Blog Los viajes de Dora Restaurante La Blanca Paloma en Parla ~ LOS VIAJES DE DORA
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Restaurante La Blanca Paloma en Parla

Y seguimos con nuestras celebraciones de los meses de Octubre y Noviembre. En esta ocasión nos trasladamos al restaurante La Blanca Paloma en Parla, situado en la Avenida Juan Carlos I. 

El restaurante no está en un local, sino en un edificio en medio de una plaza. El aparcamiento en los alrededores está difícil pero la verdad es que tuvimos muchísima suerte y encontramos justo sitio frente al restaurante. 

Aparte de un menú de fin de semana, que más adelante nos mostraré, el restaurante también ofrece como especialidad diferentes parrilladas para varias personas tanto de marisco como de carne así como arroces, hamburguesas o raciones; por lo que la oferta gastronómica es muy amplia y para todos los gustos y edades. 




El local por dentro no era muy grande y las mesas estaban bastante próximas unas de otras con el consiguiente jaleo, pero la atención fue correcta. 

El menú a un precio de 19,90 incluía 7 platos a elegir de primero, 7 de segundo, bebida, postre o café. 


La mayoría de los comensales nos decantamos por el menú. La peque de la casa eligió una hamburguesa de pollo, mis dos chicos prefirieron probar una de las parrilladas de carne más una ración de patatas con varias salsas y el otro adolescente de la familia prefirió los palitos de berenjena que también probé yo pero del menú. De aperitivo nos pusieron un plato de paella. 




La parrillada estaba formada por patatas, croquetas, alitas de pollo y carne. Lo peor la carne que estaba muy dura como si estuviera recalentada. 

Del menú elegimos entre los diferentes comensales, el arroz meloso (que en realidad era sopa de arroz como suele ocurrir en muchos sitios), las gulas al ajillo con gambas y los palitos de berenjena. 




De segundo la gran mayoría pidió entrecot (qué difícil se hace que te lo traigan cómo tú quieres), el flamenquín y en mi caso, el codillo a la gallega. 




En mi caso que probé el codillo, no me disgustó pero eché en falta unas buenas patatas gallegas con su pimentón, no fritas. 

En general la comida fue aceptable, cantidades razonables por el precio, pero mejorable en algunos aspectos como la parrillada de carne. 

De postre leche frita y profiteroles, aunque la mayoría pidió café que la verdad es que cuando uno va cumpliendo años, ya no le va entrando tanta comida en el estómago.



Nos dieron un licor después de los cafés y también una botellita de aceite, todo un detalle. 

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