Blog Los viajes de Dora Palacio del Marqués de Santa Cruz, actual Archivo-Museo Don Álvaro de Bazán en Viso del Marqués ~ LOS VIAJES DE DORA
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Palacio del Marqués de Santa Cruz, actual Archivo-Museo Don Álvaro de Bazán en Viso del Marqués

El palacio del Marqués de Santa Cruz es un edificio situado en el municipio de Viso del Marqués (Ciudad Real), en la Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en España. Fue construido a finales del siglo XVI por Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz de Mudela, y es el único palacio de estilo italiano que se conserva en España. Actualmente es la sede del Archivo General de la Marina.

Se trata de uno de los dos palacios construidos por el marino Álvaro de Bazán,2 caballero de la Orden de Santiago, capitán del Mar Océano y almirante de la Marina española. Está situado al lado de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y desde el año 1948 es alquilado por parte de sus propietarios, los marqueses de Santa Cruz, a la Armada Española, quien primero lo destinó a Museo de la Marina Española y más tarde amplió sus funciones estableciendo también el Archivo General de la Marina.

El edificio era frecuentado por el primer marqués gracias a su ubicación, a medio camino entre Madrid, donde estaba la Corte, y Sevilla, a cuyo puerto acudía a menudo al mantener allí anclada la Armada Española, de la cual fue almirante durante el reinado de Felipe II.

El palacio estuvo a punto de ser destruido por las tropas austracistas de Edward Hamilton durante la Guerra de Sucesión Española a principios del siglo XVIII, salvándose por la actuación del capellán del marqués, el poeta Carlos de Praves, gracias a lo cual hoy podemos admirarlo. Sufrió algunos daños a causa del terremoto de Lisboa en 1755: hundió el techo del salón de honor, donde se había pintado el gran fresco que representaba la batalla de Lepanto, y desmochó las cuatro torres de las esquinas, que las crónicas de Felipe II describían como magníficas. En él podemos encontrar objetos marineros de la época. Llama la atención un mascarón de proa perteneciente a una nave que dirigió el marqués. Durante la Guerra de la Independencia, los franceses lo arrasaron, y para cuando llegó la Guerra Civil había servido de granero, colegio, establo, cárcel y hospital, hasta que en 1948, los descendientes de Álvaro de Bazán se lo ofrecieron a la Armada como museo-archivo, que es en la actualidad su función. Asimismo en la iglesia parroquial aledaña hay un cocodrilo disecado y adosado a una de las bóvedas, que fue ofrecido por el marqués como exvoto al regreso de uno de sus viajes.

El palacio fue declarado Monumento Nacional en 1931.




Fue construido entre 1564 y 1586 con modificaciones posteriores, y se trata de un edificio de planta cuadrada y estilo renacentista articulado en torno a un atrio renacentista con una tumba yacente. Los muros y techos se hallan cubiertos de frescos de doble temática: por un lado, escenas mitológicas y, por otro, batallas navales y ciudades italianas relacionadas con la trayectoria militar del marqués y de sus familiares. Los frescos se deben a unos pintores manieristas italianos, los Péroli. Al verlos, Felipe II les encargaría trabajos para El Escorial y el Alcázar de Toledo.

Para levantarlo, el marqués contrató a un equipo de arquitectos, pintores y decoradores que trabajaron en la obra desde 1564 hasta 1586. Para algunos, el diseño del edificio se debió al italiano Giambattista Castello, conocido como "El Bergamasco", que más tarde trabajó en El Escorial; para otros lo trazó, al menos en su plan original, Enrique Egas "El Mozo".

La arquitectura se percibe como típica española, sin las arquerías italianas, con paramentos lisos y torres cuadradas en las esquinas, influidos por la austeridad de El Escorial y el Alcázar de Toledo, dentro de las relaciones armónicas características del Renacimiento. El espacio central está ocupado por un patio porticado que junto con la escalera forma un conjunto típicamente manierista entendido como estilo elegante y cortesano que desborda el marco meramente arquitectónico. Contaba con cuatro torres que, al parecer, se derrumbaron a consecuencia del Terremoto de Lisboa de 1755.














Las paredes están decoradas con 8.000 metros cuadrados de frescos manieristas elaborados por Cesare Arbasia, Juan Bautista y Francisco Peroli, y los hermanos Nicolás y Francisco Castello. Todos trabajaron para crear un espacio erigido a la mayor gloria de su dueño: por un lado, había que exaltar sus virtudes militares, y por el otro, enaltecer su linaje. Para lo primero, se pintaron en las paredes, las bóvedas y los techos del palacio vistas de ciudades y de puertos, así como los baluartes y las batallas en los que había conquistado su inmenso prestigio. A ambos lados de la escalera se ubicaron dos estatuas en las que aparecía representado como Neptuno (dios de los mares, con su tridente) y como Marte (dios de la guerra), y sobre las puertas del piso superior se colocaron los fanales de popa de las naves capitanas vencidas en las batallas, que eran los trofeos de los marinos. Para elogiar su linaje, y siguiendo la misma tradición renacentista de representar a hombres como dioses o semidioses de la antigüedad, se pintó a los antepasados del marqués y a sus esposas (tuvo dos) e hijos.

Estos dos grupos de representaciones se aderezaron con trampantojos, pinturas que simulaban puertas, columnas y otros elementos decorativos y arquitectónicos; y también con motivos grutescos que incluían animales mitológicos, sabandijas y follajes. Conforme una temática muy variada que se puede interpretar como defensa del catolicismo defendido en Trento.














En la capilla del Palacio estarán enterrados el propio marqués junto con sus dos esposas. A la entrada de la capilla se encuentra el fanal de su barco. El fanal es el gran farol que iba colocado en la popa de los buques y que se tomaba cuando se apresaba un barco enemigo. En el caso del marqués, nunca perdió una batalla por eso su fanal se encuentra en el palacio.




Y por último en los jardines del palacio, encontramos dos estatuas sepulcrales que representan al marqués y a su esposa María de Figueroa. Su creador fue Antonio de Riera, escultor relacionado con la corte de origen catalán. En ellas, aparecen los marqueses en actitud de orante, arrodillados en un reclinatorio, todo ello en mármol blanco que resalta sobre el gris de los nichos.





La visita al Palacio es guiada y su precio es de 3€ por adulto.

A pesar de ser guiada, y no ser defensora de las mismas, he de decir que resultó muy agradable y sobre todo muy didáctica, sin profundizar en detalles muy técnicos, y dirigido sobre todo a los niños. De hecho nuestros dos hijos guardan un recuerdo muy dulce de la misma.

Sin duda, os aconsejamos que si estáis por la zona no dejéis de visitar el palacio, pues os encantará. cheers cheers

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