Blog Los viajes de Dora Visita a París: una ciudad de ensueño ~ LOS VIAJES DE DORA
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Visita a París: una ciudad de ensueño

En julio de 2009, después de pasar 5 días mágicos en Disneyland París, nos acercamos hasta la propia ciudad de la luz para intentar conocerla lo más a fondo posible.

En un principio teníamos nuestras dudas porque aunque nuestros dos enanos, David y Rubén, están acostumbrados a patear ciudades y a ver monumentos, no sabíamos si iban a poder aguantar el ritmo de una ciudad como París en tan sólo cuatro días y la verdad es que se merecen un aplauso porque no han protestado en ninguno de los sitios a los que hemos ido, eran conscientes de que su momento en Disney había terminado y ahora tocaban iglesias, palacios, caminatas, ... pero Paris tiene algo especial que incluso a los niños fascina.

Estuvimos hospedados en un hotel de la cadena Citea, al ser dos adultos y dos niños queríamos reservar un hotel que tuviera habitaciones tipo apartamento con un dormitorio, cocina y sofá-cama en el salón y de ese tipo no hay muchos en la zona más céntrica de Paris y además los precios en general son bastante elevados, así que nuestro hotel estaba situado en la línea de metro 8 en la parada Liberté, exactamente a unos 20 minutos en metro de Notredame. La opinión sobre el hotel, si la queréis ver, la tenéis en booking.com, la verdad es que tuvimos ciertos "problemillas", lo mejor el precio y la situación, 90 euros por noche el apartamento, pudiendo preparar la cena en él, hace que el presupuesto del viaje se adapte más a las posibilidades de la mayoría de los humanos como nosotros, no repetiremos en él por los mencionados "problemillas" pero algo positivo sí hubo. En este sentido, aconsejo a todo el mundo que piense en hospedarse en Paris que lo haga en un hotel de tres estrellas mínimo ya que por nuestra experiencia, los de dos son inferiores en calidad a los de España y luego te pasan cosas raras. El único argumento a su favor es que al volver a casa mandamos un e-mail de protesta a la cadena y de respuesta nos pidieron perdón y reglaron una noche con desayuno incluído para los cuatro en cualquiera de sus hoteles, por lo menos un detalle.

Previo al viaje, habíamos comprado en la Maison de la France en Madrid la Paris Museum Pass para 4 días, la Paris Visite para tres días y los billetes para el viaje por el Sena en el Bateaux Parisiens.

La tarjeta Paris Museum Pass es un pase que te permite acceder a una lista bastante amplia de monumentos de Paris y alrededores, mencionar que no entra la Torre Eiffel ni la Opera Garnier, pero echando cuentas sale terriblemente rentable. Te puede servir para 2 días, para 4 o para 6, dependiendo de la que compres. Aparte del ahorro económico con su uso, otro factor a su favor es el de no tener que esperar colas, sólo hay que esperar en las torres de Notredame y coger ticket en los Inválidos para visitar la Tumba de Napoleón pero aquí no suele haber casi cola. Es alucinante ver una cola enorme para coger las entradas en el Arco del Triunfo, o en Saint-Chapelle o en Museo Rodin y tu entrar por la fila que pone "Con pase" y ya está y no digamos del Louvre.  

La Paris Visite es un billete que vale para uno, tres o cinco días, según la compres, te vale para cualquier medio de transporte dentro de las zonas 1-3 la más barata o 1-6 la más cara: metro, autobús, funicular a Sacre Coeur, renfe. Si organizas el viaje con trayectos en metro por el centro de Paris es muy útil, en nuestro caso como siempre teníamos que coger el metro para acercarnos al centro y para volver al hotel, nos salía más rentable que el billete de diez viajes. Además Paris es inmenso por lo que si quieres visitar lo máximo posible en pocos días, el metro es un medio de transporte muy útil, sucio, pero rapidísimo y en nuestro caso, seguro, pues no hemos visto ningún altercado en el mismo. Además te hacen descuento con la misma en algunos monumentos como en la Opera Garnier.

