Blog Los viajes de Dora Siguiendo los pasos de la familia Trapp en Salzburgo - Día 1 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Siguiendo los pasos de la familia Trapp en Salzburgo - Día 1

Preparativos para una nueva aventura por Europa, en esta ocasión algo más larga que las anteriores. Dejar a los chicos toda una semana en casa sin "adultos" genera alguna que otra duda (cuesta acostumbrarse a la idea de que ya son mayores) pero la vida sigue y el ser humano tiene una capacidad increíble de adaptarse a las circunstancias, así que después de muchas horas de pensar posibles destinos y buscar la mejor relación calidad-precio, decidimos pasar una semana en Salzburgo, la ciudad de Mozart, aterrizando en Múnich con Iberia, ya que a diferencia del viaje que hicimos a la ciudad alemana en Diciembre de 2021, esta vez el precio de Iberia era más económico. Una vez aterrizados, alquilamos un coche para los dos con Europcar a través de nuestra aseguradora Mutua Madrileña con un precio bastante aceptable, un coche de tamaño medio (un Hyunday i20) durante toda una semana por unos 450 euros. 

El siguiente paso sería la reserva del hotel en Salzburgo, una ciudad bastante cara para hospedarse. Como íbamos con coche, queríamos un alojamiento que tuviera parking y preferiblemente al aire libre para evitar esos aparcamientos subterráneos con curvas y más curvas en donde los huecos para aparcar son tamaño mini. Y tras revisar minuciosamente nuestra página por excelencia de reservas de hoteles (www.booking.com), encontramos un precio aceptable en el Hotel Ganslhof, situado a unos 15 minutos del río Salzach que reunía todos los requisitos que necesitábamos: bien situado, que nos permitiría poder ir andando al centro, con parking al aire libre y un precio asequible dentro de los precios altísimos de los hoteles en Salzburgo (tenéis el reportaje fotográfico del hotel en el blog). 

Por último, también tomamos la decisión de hacer noche ya en Múnich para así devolver el coche con suma tranquilidad ya que nuestro vuelo de vuelta a casa salía sobre las 11 y media, por lo que ultimamos el viaje reservando una noche en el Hotel Prizeotel Munich Airport para descansar cerca ya del aeropuerto (no teníamos intención de ver Múnich puesto que ya visitamos la ciudad hace un par de años). 

Después de ponernos en contacto con la Oficina de Turismo de Salzburgo para pedir información y folletos, nos quedaban aún dos cuestiones a resolver antes del viaje: la compra de la tarjeta Salzburg Card que te permite acceso a gran parte de los monumentos de la ciudad y alrededores más una serie de descuentos en otros y la compra de la famosa "viñeta" (una especie de pegatina que necesitas para poder circular por las autopistas en Austria). 

La primera cuestión la solucionamos a través de Civitatis, a través de su web adquirimos la tarjeta que tendríamos que recoger en la Oficina de Turismo de Salzburgo el día de llegada para poder activarla en el primer lugar en el que la utilizarámos. Nos decantamos por la de tres días ya que también nos permitía visitar el Palacio de Hellbrunn incluido en la tarjeta. En su página web encontraréis toda la información sobre la misma y precios. La nuestra de 3 días nos costó 40 euros por persona pero la amortizamos gastando muchísimo más. Y por lo que respecta a la viñeta, accedimos a la página oficial en donde encontramos toda la información para saber cómo adquirirla y cómo usarla. Hay de dos tipos: pegatina (es decir física que se pega en el coche) o digital (a la que asocias la matrícula del coche). Esta última hay que comprarla dos meses antes de utilizarla, así que como no sabíamos la matrícula del coche al ser de alquiler, nos decantamos por la física la cual se puede adquirir en una gran cantidad de áreas de servicio en la carretera que une Múnich con Salzburgo (tenéis el mapa de las mismas en este enlace). Hay dos autopistas que unen las dos ciudades, y si veis en el mapa es recomendable coger la A-8 porque tiene muchas más áreas de servicio. Desde Múnich hasta Salzburgo no la necesitas y justo nada más pasar la frontera de Austria, hay un área de servicio donde la puedes adquirir pero evidentemente hay más coches. Nosotros adquirimos la de 10 días (no hay inferior) que cuesta 9.90 euros. La verdad es que solo la utilizamos una vez (es decir solo tomamos una autopista de pago pero es recomendable comprarla por la carretera porque te evitas dudas de última hora aunque las carreteras secundarias son bastante aceptables y por ejemplo para ir a Hallstatt no la necesitas tampoco, os aconsejo que por el precio la compréis y así no tenéis que estar pendientes durante todo el viaje de si la vais a necesitar o no). 

viñeta

Se corta por la línea de puntos y se pega en el parabrisas en la parte izquierda superior y fuera preocupaciones. 

