ubicación y muy cerca de la autovía, como nos gusta a nosotros. La primera impresión del mismo fue muy positiva. ¡Qué chulo!



Justo antes de entrar, Mª Luz sale a nuestro encuentro, ¿eres Susana, verdad? Os estábamos esperando. Vaya bienvenida tan calurosa. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de conocer a alguien y saber desde un principio y con el primer apretón de manos que es persona estupenda? Pues esa impresión tuvimos nada más ver a Mª Luz, incluso se empeñó en subirnos la maleta, que por supuesto no le dejamos, si ya llevaba tripulante a bordo en su barriguita. Very Happy Very Happy

Una de las habitaciones La Lubina, iba a ser nuestro punto de operaciones, ¡¡qué chulo!! mira esos detalles tan marineros, y la sala de lectura y el salón, qué bonito todo.






Mª Luz nos da un plano de la zona y nos indica qué podemos visitar en los alrededores, algo que es de agradecer cuando se llega a un alojamiento, cercanía y calidez.

Tan sólo nos aseamos un poco y rápidamente nos ponemos los bañadores, a pesar de que el día está gris y con temperaturas no muy altas, el peque y el no tan peque están deseando ir a la playa. Vale, un ratito, que no hace tiempo para ello, y de paso visitamos la famosa playa de las Catedrales.

Tras perdernos gracias a la ubicación del GPS, que el pobre no sabía cómo llegar a la playa y acabar en la playa de los Castros, pensando que era la de las Catedrales, llegamos a nuestro ansiado destinos. Son las 5 y a las 4 ha sido la hora de bajamar. No se os olvide revisar la tabla de mareas antes de acercaros a la playa de las Catedrales, mirar bien a qué hora es bajamar, ya que aunque la playa tiene su encanto a cualquier hora, lo ideal es pasear  por la misma.

No os preocupéis con la ubicación de la  playa, nosotros nos perdimos justamente por seguir las indicaciones del Tom Tom, en la A-8 tenéis a la altura del kilómetro 516 una clara indicación de la salida para la misma.

Al llegar allí hay un gran aparcamiento y luego puedes bajar a la playa por unas escaleras, también puedes verla desde los miradores en la parte superior, nosotros no pudimos verla por completo porque está formado por pequeñas calas y por unas rocas con formas diversas y laberintos por los que puedes pasear kilómetros y kilómetros, y los enanos no estaban por la labor, más bien querían jugar e incluso se atrevieron a darse un baño en las pequeñas piscinas que bajamar había dejado por la playa. Disfrutaron un montón y puedo decir que sin duda se merece el reconocimiento de ser considerado una de las playas más bonitas de España y del mundo.







     

     


   





Venga, chicos, que tenemos que volver al hotel, que empieza refrescar. Nada, no hay manera, ¿cómo le puede gustar a alguien tanto la playa? Y eso, que por sus caras, el agua debía de estar más bien fresquita.

     





     



Damos un breve paseo por Puerto de Vega (Asturias)

Ya aseados, duchados, sin arena y después de un breve descanso, nos dispusimos a ir a cenar por Puerto de Vega. Previamente nuestra encantadora anfitriona Mª Luz nos había indicado diferentes restaurantes donde poder hacerlo. Todos con estupendos pescados y mariscos de la lonja del pueblo pesquero en el que estábamos alojados, pero por desgracia, un poco caros para nuestro maltrecho presupuesto sobre todo teniendo en cuenta que era para cenar.

Después de descubrir que sin duda, adoro el norte, adoro su temperatura, adoro el olor a mar, adoro pasear con manga larga en verano por la noche y poder respirar sin morirte de calor, y deleitarnos con el encanto de este bellísimo pueblo marinero, nos acercamos hasta el Mesón Centro, como su nombre indica, en el centro del pueblo.

     


 






Y así, después de comer unas cuantas raciones, exquisitas por cierto: chopitos, patatas 4 salsas y croquetas, nos acercamos hasta la Capilla de la Atalaya, por el camino encontramos la casa en la que murió Gaspar Melchor de Jovellanos.


Las vistas desde la Atalaya, impresionantes, decididamente cuando me jubilé, me iré a vivir cerca del mar para sentir su brisa y su olor de cerca.