Por último el Bateaux Parisiens. Hay muchas empresas que hacen el recorrido por el Sena con explicaciones en español a través de una audioguía. Elegimos ésta porque se puede comprar donde os he dicho, el billete tiene validez para un año y lo puedes usar a cualquier hora y cuando quieras dentro de ese plazo y lo mejor sin esperar cola. En concreto este Bateaux se coge a los pies de la Torre Eiffel, y te lleva hasta Notredame, da la vuelta a la isla de St. Louis y de nuevo a la Torre. 

4 días en la ciudad de la luz, ¿sería suficiente tiempo para ver todos los monumentos que queriamos ver? Empecemos.

VIERNES 10 DE JULIO: VERSALLES Y EL LOUVRE

A pesar de sólo estar cuatro días en Paris, queríamos visitar Versalles, nos encantan los palacios y cuanto más grandes mejor. Como hemos ido en coche a Disney y a Paris, y con ayuda del Tom Tom, llegamos a Versalles en unos 40 minutos porque habia bastante atasco en el Peripheric (algo así como la M-30). Aún así a las 10:00 en punto estábamos en la puerta, se aparca bastante bien justo al lado del palacio aunque claro es de pago.

Entramos, hay que dejar la mochila si llevas comida o si es muy aparatosa, no importaba con el PMP nada de cola (la verdad es que a esas horas no había mucha gente en general). Habíamos seleccionado el viernes como el día de visita porque el lunes cierra y los fines de semana en julio y agosto encienden las fuentes de los jardines y entonces tienes obligatoriamente que comprar una entrada extra para los jardines y no queríamos esperar cola. Para otra ocasión tenemos claro que sólo iremos a ver las fuentes, e intentaremos coger la entrada por Internet.

Para los que lo conozcáis, deciros que es enorme, con la PMP tienes acceso al palacio, al Grand Trianon y al Petit Trianon (al que puedes ir andando o en tren que cuesta también dinero, creo que 3 €) y también a la Aldea de la Reina, un pueblo en pequeño que María Antonieta se hizo construir para celebrar fiestas con la gente de la corte.



 

A pesar de lo que se comenta por otros foros, a mí no me pareció tan recargada como dicen, hay también palacios (Aranjuez o El Escorial) con salas muy pero que muy recargadas, eso sí hay que llegar pronto porque enseguida se llenan las salas y luego es difícil hacer fotos y verlo todo con cierta tranquilidad. La parte más interesante es la de los Aposentos del Rey y de la Reina y no se os olvide mirar al techo, son alucinantes. Imposible de olvidar: la famosa Galería de los Espejos, que separaba los Aposentos del Rey de los de la Reina.




Tardamos un poco menos de dos horas en ver el palacio, así que al salir a los jardines cogimos el tren para acercarnos al Grand Trianon y al Petit Trianon que abrían a las 12:00. También se puede ir andando pero hay más de un kilómetro de distancia. En general unos palacetes más sencillos, más recatados, sin tanta ornamentación, propios del gusto de María Antonieta, que buscaba un lugar alejado del protocolo de la corte para descansar en verano.



 

Sin embargo, lo que más me gustó de todo el entorno fue la Aldea de la Reina, allí en los jardines puedes visitar el Templo del Amor, y el pueblecito de María Antonieta con una serie de edificios campestres como la Lechería, el Almacén, la casa de Juegos, todo alrededor de un lago, en un lugar envidiable, si cierras los ojos, casi consigues escuchar las risas de la reina y de sus invitados jugando al escondite.
Antes de ver la Aldea tuvimos que parar a comer algo en el Grand Trianon, unos bocadillos carísimos y no muy buenos, luego más tarde vimos que en el Gran Canal había restaurantes pero eso hubiera supuesto cambiar el itinerario, sin lugar a dudas, lo ideal es llevarte tus propios bocadillos y comértelos en cualquier sitio pues nadie se va a dar cuenta (no dentro de los palacios claro).

