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Visita a Patones de Arriba

En un día soleado del mes de Marzo, nos acercamos con unos amigos a la localidad de Patones de Arriba en la sierra norte de Madrid.

Patones está dividido en Patones de Abajo y Patones de Arriba, y el pueblo pintoresco y turístico es el de Arriba. Pero en nuestro caso, llegamos en coche hasta Patones de Abajo y siguiendo la Senda Ecológica del Barranco, llegamos hasta Patones de Arriba. En poco menos de 1 kilómetro llegarás al pueblo de Patones de Arriba. En una senda perfectamente condicionada y sin mucha dificultad aunque en pendiente, pero así te ahorrarás el tener que dejar el coche en cualquier lugar, con el problema de que sufra algún desperfecto. Bien es verdad que a nuestra llegada a Patones de Arriba vimos que había dos aparcacoches, o al menos dos personas que se encargaban de indicarte dónde aparcar, pero los lugares para ello eran ya mínimos, no había ni siquiera sitio en una carretera en desuso estrecha y empinada, así que nuestra recomendación es que si no vais con personas mayores, no dudes en dejar el coche en la explanada que hay justo antes de empezar la subida.





















Empezamos nuestro paseo por Patones de Arriba.

Como aún teníamos una hora larga antes de comer, decidimos adentrarnos en el pueblo de Patones y descubrir sus rincones y sobre todo disfrutar del magnífico día soleado y de las calles empinadas y de pizarra de este adorable pueblo de la sierra norte madrileña.

Empezamos por la Iglesia de San José, hoy en día está dedicada a exposiciones y promoción turística.


Pero en este caso a la visita a Patones, lo más interesante no son los monumentos, sino el pueblo en sí, así que nos adentramos por esas calles empinadas y con sabor a auténtico.













 

Y así cruzamos todo el pueblo hasta llegar a los arrenes, construcciones irregulares de pizarra donde se sembraba el cereal para el ganado.






Volvimos descubriendo nuevos rincones en Patones casi a la entrada del pueblo en donde se encontraba el restaurante en el que habíamos reservado para comer: El Bodegón de Patones.







 




Ya con el estómago lleno, proseguimos descubriendo Patones, dirigiéndonos al lavadero y a la fuente, de 1908, lugar de encuentro de las mujeres.










Y así, disfrutando de la naturaleza y del ambiente rural, terminamos nuestra visita a Patones de Arriba. Paseo que os recomendamos que hagáis, a tan sólo unos cuantos kilómetros de la capital, para oxigenaros y disfrutar de un día tranquilo con buena comida y preciosos paisajes.














Y recordad la leyenda de Patones:

Presumen de ser el único enclave de la Península Ibérica que los franceses no encontraron en su conquista napoleónica. Una verdad demasiado atrevida teniendo en cuenta la dimensión de la piel de toro, pero de la que hay constancia en varios de los locales de Patones. Los franceses no encontraron el camino y por eso no la conquistaron, cuenta la leyenda que ha pasado de padres a hijos y que los vecinos de Patones repiten con orgullo.

Y así nos lo recuerdan con placas por todo el pueblo.


Espero que os haya gustado la review. cheerscheers

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