Empezamos ya con la review propiamente dicha. El avión despega a las 




Salimos con una media hora de retraso pero en el vuelo recuperamos ese tiempo. Al llegar al aeropuerto de Múnich, lo primero que hicimos fue dirigirnos a las oficinas de Europcar para recoger el coche de alquiler. Es muy fácil localizarlas porque solo tienes que seguir las indicaciones de "Rent a car" por el aeropuerto. Ningún problema en Europcar, los trámites muy fáciles, e incluso nos dieron a elegir entre coche manual o automático y entre dos posibles coches ya que no necesitábamos uno con gran maletero al llevar solo dos maletas de cabina. 





Empezamos el viaje hasta Salzburgo como antes os he comentado por la A-8, que aunque es una carretera con más tráfico, nos permitía poder comprar la famosa viñeta en muchas áreas de servicio. Al final, paramos en Irschenberg, en el área de servicio, para comer en el Burger King y comprar la viñeta. Todo muy fácil, te preguntan de cuántos días y ya está. 





No llevábamos ni una hora por tierras alemanas y ya nos enamoramos de esos paisajes, con ese verde tan brillante. 

El recorrido de Múnich a Salzburgo es de aproximadamente dos horas, aunque al ser domingo, encontramos algo de atasco así que al final tardamos cerca de tres horas. Llegada al hotel, check-in y rápidamente empezamos a descubrir Salzburgo. Nuestro primer objetivo: acercarnos a la Oficina de Turismo de Mozartplatz para recoger nuestra Salzburgo Card y ya dependiendo de la hora, iríamos adaptando el planning. 



Nos dirigimos al río a través de la calle Linzer Gasse, una de las vías más importantes de la ciudad llena de tiendas y de restaurantes algo más económicos que en el centro. Lo primero que nos llamó la atención de Salzburgo fueron sus casas de colores suaves tan señoriales y los famosos signos de hierro de cada fachada totalmente diferentes, con el nombre del local en el que se ubican. 






En el número 14 de la calle Linzer Gasse se encuentra un arco al que se accede al Monasterio de los Capuchinos, uno de los lugares del que se disfruta de una de las vistas más impresionantes de la ciudad. De momento, dejamos la subida para otra ocasión.


Llegamos así al puente Staatsbrucke y disfrutamos de los panoramas desde ambos lados así como de la calle Rudolfskai con sus elegantes edificios. 





Como teníamos que ir bastante deprisa para llegar a la Oficina de Turismo a recoger la tarjeta, casi no pudimos ni detenernos por el camino. Tomamos la calle Judengasse que nos llevaba directamente a Mozartplatz. 





Como podéis ver en la foto, justo detrás de mí, se encuentra una estatua de Mozart, obra de Ludwig Schwanthaler, de ahí el nombre de la plaza. Aparte de la Oficina de Turismo, justo enfrente se encuentra el Museo de Salzburgo. En el número 8 de la plaza vivió la viuda de Mozart y también está el famoso Café Glockenspiel. 

Al lado de esta plaza se encuentra la Residenzplatz con una fuente barroca con cuatro caballos marinos y tres delfines. 






En esta plaza está delimitada por el edificio en donde se encuentran los museos de la Residencia que visitaríamos al día siguiente. Hoy teníamos otro destino: el cementerio de San Pedro con sus catacumbas, eran ya cerca de las 6 y prácticamente el resto de los monumentos ya estaban cerrando. 

Pasamos por la Catedral pero no accedimos a su interior y por la Kapitelplatz, donde había unos puestos de comida y de souvenirs. De la plaza destaca la famosa "Sphaera", de Stephan Balkenhol y un ajedrez con piezas de gran tamaño. Había mucho ambiente y mucha gente pues también había una pantalla donde proyectaban obras de teatro y sillas para que la gente se sentara con el beneplácito del buen tiempo con el que nos había dado la bienvenida Salzburgo y que nos iba a acompañar durante todo el viaje. 