      








De vuelta al palacio en el tren (se me olvidaba decir que el precio que pagas te sirve para subir y bajar cuantas veces quieras) unas últimas fotos del Gran Canal y de Versalles, me hubiera gustado haberme quedado más tiempo dando un paseo por los jardines pero al tener sólo cuatro días, el Louvre nos esperaba, así que había que volver al hotel, descansar un poco y prepararse para seguir admirando más belleza.



 






Gracias al Tom Tom, había convencido a mi marido de que lleváramos el coche para ir al Louvre, ya que fuimos a visitarlo en jornada de tarde-noche. Me explico, el Louvre abre los miércoles y viernes hasta las 22:00, en todos los foros que leí antes del viaje aconsejaban que era una buena muy buena opción porque había menos afluencia de gente, claro que no pudimos comparar pero a pesar de que había gente, sobre todo delante de La Gioconda, conseguimos ver todo lo que queríamos más o menos de forma tranquila.

Aparcarnos cerca del Louvre, exactamente en un parking situado al lado del Pont Neuf, que curiosamente es el puente más antiguo de Paris. En cinco minutos estábamos a las puertas del Louvre, admirando la famosa pirámide de cristal que habíamos visto en El Código da Vinci.



 

 


Comprenderéis que yendo con niños pequeños no teníamos pensado pasarnos horas y horas dentro del museo, así que seguimos el recorrido que había encontrado en otro foro para no perdernos lo más interesante. El recorrido más o menos es de unas dos horas y sólo se visitan dos plantas (la primera y la segunda) y sólo algunas dependencias porque el Louvre es enorme, imposible de ver en un día si uno tiene la intención de irse fijando en cada cuadro o en cada escultura. Para mi gusto es demasiado grande, es decir, para ir de por ejemplo de La Gioconda a las pinturas del Greco tienes que recorrer pasillos interminables, y luego la colocación de las obras es a veces aleatoria, para ver las antigüedades egipcias tiene que cambiar de planta cuando a lo mejor sería más cómodo si estuvieran en la misma planta, no sé como explicarme pero la sensación a veces es de agobio porque no está bien señalizado y te puedes llegar a perder.

      

 

 

 





 

Después de tanta obra de arte, había que reponer fuerzas, en la calle Rivoli vimos un McDonald's, así que como comer ahí es un seguro para los niños, entramos. De los McDonald's en los que comimos en Paris (en éste y en los Campos Elíseos) nos llamó la atención el gran número de dependientes que hay, por lo que apenas hay colas y te atienden enseguida (igual que en España, claro). A la salida de camino al coche pudimos admirar la belleza del Sena, del Pont Neuf y de la Concergerie iluminados. Ahora mismo le comentaba a mi marido que en nuestra próxima visita a Paris (¿bodas de plata?) tenemos que ver Paris de noche, porque si de día impresiona, de noche te deslumbra tanta belleza.




SÁBADO 11 DE JULIO: NOTREDAME Y EL BARRIO LATINO

Otro pequeño madrugón, aunque no tanto como en Disney. Hoy empezaríamos por Notredame y sobre todo por subir a las torres. Aunque llevábamos el PMP, para subir a ver las gárgolas es obligatorio esperar cola, llegamos justo a los pies de la catedral de Notredame unos 20 minutos antes de que abrieran el acceso a las torres, puesto que la catedral está abierta desde bien temprano, nos pusimos a la cola y en cuestión de media hora desde la apertura, ya estábamos subiendo las primeras escaleras de acceso a las mismas. Es decir de espera real sólo media hora, no os podéis imaginar la cola que había a la bajada, cerca de hora y media de espera puesto que se va subiendo en grupos de unos 25 y hasta que esos 25 no han accedido a otra sala contigua no dejan pasar a nadie más, con lo que la espera se puede hacer interminable, si se va en temporada alta es fundamental llegar a Notredame antes de que abran las torres.

