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Visita a Llerena

Breve historia sobre Llerena

La ocupación de Llerena en época árabe es uno de los momentos históricos más importantes de esta ciudad concida entonces con el nombre de Ellerina, pero el establecimiento humano en la zona se remonta al Calcolítico, como así nos aportan algunos hallazgos como el célebre "idolillo de Llerena" realizado en hueso.

En momentos prerromanos  la comarca estuvo enclavada en la Baeturia Turdula, de cuya época se han situado algunos poblados fortificados en los parajes conocidos como La Dehesilla y Las Mesillas.

El teatro romano de la cercana Regina nos habla de la importancia que estas tierras tuvieron tanto para la Bética romana, como para la vecina provincia romana de La Lusitania con capital en Mérida.

La conquista de estas tierras por las tropas cristianas de Fernando III y el posterior establecimiento de la Orden Militar de Santiago traerá a Llerena un esplendor económico y social, auspiciado por el interés de algunos de sus maestres santiaguistas, convirtiéndose en capital de la provincia de San Marcos de León y Provisorato del Priorato de  San Marcos de León, estableciéndose en ella la Audiencia y la Tesorería de la Orden de Santiago y la Sede del Tribunal de la Inquisición.

En estos años en los que Llerena llegaría a residencia del Prior, es cuando se levantan magníficos edificios de carácter religioso y civil, llegando a ser a finales del siglo XVI, con sus 8.300 habitantes fruto de la convivencia de comunidades religiosas, cristianas, judías y mudéjares, una de las poblaciones más importantes de Extremadura y la segunda más poblada.

El Tribunal de la Inquisición, con jurisdicción sobre los maestrazgos de Alcántara y Santiago y los obispados de Badajoz, Coria, Plasencia y la salmantina Ciudad Rodrigo, permanecerá hasta 1834.

Entre los  muchos personajes ilustres que vivieron en Llerena destaca el que fuera consejero de los Reyes Católicos, Luis de Zapta, el teólogo y escritor Juan Maldonado, el descubridor del Gran Cañón del Colorado, García López de Cárdenas, el cronista de las Indias Pedro Cieza de León, el pensador Benito Arias Montano, la poetisa Catalina Clara o el pintor Francisco de Zurbarán , entre muchos otros.

Llerena se ha convertido en la actualidad en un importante núcleo al sur de Extremadura, con un admirable y reconocido patrimonio monumental al que acuden miles de visitantes para disfrutar tanto de su historia como de su gastronomía, festejos y costumbres populares de sobra reconocidas por estas tierras meridionales.

Llerena es una de las localidades más bellas que visitamos en nuestro viaje por tierras extremeñas y andaluzas en Semana Santa 2011. Aunque el trayecto en coche desde nuestro lugar de descanso, Almadén, hasta la propia Llerena fue "algo" accidentado (un problemilla con unos guardias civiles con un defecto en la vista), al menos mereció la pena pues en verdad Llerena me pareció una maravillosa ciudad llena del encanto propio de la tierra con sus casas y edificios blancos y sus callejuelas estrechas.



Lo primero que visitamos de camino a la Plaza fue el Palacio de Doña Mariana. Construcción novecentista con un atractivo patio cuadrado, donde se conservan galerías de arcos y bellas columnas de hierro fundido. En la actualidad está ubicada en ella una Hospedería de Turismo. Nos dejaron entrar sin ningún problema para hacer fotos e incluso nos dieron la llave de acceso al tejado desde el cual pudimos hacer la panorámica que he puesto arriba. Un lujo a pesar de que estaba lloviendo.

















La Plaza Mayor en el centro de la localidad es a la vez un histórico y ejemplar diseño de plaza espectáculo, con magníficas baconeras, galerías de arcos donde se observan soportales mudéjares que nos hablan de un recinto realizado tanto para uso religioso como mercantil y, sobre todo, para divertimento de la población, lo que  nos lleva a recordar que siglos atrás esta plaza fue tanto escenario de autos de fe como improvisado coso de toros.
En la parte  occidental de la plaza se encuentra el Ayuntamiento, con una bella fachada de estilo ecléctico disponiendo en su interior de un bello patio fortificado en estilo clasicista del siglo XVII.

En el denominado Portal de Morales, a base de arcos de ladrillos enmarcados de alfiz, estuvo situada la casa taller del insigne pintor extremeño Francisco de Zurbarán, que residió en la ciudad 15 años hasta su marcha a Sevilla. Frente a este lugar se levanta la Fuente de Zurbarán, diseñada por el propio artista nacido en Fuente de Cantos.









En la plaza se encuentra uno de los monumentos más emblemáticos de LLerena.

La Iglesia de Nuestra Señora de la Granada. Su construcción se inició en el siglo XIV en estilo gótico-mudéjar, su primer nombre fue el de Iglesia de Santa María, que dispuso hasta el siglo XVIII de un bello artesonado de madera sustituido por bóvedas de aristas, así como siete capillas de las que se conservan hoy día la de San Juan Bautista y la del Prior Gonzalo de la Fuente en estilo renacentista.

