Blog Los viajes de Dora Amanece en Edimburgo - Día 3 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Amanece en Edimburgo - Día 3

La review del día de hoy más bien debería llamarse Anochece en Edimburgo porque bien que nos dio la noche ya que teníamos reservada una sorpresa para nuestros valientes viajeros, un tour de fantasmas por la ciudad con Viajar por Escocia que empezaba a las 9 de la noche y duraba dos horas, así que os podéis imaginar el cansancio acumulado de todo el día desde las 9 de la mañana, hora aproximadamente en la que empezamos a patear las calles de Edimburgo hasta las 11 de la noche. 

Comenzamos el día con la visita al Palacio de Holyrood, así que volvimos a coger el autobús 300 que en esta ocasión nos dejó muy cerca de South Bridge desde donde tomamos de nuevo la Royal Mile. Antes de llegar al palacio, pasamos por la casa de John Knox, y el pub The World's End, llamado así porque en 1513 tras una batalla entre Escocia e Inglaterra, se construyó un muro para proteger a los habitantes de la ciudad. Sus puertas estaban situadas justo en el exterior del pub. Más allá del recinto, los habitantes considerban que ya no estaban en su mundo, de ahí el nombre del pub, el fin del mundo. 



     





Aparte de la hora que eran, las 9 de la mañana, poca gente por la calle, nada comparado con el tramo de la Royal Mile en la catedral de St. Giles. En poco tiempo llegamos al palacio. Frente al mismo, se encuentra el edificio del parlamento escocés, que llama a atención porque es demasiado moderno para una ciudad plenamente medieval. 


La visita al palacio me gustó menos que la del castillo, sobre todo porque no te dejan hacer fotos, hay una o dos personas cuidando en cada sala y la verdad es que después de Versalles, pocos palacios pueden ya sorprenderme pero lo que sí me encantó fueron las ruinas de la Abadía de Holyrood. 








La abadía se encuentra en ruinas pero aún así es un lugar precioso lleno de muchas leyenfas. Una de ellas relata que el rey David I tuvo dificultades cazando en los bosques y fue salvado por un ciervo con una cruz iluminada entre sus cuernos, al que le prometió construir una iglesia en ese lugar (de ahí el nombre de Holy (holly, sagrado) y Rood que es una palabra antigua para cross (cruz).

Según otra leyenda, cuando el rey David I estaba cazando en los bosques se encontró en peligro por la cornamenta de un ciervo. Dos hermanos salvaron al rey. En agradecimiento, los hizo caballeros y fundó la abadía. 

Durante el siglo XV, ha sido el lugar de muchas coronaciones reales y matrimoniales, pero también ha sufrido numerosos ataques, siendo saqueada en bastantes ocasiones. 

El trabajo de restauración incluyó el techo de la abadía que fue reconstruido en 1758, pero el techo colapsó con un huracán en 1768, quedando hasta hoy en día en ruinas. 

La restauración de la misma ha sido propuestas un par de veces pero la verdad es que el lugar tiene tanto encanto que no vemos la necesidad de la misma. 





Como el día volvía a ser clemente con nosotros, dimos un más que agradable paseo por los jardines del palacio. 







Una vez terminada la visita del palacio y la abadía y hasta la hora de la comida, empezamos a recorrer de nuevo la Royal Mile para visitar los closes de esa zona. En primer lugar, White Horse Close, llamado así por una posada del mismo nombre en honor al caballo de la reina Mary Queen of Scots. 



Seguimos avanzando por la Royal Mile y nuestros ojos se van a una tienda llamada Oink en la que venden bocadillos de cerdo, y oye, al igual que ya habíamos hecho con la haggis, hay que probar de todo, así que pedimos un  par de bocadillos para compartir. Para  mi gusto le faltaba salsa que los chicos no quisieron pedir, pero vamos, hasta el pequeño del grupo, tan raro para comer, lo probó y le gustó. 




El siguiente close al que accedimos fue el de Dunbar's y la verdad es que fue uno de los más que me gustó. Tranquilidad y paz en un pequeño oasis. 