      




Unos cuantos escalones y llegamos a la terraza desde donde se accede al campanario y a la torre de la derecha que es a la que se puede acceder a lo más alto. Menudas vistas, ves prácticamente todo Paris, el Sena, los Inválidos, el Sacre Coeur, la Torre Eiffel, el Panteón, los puentes... sin palabras, y cómo no las gárgolas y demás animales mitológicos.





      














La subida a las torres es imprescindible, puede que la vista de Paris no sea la misma que desde la Torre Eiffel o desde el Sacre Coeur pero las gárgolas son impresionantes, parece como si te quisieran hablar, y las ves tan de cerca... si tienes un poco de imaginación no tardas en pensar en el Jorobado y en Esmeralda subidos en lo más alto de las torres.

Una vez bajamos, entramos en la Catedral, fue un poco agobiante porque había mucha gente y además en cuestión de media hora teníamos que verla porque empezaba una misa y no te dejan hacer visita turística durante los oficios, eso sí, un aplauso por la política de fotos en todos los monumentos de Paris, excepto en Sacre Coeur; no te ponen ninguna pega a que puedas grabar y/o hacer fotos sin flash, no como en  España donde es un abuso el que no te permitan ya que no hay ninguna ley que les permita hacerlo, y a veces casi te tratan como delincuentes.

Del interior, lo que más nos llamó la atención es la esbeltez y la altura de las naves, me explico, las catedrales españolas son más anchas y aunque sean también de gran altura no destaca tanto la misma, sin embargo en los monumentos religiosos que visitamos en Francia destaca su altura, como si quisieran estar más cerca de Dios, y por supuesto las vidrieras.

     




Casi sin poder repornernos de tanta belleza, nos acercamos a la Concergerie y a la Sainte Chapelle, la primera es el Palacio de Justicia donde puedes acceder a la cárcel donde tuvieron prisionera a María Antonieta antes de ejecutarla, y la Saint Chapelle es una iglesia que se encuentra en el interior del Palacio de Justicia, es pequeña pero la belleza de la misma es indescriptible, toda llena de vidrieras y pintada en azul. Fue de lo que más me gustó.














Tanto el acceso a la Concergerie como a la Saint Chapelle la hicimos con el PMP. Es obligatorio pasar todo el mundo por los detectores de metal, pero una vez en el patio interior puedes acceder a ambos monumentos sin esperar cola.

En la Concergerie visitas la cárcel y una recreación de la celda en la que estuvo cautiva María Antonieta. Con respecto a esto, deciros que otra de las cosas que más me gustó de Paris es que no se avergüenzan de nada de su pasado, tan pronto ves Versalles, como la Concergerie como la Tumba de Napoleón... ellos admiten su pasado y no muestran ningún reparo en enseñarlo de forma turística a todo el mundo, igual que en España.








Después de tanto monumento, llegaba la hora de comer, sin lugar a dudas el Barrio Latino, comimos en un restaurante a la entrada del barrio, no nos costó mucho teniendo en cuenta que teníamos el Sena justo enfrente, unos 14 € entrante, primer plato y postre más bebida aparte, aunque en otros días descubrimos lugares más baratos sobre todo en la Calle St. Severin donde había fórmulas de 10€, eso sí la bebida nunca entra, la gente suele pedir una garrafa de agua pero nosotros no quisimos arriesgarnos.

Después de comer decidimos seguir por el Barrio Latino visitando la famosa universidad de la Sorbona y por supuesto el Panteón donde están enterrados hombres ilustres de la historia francesa. Además también podemos admirir el archiconocido péndulo de Foucalt. El exterior me recordó bastante al Panteón de Roma con las columnas en forma de templo griego. Maravilloso tanto por dentro como por fuera.
















Y fue en este momento cuando nos dimos cuenta de que un centímetro en nuestro plano equivalía a casi medio kilómetro en la realidad, es decir, que, aprovechando la Paris Visite, tendríamos que utilizarla con bastante frecuencia si queríamos visitar lo que teníamos planificado. En una futura visita a Paris, porque habrá que volver a ir ya que nos ha gustado muchísimo, nos dedicaremos a pasear por las maravillosas avenidas que tiene, a sentarnos en los infinitos parques que tiene, a disfrutar de las tiendas en la calle Rivoli y colindantes, pero en este viaje teníamos otras prioridades y eso nos obligaba a coger tanto el metro como el autobús más de lo deseable, porque Paris es una ciudad para pasear pero teniendo al menos 15 días para disfrutar de ella en su totalidad y nosotros sólo teníamos cuatro.