     

Bastante cansados por el madrugón pero satisfechos por el completo día que habíamos tenido, volvimos al hotel a descansar, os imaginaréis que dormimos a pierna suelta de un tirón cheers cheers

Os dejo con esta preciosa vista de Puerto de Vega y si hacéis un pequeño esfuerzo, seguro que podéis oler las flores que puedes encontrar por todo el pueblo. ¡¡Una preciosidad!!

Día 2: Basílica de Martiño (Foz) y Tapia de Casariego

Amanece un nuevo día en Puente de Vega y hoy parece que el sol nos va a acompañar en nuestro viaje por tierras asturianas y gallegas, porque nuestro primer destino iba a ser la Basílica de San Martiño cerca de Foz (Lugo).

Pero antes de nada, hay que reponer fuerzas y desayunar en buenas condiciones para poder afrontar el día emocionante que nos espera.

Bajamos al restaurante y nos encontramos con una mesa llena de exquisitos manjares, sólo para nosotros, fruta, repostería casera, tostadas, embutido, zumo de naranja recién exprimido, mmmmm, todo delicioso, os lo aseguro.






De nuevo los detalles marineros del hotel nos sorprenden. Fijaos en estos cuencos para la mermelada.


En efecto, simulan barcas de pescadores. ¡Qué encanto!

Ya bien desayunados, mejor dicho, requetebien desayunados, nos dirigimos a nuestro primer destino, la Basílica de San Martiño en Foz (Lugo), pero al pasar por el desvío de la playa de las Catedrales, no podemos evitar caer en la tentación de verla con pleamar, ¡qué sorpresa la nuestra al ver la playa desaparecida?, uf, cómo impresiona, si ayer estábamos paseando por la arena y ahora sólo hay acantilados, qué fuerza tiene el mar, qué bravo está, impresionante. Como ya os conté, también puedes observar la playa gracias a unas pasarelas que están ubicadas por toda la parte superior del acantilado.





Uno de los famosos arcos de la Playa de las Catedrales a los que no pudimos llegar en el día anterior.

      

Y así, después de quedarnos impresionados por la belleza de la naturaleza, nos acercamos hasta Foz, afortunadamente esta vez el Tom Tom sabe llevar sin demasiados desvíos a la Basílica, resulta muy gratificante ver cómo en un lugar tan recóndito pueda existir un monumento tan antiguo y tan bien conservado como es la Basílica de San Martiño, si sois unos enamorados del arte, sin duda tenéis que hacer una parada en este lugar.


Y de allí al castro de Fazouro, justo al borde del acantilado.





Va llegando la hora de comer y siguiendo las indicaciones de nuestra encantadora guía turística, Mª Luz, volvemos sobre nuestros paseos a Asturias, a la localidad de Tapia de Casariego.

Allí nos dirigimos al puerto dando un breve paseo y visitando la iglesia del pueblo, con su típica construcción marinera.


      




Paseando por el puerto, vemos muchos restaurantes pero los precios se disparan un poco, y al final nos quedamos con uno que tenía un menú de 15€, y también platos combinados para Rubén. De primero pedimos un arroz caldoso, David se pregunta una y otra vez qué será eso de caldoso, cuando ve la fuente de barro, alucina, si eso es como paella pero con más caldo. Pues claro, ¿qué creías que era el arroz caldoso? ¿Quieres probar un poco? ¿Un poco? Menos mal que había arroz para tres personas o más, casi nos deja sin nada y además descubre el centollo, ¿pero no es pollo?, otra vez, qué no, que es centollo, pues sabe igual que el pollo, así que lo bautizo "cempollo". Very Happy Very Happy


Y ahora, playa, playa, y más playa, que nos habías prometido ir a la playa, mami. Afortunadamente de camino al puerto, habíamos visto la playa de Tapia con un buen aparcamiento para dejar el coche, qué grande parece. ¡¡Una preciosidad!! Eso sí, el agua fría no, lo siguiente. Pero eso no es problema para mis enanos, ellos directos al agua a disfrutar.

Id eligiendo casa, aunque la verdad es que difícil elección, ¡¡¡Me gustan todas!!!




Y mientras tanto, y a pesar de la temperatura del agua, sólo 16º, mis enanos no pararon de meterse en el agua y corretear por la playa. ¡¡Incansables!!







Después de un par de horas en la playa, decidimos que con arena y todo, no podías volver a Madrid sin ver la Catedral de Mondoñedo, así que, a pesar de las protestas de los enanos, nos montamos en el coche y directos de nuevo a Galicia a Mondoñedo.