Nos sentó genial el descanso para comernos el bocadillo y coger fuerzas para el resto del día. Y menudas vistas de Calton Hill desde el jardín. 



Seguimos subiendo por la Royal Mile, pasamos por el Museo de Edimburgo, al que no entramos, lo dejamos para otra ocasión, la iglesia Canongate Kirk, hasta el Bakehouse Close, utilizado por la serie Outlander para ser escenario. 







Más adelante, el pub Toolbooth Tavern en el edificio que fue utilizado como tesoro público, alcaldía, tribunal y prisión. 


Y por último Tweeddale Court. 

    


Una mañana bien productiva desde luego. Se acercaba la hora de comer, que habíamos reservado en un restaurante de la cadena Pizza Express con la idea de utilizar los vouchers de la página vouchercodes pero cuando llegamos, nos dijeron que para la época del Fringe no servían. De todos modos, tampoco nos salió tan cara la comida y como habíamos tomado el bocata de cerdo, no teníamos mucha hambre, así que pedimos una pizza cada una y agua del grifo y listos. 




Bastante llenos después de tomarnos un helado en una tienda donde tenían un montón de sabores, decidimos que qué mejor manera de bajar la comida que, aprovechando que el sol lucía en el cielo y que daban lluvias para el día siguiente, acercarnos a Calton Hill, así que a subir y subir escaleras. Vamos a ver Edimburgo desde la llamada Colina de la Vergüenza. 


     

En lo alto de la colina, podemos encontrar los siguientes monumentos. El National Monument, que se inició en 1826 para conmemorar a los soldados escoceses muertos en las Guerras Napoleónicas. Se pretendía que el monumento fuese una réplica del Partenón de Atenas pero los fondo se agotaron y la construcción se paralizó, quedándose en solo 12 columnas. 




El Monumento a Nelson, una torre en forma de telescopio alzada en honor al vicealmirante Nelson para conmemorar su victoria en la batalla de Trafalgar. Hoy es un museo sobre su vida y si eres valiente, como nuestro fotógrafo, puedes subir los 143 escalones hasta lo más alto. 







También se encuentra el monumento al filósofo escocés Dugald Stewart, que se construyó en 1831 a partir del monumento de La litnerna de Lisícrates en Atenas. 


También se encuentra en la colina, unos edificios y cúpulas que sirvieron de punto de observación astronómica hasta que se trasladó el observatorio de la ciudad a Blackford Hill porque estrellas lo que se dice estrellas en el cielo de la capital no es muy fácil ver, jejejeje. De ahí también el nombre de la Colina de la Vergüenza para Calton Hill. La guía del tour de fantasmas nos contó que los edificios del observatorio estaban en obras porque van a construir un restaurante, ya veremos si tiene éxito o no. 

La verdad es que no es exactamente vergüenza lo que sientes cuando subes a la colina y tienes la suerte de poder ver todo Edimburgo desde la misma. Es sencillamente increíble. 









En la primera foto al fondo podéis ver Arthur's Seat, a donde no nos dio tiempo a llegar, ya tenemos una excusa más para volver a Edimburgo. 

Volvimos a Princess Street porque teníamos pendiente unas últimas compras en Sports Direct, ya que el día anterior nos lo habían cerrado antes de la hora, así que enfilamos la calle, y en esta ocasión entramos a los almacenes Jenners, sobre todo por ver la zona de Hamleys, nada que ver con Londres, lógicamente, así que fue entrar y salir. 




Hicimos acopio de unas cuantas zapatillas más, de regalo, no penséis mal y como estábamos cargados de tantas bolsas, dos de los integrantes del grupo se ofrecieron a volver al apartamento a dejar las compras, mientras que el resto nos acercamos a Charlotte Square a ver el ambiente de la feria del libro. Impresionante, cultura a tope. 





Una vez ya reunido todo el grupo y como aún teníamos tiempo antes de la visita, y a pesar de las protestas de algunos integrantes que ya estaban cansados, nos acercamos hasta Dean Village, por lo menos visitar un poco esta zona sin adentrarnos mucho claro que luego había que volver a la Royal Mile para empezar el tour de los fantasmas y por supuesto cenar. 