Así que cogimos un autobús en la misma plaza del Panteón, nuestro destino inicial era la iglesia de St. Sulpice (la que también aparece en el Código da Vinci) pero al pasar por la misma vimos que estaba en obras toda la fachada, así que cambiamos de idea y nos dirigimos a la Plaza de la Concordia (donde estaba la guillotina en la época de la Revolución Francesa) y nos sentamos en los Jardines de las Tullerías para descansar. Ya no podíamos más. Allí pudimos observar cómo los franceses son muy dados a sentarse en los innumerables jardines que hay por todo Paris a descansar, a charlar, a oír música y eso nada más y nada menos que con la vista de la plaza. Impresionante. Es imposible no enamorarse de esta ciudad con ese ambiente.









DOMINGO 12 DE JULIO: HAY QUE APROVECHAR AL MÁXIMO

Efectivamente hoy había que aprovechar el día al máximo porque ya sólo nos quedaba el Domingo y el Lunes para despedirnos de esta maravillosa ciudad y aún quedaban un montón de monumentos por ver. Para que os hagáis una idea del palizón, a las 9:08 estábamos ya delante de la iglesia de la Madeleine para empezar nuestro periplo por Paris. Una de los monumentos que hoy queríamos ver era el Palacio Garnier pero tenía que ser por la mañana porque no nos habían podido asegurar en la oficina de turismo si abría por la tarde o no ya que hasta el 15 de julio hay representación por la tarde-noche y por eso tuve que planificar la visita para por la mañana. Pero decidimos empezar por la Madeleine porque en teoría abría muy temprano, y a la hora de la verdad no fue así. Tuvimos que esperar hasta las 9:30 a que abrieran con el consiguiente "me aburro" reiterado de los niños. Por fuera se parece mucho, al igual que el Panteón, a un templo griego, por dentro también es bastante bonita pero es uno de sus monumentos que si no ves tampoco pasa nada. Otra vez desde la escalinata de la misma podíamos comprobar cómo las distancias en Paris son únicas, la foto en la que aparece la plaza de la Concordia a lo lejos es una sola calle que en mi mapa no era ni dos centímetros, en la realidad más de medio kilómetro.






A la salida de la iglesia, ya era hora de acercarnos al Palais Garnier. En este caso no nos valía el PMP, por las colas no hay problemas, por los menos temprano por la mañana no tuvimos que esperar nada, el precio es de 8€ por adulto pero con la Paris Visite nos hacían un descuento y se nos quedó en 5€ y lo más curioso es que le pedimos dos billetes para los niños ya que en su página web pone que también pagan, nos preguntó la edad, le respondimos que 5 y 10 y no nos cobró nada. Así que la visita sólo nos costó 10€ y la verdad es que por dentro es impresionante. Puede que las fotos no le hagan justicia porque no pueden más que reflejar una pequeña zona pero la Escalera Principal de subida es de ensueño y para recargado las salas donde los espectadores se relajan en los descansos. También te permiten ver el escenario y los palcos mientras que no haya ensayos.





     




Después de la visita de la Opera, yo tenía cierto antojo, quería acercarme a la Plaza Vendome, no para comprar nada claro, sino para deleitarme con las tiendas y caer en la cuenta de que soy pobre,  No  No ¡qué tiendas!, ¡qué precios!, ¡qué hoteles!, ¡qué lujo!, hasta vimos a una modelo haciéndose fotos delante de una joyería, pero no era nadie famosa, al menos no para nosotros, pero nos aportó todavía más encanto a la belleza de Paris. Entre tiendas de Cartier, Dior, Bulgari, etc... también está el hotel Ritz. A los enanos parece que no les impresionó mucho tanto lujo aunque el mayor sí comentó algo así como: ¿y esa camisa vale 300€?, a lo que yo le respondí, Sí, hijo, y está de rebajas.