Mondoñedo y Oviedo: final de viaje

Nos quedamos dirigiéndonos a Mondoñedo de nuevo en la provincia de Lugo. Llegamos allí en poco más de 40 minutos y aparcamos en la Avenida de Bos Aires sin ninguna dificultad gracias a las indicaciones de la oficina de turismo de la localidad con la que nos habíamos puesto en contacto por teléfono anteriormente.

El cielo amenaza lluvia y las nubes irrumpen en el cielo para dar a la localidad de Mondoñedo un aire aún más lúgubre.

Empezamos nuestro paseo viendo el famoso Seminario Pontificio que no se puede visitar por dentro.


Y en breve, llegamos a la Catedral de Mondoñedo, sin duda la razón de nuestra visita a esta localidad. Impresionante. Me recordó mucho a la Catedral de Santiago de Compostela, así como la plaza, salvando las distancias y el tamaño pues la de Santiago es aún más majestuosa.




Y así continuamos nuestro paseo por Mondoñedo hasta que, como ya os podéis imaginar, habíamos visitado todos los lugares marcados como de interés en el plano, y es que no hay quien me pare con un plano en la mano. Very Happy Very Happy

Para cenar este día, elegimos acercarnos a Navia, ya que al ser una localidad menos turística, más comercial, sería más fácil encontrar algún bar tipo hamburguesería para comer, bueno, esa idea nos guió y también San Google.


      

Y llegó el último día de nuestro breve pero emocionante viaje a Asturias.

No madrugamos mucho, volvimos a desayunar como reyes y nos despedimos del Hotel Pleamar hasta otra ocasión.

      

Por ser el último día haríamos una breve parada, que al final no fue tan breve, en la capital, Oviedo y teníamos un par de destinos preferentes, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, dos de los monumentos prerrománicos que se pueden visitar en los alrededores de Oviedo.

Sin problema llegamos al Centro de Interpretación del Románico en donde se ubica un aparcamiento lo suficientemente grande para dar cabida a todos los coches que se quieran acercar hasta este punto. En el centro, nos comunican que al ser lunes, la entrada a ambos monumentos es gratuita, cosa que ya sabíamos pero también nos dicen que la apertura de uno de ellos es a hora punto y luego la apertura del otro es a y media, es decir que no están abiertos sino que un señor los abre y los cierra para que no permanezcan abiertos sin vigilante. Vaya, nos quedan tan sólo unos minutos para en punto y poder llegar a ver Santa María del Naranco, venga, vamos para arriba por este sendero que así llegaremos antes que por la carretera.

Con suerte, llegamos a tiempo, y uf, impresiona y mucho. Comentaros que Santa María del Naranco en realidad era un palacio y pensar que lleva en pie tantísimos siglos te deja casi sin aliento, bueno, eso y la carrera para llegar a tiempo.

Disfrutad de las fotos. Imprescindible para los amantes del arte.



     
      

Y después San Miguel de Lillo, imposible hacer fotos del interior, según nos comentó el vigilante, antes estaba permitido pero sin flash y siempre había alguno que acababa haciendo la foto con flash, con lo que llegaron a la prohibición total. Una pena, desde luego.



Y dos monumentos juntos.


Vale, de acuerdo, San Miguel de Lillo y David, pues eso, dos monumentos Very Happy Very Happy

Y ahora, ¿qué hacemos? ¿Nos marchamos ya hacia Madrid o seguimos visitando Oviedo? La verdad es que era una pena que ya que habíamos parado en Oviedo, nos marcháramos sin visitar al menos la Catedral, bueno la catedral y todo lo que se pudiera.



      



Una de las cosas que más les llamó la atención a los niños eran la cantidad de estatuas de bronce que había por toda la ciudad.

      

     
Algunas de ellas provocaron las risas de David y Rubén. La primera es de Botero, la segunda no.

      

No llegamos a ver la estatua que hay de Woody Allen, para otra ocasión.

Nuestro viaje iba llegando a su final, y Oviedo aún nos quería recordar que efectivamente, el 1 de julio habíamos estado paseando por sus calles.


Fue un viaje inesperado, no preparado con mucha antelación, producto de un premio de esos sorteos a los que estoy enganchada en FB, y por ello quiero terminar este relato, dando las gracias a Asturias Turismo por este tipo de promociones, sin duda la mejor manera de hacer publicidad de una tierra muy especial y por la que siente gran cariño. ¡¡¡Volveremos, seguro!!!

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