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Visita a Saint Jean Pied de Port

Durante nuestro fin de semana playero en el norte de España, hicimos una bree incursión a Francia, concretamente al pueblo medieval de St Jean Pied de Port. 

Desde su fundación a finales del siglo XII, por iniciativa del rey de Navarra, Saint-Jean se convirtió en la ciudad clave del reino en sus tierras de la parte norte de los Pirineos. 

Idealmente situada al pie de los puertos de Cize y a lo largo de la gran vía que cruza los Pirineos por Roncesvalles, Saint Jean Pied de Port abrazó un destino radiante de plaza fuerte, ciudad de guarnición, centro comercial y etapa importante en la peregrinación hacia Santiago de Compostela. 

Ubicada en la confluencia de los dos ríos Nive y en el cruce de las carreteras que recorren todo el País Vasco, esta encantadora ciudad nos invita a descubrir su rica historia, su gastronomía, sus fiestas, sus paisajes y su estilo de vida. 

Nada más llegar, no tuvimos ningún problema en aparcar en la Place des Remparts. Qué gusto llegar a una localidad y que haya preparado un parking céntrico y gratuito. 


Nos dirigimos hacia la iglesia Notre Dame du Bout du Pont, no sin antes cruzar el río Nive. 





Antes de entrar en la iglesia, nos acercamos a la puerta de Navarra, perforada en la muralla medieval, con un hermoso arco y un paso en bóveda ojival. Esta puerta daba acceso a la plazuela situada delante de la iglesia, lugar del antiguo mercado medieval. En el pasado, carros, carretas y remolques debían abrir camino para abastecer a los puestos. Más adelante pasamos por la puerta Notre-Dame que está enfrente del viejo puente que cruza el río Nivel y del barrio de la Calle de España. Las estatuas de San Juan Bautista y de la Virgen con el niño, encima de la torre-puerta nos ofrecen su protección. 

     

Entramos en la iglesia, la cual después de la Catedral de Bayona es el edificio gótico más importante del País Vasco francés. La tradición atribuye su construcción al rey de Navarra, Sancho el Fuerte, en conmemoración de la victoria sobre los moros en las Navas de Tolosa en 1212. Las primeras bases de piedras, grabadas con marcas discretas dejadas por los canteros, podrían remontarnos a aquella iglesia primitiva a principios del siglo XIII. La majestuosa fachada de piedra rosa está decorada de un pórtico gótico de columnitas y capiteles tallados. El interior, con una amplia nave, dos lados y dos plantas de tribunas edificadas en el siglo XIX, presenta un conjunto de pilares y columnas. Por ambos lados del coro poligonal, dos triángulos curvilíneos recibieron vidrieras representando los escudos de la ciudad y el de Navarra. Un órgano, Cavaillé Coll, recién restaurado, acompaña los actos religiosos. 






Tomamos enseguida la Calle de la Ciudadela disfrutando de un pastel vasco que compramos en una tienda de productos típicos. Subiendo por la calle hasta la ciudadela disfrutar de muchas tiendas de todo tipo y de las típicas casas como la de Arcanzola o la de Larrabure.



     




     

La Ciudadela domina la ciudad con más de 70 metros en la cumbre de la colina de Mendiguren. Construida hacia los años 1625-1627 y reformada en la década 1640-1650, es un ejemplo excepcional de fortificación, concebida por los ingenieros precursores de Vauban. Después de su visita en 1685, Vauban dejó su huella en el estilo de la arquitectura de los edificios y de las puertas y en la construcción de subterráneos. 







Dimos un paseo por el camino de ronda y disfrutamos de las vistas de Saint Jean Pied de Port desde arriba. 



Llegamos hasta la Puerta de Santiago, entrada histórica de los peregrinos de Compostela que cruzaban Saint Jean Pied de Port hacia Roncesvalles. 


Bastante cansados por la subida y sobre todo por el calor, volvimos sobre nuestros pasos al coche. Podríamos haber pasado un par de horas más disfrutando de la preciosa localidad pero teníamos hora de reserva para comer en una sidrería de nuevo en España, así que no teníamos tiempo para más, pero la verdad es que el paseo nos encantó. 

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