Desde allí nos dirigimos al Museo de la Armada donde se encuentra además la Catedral de San Luis (cuando llegamos había misa y tuvimos que esperar unos minutos) y por supuesto el Hotel de los Inválidos (realmente es la Iglesia de los Inválidos) donde se encuentra la famosa Tumba de Napoleón, junto a ella también están por ejemplo la del conocido Pepe Botella. La cúpula de la iglesia se distingue fácilmente desde cualquier punto alto de Paris (la torre Eiffel, las torres de Notredame, Sacre Coeur...) por su aspecto dorado.












Después visitamos el interior del Museo de la Armada. Lo más destacable del mismo  es la zona dedicada a las dos guerras mundiales. Los niños disfrutaron mucho y desde luego si se tienen niños es un lugar ideal para ellos, ven multitud de armas, de cañones, de bombas y de paso aprenden algo de Historia.

Mientras estábamos viendo el Museo se nos hizo la hora de la comida, pues nada como teníamos la Paris Visite no había problema, cogimos el metro y nos plantamos en el Barrio Latino en cuestión de menos de diez minutos. Esta vez comimos en un restaurante regentado por españoles, no comimos mal pero un poco más caro que el día anterior, pero por lo menos pudimos comer paella. Volvimos otra vez en metro al museo y terminamos de verlo, como he dicho lo más interesante es lo de la primera y segunda guerra mundial, la otra zona dedicada a todo el ejército francés ya no nos interesó tanto y fuimos un poco más deprisa.

Al salir y aprovechando la PMP, entramos en el Museo Rodin, el lugar es muy bonito con unos jardines muy agradables para descansar, desde luego si no hubiera sido por el pase no habríamos entrado porque para ello hay que ser un enamorado de Rodin, fue como os podéis imaginar una visita algo relámpago, parando sólo en aquellas obras que ponía en el folleto como más interesantes porque no teníamos tiempo para mucho más, eso sí, otra vez volvimos a entrar directamente sin tener que esperar nada de cola y que conste que había, como media hora de espera o más.







     

Cuando terminamos de ver el museo ya era más tarde de las 17:30 con lo que prácticamente todos los museos y monumentos visitables de Paris ya estaban cerrados a excepción de la Torre Eiffel y Sacre Coeur. Como la visita a la torre la teníamos planificada para el último día por la mañana, nos fuimos a Sacre Coeur, lógicamente en metro. Tardamos bastante pues hay que hacer unos dos transbordos, nos bajamos en una parada llamada Anvers que es la más cercana a la iglesia, sólamente hay que subir por una calle llena de tiendas y ya llegas al funicular. Para acceder al promontorio donde se encuentra la basílica, tienes dos opciones, o escaleras (a esas horas de la tarde ya no era la opción buena) o bien un funicular (claro con la Paris Viste gratis). Hay que reconocer la vista de la basílica desde el comienzo de la escalera es espectacular y que las vistas de todo Paris desde lo alto de la escalera justo a la entrada de la basílica también son impresionantes, pero no me gustó la enorme cantidad de gente que había (cuidado con los niños) y sobre todo la maldita sinrazón norma de no poder hacer fotos ni videos. De hecho tuvimos un pequeño "altercado" con uno de los cuidadores pues para evitar que grabara (reconozco que lo intenté) me dio un ligero manotazo y mi marido se lo reprochó (claro en francés) e incluso vino el de seguridad para ver que pasaba. .










Después cogimos el tren que te da una vuelta por todo Montmartre, llevándote incluso hasta el Pigalle y el famosísimo Moulin Rouge, por las calles no vimos nada raro, muchas tiendas eróticas por toda la avenida del Pigalle pero si no hubiera sido por el tren no habríamos tenido la posibilidad de ver nada del ambiente de Montmartre y también es parte de Paris. Nada más volver a Sacre Coeur nos dimos cuenta de que eran ya las 20:30, llevábamos casi doce horas visitando Paris, había que volver al hotel o al día siguiente no podríamos ni levantarnos.