El cementerio de San Pedro es bastante antiguo. En su centro se encuentra la capilla de Margarita. En un lateral del cementerio se accede a las catacumbas que son cuevas excavadas en la Festungsberg (colina de la fortaleza) de origen paleocristiano donde posiblemente se reunían los primeros cristianos. Este cementerio forma parte de los escenarios de la película Sonrisas y Lágrimas. El cementerio nos encantó, a pesar de que estaba frecuentado por muchos turistas, se respiraba el silencio y la tranquilidad. 






Accedimos tanto al interior de la capilla antes mencionada como al Monasterio de San Pedro pero había misa así que solo pudimos hacer una foto desde la entrada. 





Uno de los lugares más destacados del cementerio son las catacumbas. Entramos con tan solo 15 minutos antes de que cerraran y empezamos a utilizar la Salzburg Card con lo que la entrada a las catacumbas fue gratis. 








Si tenéis que pagar para visitarlas, podéis saltaros la entrada ya que no son gran cosa pero si compráis la Salzburgo Card, como está incluida la entrada, podéis visitarlas. Lo mejor las vistas desde el interior de las mismas de todo el cementerio y la catedral de fondo. 

A la hora en la que terminamos de visitar las catacumbas, prácticamente todos los monumento se encontraban cerrados así que deambulamos por los alrededores en busca de aquellos que aún estuvieran abiertos, y así prácticamente sin quererlo, encontramos la Iglesia de los Franciscanos (Franziskanerkirche). Es más antigua que la catedral y en su interior destaca fundamentalmente el altar mayor que contiene una Madonna con el Niño de Michael Pacher. 




De vuelta a la Kapitelplatz y escondida detrás del escenario, encontramos la Fuente Capitular construida en 1732 con el dios del mar Neptuno portando un tridente y una corona montado sobre un caballito de mar. 




Ya con la Salzburgo Card en nuestras manos y con los objetivos cumplidos, llegó el momento de dar un paseo más tranquilo por la ciudad y familiarizarnos con ella. Es curioso comprobar cómo el primer día que visitas una nueva ciudad te encuentras algo perdido y poco a poco acabas por sentirte como en casa. 



Directos a visitar la Kollegienkirche (la iglesia universitaria) que aún está abierta. Por el camino, pasamos por la plaza del mercado (Alter Markt) con su fuente de San Florián y la famosa cafetería Tomaselli. 



La iglesia Universitaria se encuentra situada en la Universitasplatz. Fundada en 1620 destaca por ser una de las iglesias barrocas más importantes de Austria. La plaza está llena de gente en las terrazas y de edificios elegantes. 




Se nos va haciendo la hora de cenar así que siguiente los consejos de Tripadvisor, elegimos Spaghetti & Co para tomar una pizza. Algo caro para lo que comimos. Eso sí, empezamos a degustar las Radler austríacas y mmm, riquísimas. Pero antes descubrimos los famosos pasadizos que ha entre Getreidegasse y la plaza donde se encuentra la iglesia anteriormente mencionada. 






Si bien ya llevábamos más de 12 horas despiertos, aún nos quedaban unas horas para poder disfrutar de la noche en Salzburgo. Teníamos una última visita al monte Monchsberg para subir en ascensor a lo más alto y disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad. Para llegar al ascensor recorrimos la famosa calle Getreidegasse llena de tiendas, de animación, de gente y sobre todo de sus letreros en las fachadas de las casas. 






El acceso al monte se realiza a través de un ascensor interior que se encuentra en la plaza Anton-Neumayr. Está incluido en la Salzburgo Card así que no nos costó nada. Posee una longitud de 60 metros y en 30 segundos te lleva a uno de los miradores más increíbles de la ciudad. También hay un restaurante y un Museo de Arte Contemporáneo (que ya estaba cerrado cuando nosotros accedimos al ascensor). Os dejo con algunas fotos de las vistas que hablan por sí solas. 











Como podéis ver en las fotos se nos hizo de noche porque además pasamos un rato dando un paseo por el monte y las murallas. 



Una vez ya abajo nos dirigimos tranquilamente al hotel no sin antes dejar en el puente de los candados o Makartsteg un recuerdo de nuestro paso por Salzburgo. 





De vuelta al hotel pasamos un momento por los jardines Mirabell que aún estaban abiertos pero no tan iluminados como esperábamos. Al día siguiente ya volveríamos por la mañana temprano con más tranquilidad para acceder al interior del palacio también. 

Unas pocas horas en Salzburgo nos habían servido para enamorarnos por completo de la ciudad. Así que nos fuimos ya a dormir para levantarnos temprano al día siguiente y así poder aprovechar todo el día completo en la ciudad. 



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