Del siglo XVI es su majestuosa torre de planta rectangular, levantada sobre un campanario gótico mudéjar del siglo XIV, pudiéndose admirar a los pies de la misma y en estilo gótico la Puerta del Perdón.

En esta misma centuria se abrieron al exterior sus bellas arquerías, compuestas de dos cuerpos de galerías en estilo mudéjar y utilizada como lugar de asiento y palco durante siglos para contemplar tanto fiestas taurinas como autos de fe.

En su interior podemos apreciar unos lienzos pintados en el siglo XVII por Francisco de Zurbarán para el retablo de la capilla mayor, destacando el Cristo Crucificado. En estilo barroco se levantó el Camarín de la Virgen en 1702.

En la impresionante fachada norte de la iglesia se observa una fachada barroca en cantería, que está rematada por un frontón en cuyo tímpano se sitúa el escudo coronado de la Granada acompañado del de la Casa de los Austrias, el del Papa y el de la ciudad.








          







         

          




Puerta del Perdón.  Se trata de una puerta muy abocinada con cinco arquivoltas conformadas por baquetones. Las dos arquivoltas exteriores aparecen decoradas, la primera con una serie de leones rampantes y una cruz flanqueada por dos castillos en la clave, aludiendo a la provincia de San Marcos de León, la segunda con una sencilla decoración vegetal.


En la misma plaza se sitúa el Ayuntamiento, al cual accedimos al interior pues posee un bello patio. 






En nuestro paseo por Llerena llegamo a la Iglesia de Santiago, a la  cual pudimos acceder a su interior gracias a unas señoras que estaban preparadas las flores para las procesiones y que amablemente nos dejaron hacer unas fotografías. Construida a finales del siglo XV en estilo gótico tardío hispanoflamenco y con apreciables influencias santiaguistas en sus trazas, la iglesia parroquial de Santiago se levantó con el fin de que enterrasen en dicho teplo los restos del último Maestre de la Orden de Santiago, Don Alonso de Cárdenas y los de su esposa, San leonor de Luna.

La muerte de Don Alonso antes de acabar su construcción llevaría a su nieto a principios del siglo XVI, Don Alonso de Cárdenas Conde de la Puebla del Maestre, a terminar la obra de su abuelo.

Este impresionante templo es de una sola nave, en cuya portada principal se observan los dos escudos en mármol de los fundadores. Destacan en su interior la Capilla Mayor, el retablo mayor barroco del siglo XVII y las esculturas en mármol en estilo gótico internacional de don Alonso de Cárdenas armado con espada y la de Doña Leonor orando. 






          





           

Iglesia Hospital de San Juan de Dios En estilo barroco y realizado entre los siglos XVII y XVIII es el único hospital conservado de los muchos que tuvo Llerena. Fue edificado por la Orden de San Juan de Dios con la intención de socorrer a los pobres de la ciudad y se convertiría en el hospital más apreciado en la comarca.

En 1759 se construyó en estilo barroco su iglesia, sobresaliendo sus elegantes portadas de estilo barroco y clasicista fechadas en el siglo XVII y en su interior, un patio porticado con cuatro galerías.


           

            

Otro de los lugares que me fascinó fue el Convento de Santa Clara. Afortunadamente las monjas accedieron a permitirnos visitar  la iglesia después de comprarles unos dulces exquisitos y pedírselo con mucha educación. Y la verdad es que mereció la pena. De estilo clasicista, fue fundado en el año 1508 por la que fuera abadesa de este mismo convento, Isabel Delgado a la muerte de su esposo Rodrigo Porrado, Comendador de la Orden de Santiago. Presenta una impresionante fachada en estilo clasicista y realizada con numerosas hiladas de ladrillos, donde destacan sus dos bellas portadas que poseen tres niveles y en la esquina una doble espadaña.

Este convento tiene un hermoso claustro porticado y una iglesia de nave única con bóveda decorada magistralmente con pinturas al fresco del siglo XVI, guardando entre otras obras artísticas la bella talla de San Jerónimo que realizara el genial imaginero Juan Martínez Montañés.














           


Por último, el Palacio de los Zapatas. Construido en los inicios del siglo XVI por el que fuera consejero de los Reyes Católicos, Luis Zapata, es sin duda uno de los edificios civiles más emblemáticos de la ciudad de Llerena.

En 1570 este Palacio pasó a ser la sede del Tribunal de la Santa Inquisición hasta la desaparición del mismo, observándose algunas modificaciones de esa época y de tiempos posteriores, siendo en la actualidad sede del Juzgado de Primera Instancia de la Comarca.

Impesionante es su pórtico de entrada realizado en estilo renacentista, compuesto por doble arquería de medio punto que descansa en bellas columnas entorchadas. Aunque en la actualidad cegada, llama la atención su antigua entrada principal con una magnífica portada gótico-flamenca.

Ya en el interior de este Palacio podemos admirar uno de los más bellos patios de estilo mudéjar del sur de Extremadura.






           

Y para terminar nuestra visita a Llerena, una vista de los restos de la muralla.




Como habréis podido comprobar, una bella localidad en la provincia de Badajoz que merece la pena visitar.

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