LUNES 13 DE JULIO: NUESTRO FANTÁSTICO VIAJE SE ACABA

Efectivamente, sólo nos quedaba un día más en la ciudad de la luz, Paris. Hoy teníamos planificada la visita a la torre Eiffel, por problemas de vértigo de mi marido no teníamos la intención de subir arriba del todo y la verdad es que una vez que llegamos y vimos la cola que había para subir al piso superior nos alegramos porque como mínimo nos esperaban 3 horas de cola entre subir y bajar, aún así sólo subiendo a la segunda planta y llegando relativamente pronto (9:30 a los pies de la torre) tuvimos que esperar cerca de una hora. Sencillamente maravilloso, como todo Paris claro. Las vistas impresionantes y la sensación de ser una hormiguita ante tal obra de enormes proporciones difícil de explicar. Los niños disfrutaron mucho y más de uno (mi marido) tuvo que bajar por las escaleras porque se estaba poniendo enfermo. La imagen de la Torre Eiffel se quedó grabada en nuestras retinas, hoy en día, dos años y medio después más o menos, mi hijo pequeño, cuando ve alguna película o serie de televisión en la que aparece, me dice: "Mamá, mamá, la Torre Eiffel, ahí subimos nosotros".















     

Para cuando ya habíamos bajado todos nos dispusimos a montar en uno de los muchos barcos que te dan una vuelta por el Sena explicándote todo lo concerniente a los monumentos que ves por el trayecto. Nosotros habíamos comprado con antelación el billete en la Maison de la France de Madrid y así no tuvimos que esperar cola, este billete tiene una validez de un año desde el momento de la compra con lo que sólo tienes que tener en mente hacer el crucero y ya está. Merece la pena, si se puede claro, comprarlo con antelación porque de nuevo te evitas las colas. Cualquiera que sea tu elección de empresa, merece la pena hacerlo, y por la noche debe ser espectacular pero eso corresponderá a otro viaje.



     











     

     


Después de disfrutar de las vistas de la Torre Eiffel desde Trocadero, nueva parada en el Arco del Triunfo después de volver a comprobar lo útil que es la Paris Visite. Más escaleras para acceder a la parte superior y más emociones indescriptibles desde lo alto, la vista de los Campos Elíseos y de cada una de las 12 avenidas que parten del arco es impresionante. ¿Sabiáis que cada avenida conmemora una batalla del famoso emperador?










Para comer tuvimos que improvisar nada más y nada menos que en los Campos Elíseos, así que yendo con niños preferimos elegir lo seguro, o lo que es lo mismo McDonald's. Había muchísima gente pero te atienden más de 10 personas, así que en nada de tiempo estábamos ya con la barriguita feliz, preparados para continuar con nuestro viaje. Como ya habíamos visto todo lo que habíamos considerado fundamental, decidimos volver al centro y nos  decantamos por la iglesia de St. Eustache en el barrio de Les Halles.










A pesar de ser sólo las 17:00 de la tarde, nuestros pies y nuestro cuerpo no podían más, así que volvimos al Barrio Latino para terminar de hacer unas compras de última hora y yo, como profesora de inglés que soy, me quise despedir de Paris vistando la Shakespeare's Company, una librería que se encuentra justo enfrente de Notredame en el barrio latino. Me quedé con ganas de haberme comprado algo, pero al final no me decidí porque entre tanto libro es difícil elegir, otra excusa para volver.

Este fue nuestro primer viaje a París, al año siguiente volvimos pero menos días y en plan más tranquilo. París es una ciudad que no te deja impasible, es una belleza con sus monumentos, con su Torre Eiffel, sus plazas, sus jardines, sus avenidas... volveremos, seguro y desde estas líneas os invito a todos a hacerlo, realmente es una de las ciudades más bellas del mundo.

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