Llegamos hasta Dean Bridge y nos adentramos en el barrio por la calle Bells Brae hasta Dean Path donde visitamos Well Court. 

Dean Village fue un lugar próspero durante más de 800 años. En la zona había fábricas que trabajaban con los molinos de agua situados en torno al río Leith. 

El comercio sufrió una considerable disminución y en torno a 1960 se convirtió en un lugar pobre y decadente. Diez años más tarde, se comenzó la rehabilitación de la zona para convertirla en una de las zonas residenciales más deseadas. 

Y no es de extrañar porque el silencio y la tranquilidad, a escasos metros del centro de Edimburgo, eran maravillosos. Un auténtico remanso de paz. 








De camino al centro, vimos un lugar en el que podíamos comer pizza o wraps o pasta, de todo un poco, y a muy buen precio, así que no lo pensamos y nos metimos a tomar algo. De vuelta ya a la Royal Mile, fuimos directos al local de Viajar por Escocia para empezar el tour de los fantasmas. Tuvimos muchísima suerte con la guía, Elisa, una andaluza con mucho arte y gracia. 

Empezamos el tour en el City Chambers, más bien para alejarnos de la muchedumbre. Después nos llevó a Mercat Cross para contarnos historias de cómo ejecutaban a la gente en la época y los castigos que les imponían.



A continuación fuimos al Fleshmarket Close, donde nos contó la historia de un incendio que asoló Edimburgo y que duró cuatro días con un elevadísimo número de muertes ya que en los closes vivían muchos sin techo que nunca aparecieron como víctimas del incendio. 


A continuación nos llevó al South Bridge donde nos contó la historia de las mujeres a las que tiraban al río acusadas de ser brujas. Si se hundían y morían, significaba que no eran brujas pero si por el contrario flotaban, era la mano de demonio la que había tirado de ellas hacia arriba. El problema era que con los ropajes que tenían las mujeres en aquella época, era normal que se formasen bolsas de aire y flotasen. Las pobres mujeres sobre todo si tenían hijas y no querían que la sospecha de ser también brujas pasara a ellas, lo que hacían para no flotar era meterse piedras en los bolsillos  y así no flotar. 



También en ese mismo lugar nos contó la historia de North Bridge. Cuando se construyó la ciudad nueva, tuvieron que construir un puente para unirla con la zona antigua pero se hundió y murió mucha gente. Todos decían que estaba maldito y que nadie quería cruzarlo. Por ello construyeron un nuevo puente, el North Bridge. Para demostrar que no había ningún maleficio, acordaron que si era capaz de cruzarlo la señora más longeva de la ciudad, todo el mundo lo atravesaría sin problema, pero desgraciadamente la anciana murió la noche anterior así que decidieron montarla en una silla de ruedas y pasar el puente con su cadáver. Pero en medio del puente, la silla tropezó y el cuerpo cayó al suelo ante el terror de la gente. De hecho nos contó que de ese puente se tiraban muchas personas y que habían tenido que poner una pancarta con el teléfono de la esperanza. 

A continuación nos llevó hasta el cementerio de Old Calton donde nos contó dos historias. Una de ellas es sobre los ladrones de tumbas y los métodos que utilizaban las familias para que no robaran los cadáveres para venderlos a médicos. Pero la que más nos llamó la atención es la historia que nos contó en la tumba de David Alan, un pintor que fue enterrado vivo. En su lápida en la parte trasera las manchas de humedad han dibujado el retrato de una cara atormentada. La leyenda dice que la pintó él desde la tumba y que refleja el horror por haber sido enterrado vivo.



Por último, subimos, para algunos de nuevo, a Calton Hill, para contarnos por qué se la llama la Colina de la Vergüenza y la fiesta celta de Samhain que se celebra en el lugar. A pesar de ser de noche, las vistas desde lo alto de la colina seguían siendo impresionantes. 





Volvimos a Princess Street donde Elisa se despidió de nosotros. Fue un tour muy divertido sobre todo por la guía que nos contó muchas anécdotas y curiosidades de la ciudad porque Edimburgo es una ciudad de fantasmas y leyendas. 

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