Y llegó el día esperado tan ansiosamente en este viaje para una servidora y su preciosa acompañante. Íbamos a poder hacer realidad un sueño, ver en un teatro de Londres a Benedict Cumberbatch.
Así que nada mejor que empezar el día con muchas risas y sonrisas, disfrutando en el museo de cera Madame Tussaud's, haciéndonos fotos con viejos conocidos y con otras nuevas caras, entre las que curiosamente estaba Ben (hay que ver la familiaridad que hemos cogido con él, )
Así que después de alimentarnos bien para aguantar el día de hoy, cogimos el metro y llegamos hasta la estación de Baker Street. Y antes de acceder al interior del museo con las entradas compradas con antelación, una foto con Sherlock, no el de carne y hueso, pero bueno, tampoco está nada mal.
Vamos a sentirnos como auténticas estrellas de cine por unas horas.
Menuda sesión de fotos que nos dimos. Una pequeña selección de las
mismas para vosotros.
Hoy era un día muy especial, así que después de unas cuantas compras en las tiendas de souvenirs de Baker Street, cogimos el autobús que nos llevó hasta el restaurante de Speedy's, sí, efectivamente, el mismo que sale en la serie de la BBC, Sherlock.
Mucha suerte al encontrar espacio libre para comer pues el lugar es minúsculo pero qué bien se come y barato. Y de paso, vamos a mirar por la mirilla a ver si por casualidad nos encontramos con Moriarty.
Y mientras el grueso del grupo se daba cuenta de que cuando llueve en
Londres con ganas, te empapas de arriba a abajo, las chicas Sherlockians
se preparaban para el momento estelar del viaje: el Barbican Centre, y
Hamlet (o lo que es lo mismo Benedict Cumberbatch) les esperaban.
Resulta casi imposible describir con palabras las sensaciones y los
momentos que vivimos durante la representación. Sólo decir que después
de ya dos meses después de aquel día mágico, con cerrar los ojos,
volvemos a revivir cada minuto, cada segundo de la obra y que jamás en
la vida lo olvidaremos. Fue nuestro momento, y nada ni nadie nos lo
quitará.
Pues sí, todo lo que empieza irremediablemente tiene un final. Y nuestro
segundo viaje a Londres llegaba a su fin. Atrás
quedaban cuatro días completos, llenos de risas, sensaciones
maravillosas, agotamiento pero sobre todo llenos de recuerdos en nuestra
retina y en nuestro corazón imposibles de olvidar.
Pero no nos pongamos todavía demasiado melancólicos y vamos a por nuestro último día en Londres. Aún nos quedaban unas cuantas emociones más por vivir.
Y la primera de ellas se iba a hacer realidad en el Museo de la Guerra (The Imperial War Museum), uno de esos lugares que teníamos apuntado en la lista como posible.
Pero no nos pongamos todavía demasiado melancólicos y vamos a por nuestro último día en Londres. Aún nos quedaban unas cuantas emociones más por vivir.
Y la primera de ellas se iba a hacer realidad en el Museo de la Guerra (The Imperial War Museum), uno de esos lugares que teníamos apuntado en la lista como posible.
La verdad es que nos causó una grata impresión el museo, sobre todo la
parte dedicada a la Primera Guerra Mundial, muy completa. Y con muchos
actividades interactivas para los niños, es decir, muy didáctico en su
planteamiento.
La zona destinada al Holocausto nos dejó la piel
de gallina. Nos resultó curioso que no quisieran dejar a mi hijo pequeño
entrar, pero les dijimos que no se preocuparan, que iba bajo nuestra
responsabilidad.
Y de allí, tomamos el autobús al centro para terminar con las compras y con algún que otro "posible" de la lista.
Y de camino a ese posible, pasamos de nuevo por Covent Garden, precioso con sus techos llenos de globos.
Y aprovechando que Jubilee Market está abierto, hacemos las últimas compras.
Nuestro destino está en el Soho, así que de camino, un paseo por Chinatown.
Londres está triste porque nos vayamos y nos despide con lluvia.
Con poco tiempo ya para pensar, decidimos entrar a tomar una hamburguesa en un local de comida rápida de la zona. No comimos mal, pero no repetiría.
Y ahora ya sí que se acabó, volvemos a Regent Street y con una lluvia persistente, tomamos el metro que nos deja en nuestra querida estación de King's Cross.
Poco más que volver al hotel para recoger las maletas y nuestro transfer llega a tiempo para llevarnos a Heathrow.
Acabó el viaje pero jamás olvidaremos ninguno de los minutos, segundos que pasamos de nuevo juntos en Londres, esa ciudad que me ha robado el corazón.
Espero que os haya gustado esta review. El verano que viene cambiamos de destinos: Italia y La Toscana nos esperan, pero quién sabe si habrá alguna escapadita a la capital británica.
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