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Visita a San Esteban de Gormaz

Aprovechando uno de los días de Semana Santa y que en Castilla y León tienen la interesante iniciativa de abrir los monumentos de su comunidad en estas fechas señaladas, nos acercamos a la localidad de San Esteban de Gormaz en Soria.

Historia

La zona donde se encuentra emplazado el pueblo ha conocido asentamientos humanos desde la prehistoria. La primera referencia de vida humana es un hacha de talón de la época celtíbera, fechado en el año 900 a.C. San Esteban de Gormaz era un castro de cierta importancia, como cruce de caminos entre Clunia y Tiermes y Uxama y Segontia Lanka.

Adentrándonos ya en la historia, encontramos asentamientos romanos y árabes de los que aún se conserva cierto patrimonio.

Los árabes la consideraban un importantísimo núcleo cristiano, por lo que fue objetivo militar de ambos bandos durante 200 años: desde que se inició la construcción de su castillo por los árabes en el siglo IX (tiempo en que la población se llamaba Castromoro), hasta que cayó finalmente en manos del reino de Castilla. Las innumerables contiendas que tuvieron lugar durante todo este tiempo no fueron óbice para que este lugar situado en la frontera de Castilla se consolidara como núcleo urbano.

Alfonso X el Sabio estuvo dos veces en la villa sanestebeña y la inmortalizó al componer sus Cantigas de Santa María, una de las cuales relata la leyenda del Vado de Cascajar. Los Reyes Católicos concedieron en 1504 a San Esteban el privilegio de abaratar el pan.

En 1187 se celebran en la villa las primeras Cortes de Castilla y su importancia sigue creciendo hasta que a finales del siglo XIII alcanza su máximo esplendor. Para esta fecha ya contaba con 3.000 habitantes (120 caballeros), cuatro parroquias y dos monasterios situados fuera de los límites de la villa.

A partir de esta época, irá decayendo lentamente. Encontrará periodos de gran pobreza en los que paulatinamente irá perdiendo habitantes hasta el siglo XX. Bien entrado este siglo, se llevó a cabo un proyecto de industrialización que consiguió elevar la población hasta los niveles que había conocido en su mejor época, alcanzando su mejor momento hacia los años 60, bajo la alcaldía de Félix Palacios.

Aparcamos nada más cruzar el puente romano sobre el río Duero. El mismo con sus dieciséis ojos es, sin duda, uno de los elementos que decisivamente marcó la historia de San Esteban de Gormaz, al ser uno de los pocos pasos que cruzaba el río Duero en el medievo, la frontera entre reinos cristianos y al Andalus. Seguramente se fundamenta en otro de origen romano y que ha sido continuamente reparado y conservado por los sanestebeños a lo largo del tiempo merced a su importancia.













Iglesia Parroquial de San Esteban

La actual parroquia de San Esteban Protomártir, ubicada frente a la que fuera la puerta de San Gregorio, extramuros de la localidad, no siempre tuvo este cargo de parroquia de la villa, sino que era la iglesia anexada al convento franciscano.

Con la desamortización de Mendizábal de 1832 este templo pasa a manos privadas, hasta que el ayuntamiento de la villa solicita, en 1849, la cesión de la iglesia a su propietario. La iglesia fue adquirida, después, por el obispado de Osma-Soria y tras una restauración, se inaugura el 7 de junio de 1.900.

Pero no es hasta 1.986 cuando la entonces iglesia de San Francisco se convierte en la parroquia de la villa después de la reforma llevada a cabo en la Diócesis de Osma en 1986, fecha en la que la iglesia cambia su advocación a la de San Esteban Protomártir.

El campanario de este templo está realizado con algunas piedras procedentes de la antigua parroquia de la localidad, situada en la Placituela y demolida en 1.922.

El templo conserva el presbiterio gótico del siglo XV y una capilla sepulcral del mismo estilo arquitectónico. Además en su interior se conserva la imagen del Cristo de la Buena Dicha, una talla gótica a la que se venera cada 9 de septiembre, así como la talla románica de la Virgen del Castillo.

En su cabecera se pueden contemplar unos frescos sobre la vida de San Francisco. Los frescos, descubiertos en una restauración de edificio llevada a cabo en 1985 están fechados en el siglo XVI y catalogados como gótico tardío. Refleja la figura de San Francisco, Santo de advocación del convento, con la presencia de San Antonio y San Buenaventura.



