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Visita a Vadocondes

Empezar las vacaciones, al menos una servidora, y decidir salir a descubrir nuevos lugares por la geografía española es una máxima en este blog. Así que, qué mejor manera que aprovechar que el pequeño de la casa estaba en Italia de viaje con sus compañeros de instituto y que el mayor está más fuera que dentro para así salir a perdernos por algún pueblo de esos que tenemos en la lista de "Lugares para ver". 

No fui Vadocondes el lugar elegido, sino Caracena en Soria, solo que después de visitar éste, y a la espera de que abrieran la villa romana de Baños de Valdearados (que por desgracia cierra el último fin de semana de cada mes), nos acercamos a Vadocondes con la intención de dar una vuelta corta que al final se convirtió en un auténtico descubrimiento gracias a la amabilidad del capellán de la iglesia que nos abrió sus puertas y nos la enseñó con todo lujo de detalles. 

Situado ya en Burgos en la Ribera del Duero, cerca de Aranda de Duero, nos llamó la atención nada más llegar por sus vistas sobre el río Duero. 


Accedimos al centro histórico por el Arco de la Puerta Nueva con el escudo de los Reyes Católicos. 



Siguiendo por toda la calle Real, llegamos a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.




Los orígenes del templo se sitúan en pleno periodo medieval, con una construcción de transición entre finales del Románico y principios del Gótico. 

La portada es una de las piezas más significativas del templo, del siglo XVIII. Está organizada mediante dos cuerpos de altura decreciente y tres calles, los soportes del primer cuerpo son columnas acanaladas del orden dórico, mientras que las del cuerpo superior son del orden jónico quedando presidido por la imagen de la Asunción. 


La torre se erigió en el último tercio del siglo XVI, es un recio volumen de cuidada sillería. 


Justo al llegar a la puerta, perdimos la esperanza de poder ver su interior pues había un cartel en el que te daban tres números de teléfono del capellán y otras dos personas que si querías te enseñaban el interior, y la verdad es que no teníamos en un principio intención de llamar, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando una persona se acercó a nosotros y se ofreció a abrirla para mostrarnos y explicarnos su interior. Eso sí que fue una visita guiada personal de lujo. 

El interior del templo está dividido en tres naves de tres tramos, la central de mayor anchura y altura, presbiterio de dos tramos y coro situado a los pies, ubicado en la torre. El espacio se organiza mediante pilares octogonales lisos que sustentan amplios arcos de medio punto moldurados y bóvedas de yesería. 


El cuerpo bajo de la torre se concibió como un espacio vacío para poder alojar el coro sobreelevado cuya parte inferior pertenece a una reforma de finales del siglo XVIII con una bóveda rebajada efectuada en yeso. 


Desde este espacio se accede al campanario a través de una espléndida escalera de caracol del tipo mallorquín. 



En cuanto a la sacristía es una espaciosa estancia cuadrangular con bóveda de arista que responde a la tipología barroca, a pesar de que el año de su construcción es 1781. La sacristía alberga un museo en el que destacan tres relieves con escenas de la pasión de mediados del siglo XVI y el conjunto del apostolado cuyas características remiten al primer tercio del siglo XVI. En cuanto a objetos litúrgicos, destacan un juego de crismeras para guardar los óleos, un cáliz y un copón anterior a la guerra de la independencia. 




El Altar Mayor fue llevado a cabo entre 1751 y 1757, consta de banco, cuerpo tetrástilo y remate de forma de cascarón, sus características se ajustan al momento de transición hacia el Rococó. 

Está presidido por la imagen de la Asunción, en las calles laterales tiene nichos presididos por San José y San Antonio de Padua. 

El remate alberga una hornacina semicircular que aloja a San Fernando. 

     


     


El Retablo de la Virgen está dedicado a nuestra señora del Rosario, es de 1782. Está formado por banco, cuerpo principal y ático. Debió de ser una imagen especialmente venerada, como revela que el respaldo de la hornacina esté calado y protegido por puertas de cristal. 


El retablo del Crucificado está dedicado a Cristo Crucificado. Consta de banco, cuerpo central y ático unido por medio de aletones vegetales. El remate acoge a una hornacina con la imagen de San Juan Bautista. La imagen pertenece al siglo XVI. Según nos comentó el capellán el cristo y el lienzo de detrás estaban recién rehabilitados. 

     

También cabe destacar la elegante pila bautismal, obra renacentista de mediados del siglo XVI. 


Otra imagen importante es la de Nuestra Señora con el Niño, posiblemente la imagen titular de la primera iglesia parroquial. Se ha enmarcado dentro de la primera mitad del siglo XIV. Forma parte del tipo denominado "Vírgenes sedentes que sujetan al niño por el hombro". Nos comentó el capellán que se la encontraron excavando cuando reformaron la iglesia, todo un milagro. 


De nuevo queremos dar las gracias al capellán por su amabilidad y su generosidad al ofrecerse a enseñarnos el interior de la iglesia. 

Una vez terminada la visita, nos despedimos y nos dirigimos a la Plaza Mayor en donde se ubica el Rollo Jurisdiccional del siglo XVI y la casa de la Inquisición. 





Volvimos al coche casi sin poder terminar de dar un paseo por el pueblo, de hecho nos quedamos sin ver las dos ermitas, la de S. Cosme y S. Damián y la del Santo Cristo Humilladero, así como los puentes porque queríamos ir a la villa que antes os he comentado y que por desgracia estaba cerrada. 



Desde el coche hicimos una foto al Arco de la Puerta de Burgos. 

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