 



 





 


Seguimos nuestro paseo por San Esteban de Gormaz en dirección a nuestro primer destino: la impresionante iglesia románica de Nuestra Señora del Rivero desde la cual puedes disfrutar de unas vistas maravillosas de toda la villa.

La iglesia románica de Nuestra Señora del Rivero es un bello ejemplo de arte medieval del siglo XII, aunque su construcción se remonta al siglo XI sobre las ruinas de una antigua iglesia. Y ha sido calificada en 1996 como Bien de Interés Cultural.

La iglesia del Rivero, situada en un altozano de la localidad, vigila la villa y custodia a la patrona de la localidad, la Virgen del Rivero, en cuyo honor se celebra las fiestas patronales el 8 de septiembre y a la que se tiene gran devoción en San Esteban y los pueblos que conforman la Concordia.

Construida al ejemplo de la iglesia de San Miguel responde a un sistema de nave única, presbiterio, cabecera semicircular y galería porticada orientada al sur. En el exterior se observa una espadaña sobre nave y ábside. Precisamente el ábside sólo se puede acceder desde el interior para contemplar lo que durante siglos estuvo oculto por una construcción posterior,lo que ha permitido conservar su extraordinaria decoración en su vano.

En la zona sur observamos una portada de triple arquivolta de medio punto con trifolias, sogueado doble y baquetón sobre capiteles de buena factura, permite el acceso al interior, donde un arco de gloria apuntado da paso a la cabecera cerrada en cascarón con pinturas góticas, según explica Soria Románica, quien ha descubierto un bello calvario gótico decorando un arcosolio frente a la puerta de entrada, que ha sido restaurado, al igual que las pinturas del ábside, que muestran un Pantócrator sobrecogedor.

En el siglo XVI se incorporó a la galería porticada al arco sepulcral con arco plateresco donde yace Vidas Pascual, a quien corresponde la leyenda del Vado de Cascajar. En esta misma galería se pueden ver los escudos de los marqueses de Villena.

La galería porticada está compuesta por nueve arcos de medio punto, frente a los siete de San Miguel, siendo sus columnas más sencillas y esbeltas que las de su predecesora. La iconografía de sus capiteles es animalística y también de inspiración oriental.







 





















 

En el interior destaca la imagen de la Virgen del Rivero, luciendo su nueva corona, colocada en la coronación canóniga de la Virgen, en el centenario de su Concordia. La celebración de la Concordia reúne a 30 pueblos que cada 1 de mayo acuden a la villa ribereña con sus pendones, dejándose la procesión con la Virgen  a la Virgen del Rivero para las rogativas en tiempos de sequía o calamidad o Año Mariano.
 

 





La iglesia de San Miguel es el primer ejemplo de románico porticado de España. Construida en el año 1.081, como demuestra un canecillo que porta a un monje con un libro abierto en donde se ve la datación, se convierte en ejemplo y modelo a seguir en las Comunidades de Villa y Tierra, extendiéndose por las provincias de Soria, Segovia y Guadalajara, fundamentalmente.

Este emblemático templo románico porticado ubicado extramuros del enclave medieval, amparado desde lo alto por las ruinas del castillo santestebeño y a sus pies por el Duero es Monumento Nacional desde 1976 y uno de los atractivos de esta localidad declarada Conjunto Histórico.

La galería porticada es la estructura arquitectónica que centraliza la importancia de esta construcción; es una de las aportaciones más significativas del románico peninsular y soriano, y fue lugar de encuentro religioso y civil, de reunión del Concejo y del pueblo. Su primitivismo nos permite ver sus reducidas columnas, de fuste achaparrado, que simbolizan el inicio de un estilo arquitectónico propio de estas Comunidades de Villa y Tierra. Las siete arcadas representarían las siete primeras iglesias del cristianos y resumen un número que, en la antigüedad, significaba perfección.

La galería se abre al sur, este y oeste en arcos de medio punto sobre columnas que despliegan en sus capiteles y canecillos de la cornisa, un interesante repertorio iconográfico, en lo que se puede apreciar la mano de obra de alarifes árabes.

Los capiteles se ilustran con figuraciones animalísticas de cuadrúpedos, luchas entre ellos y con una serpiente; representaciones de animales fantásticos como sirenas, elementos arquitectónicos fortificados con arco de herradura y en cuyas almenas vigilan soldados armados con lanzas, formas vegetales, músicos, jinetes, figuras humanas tocadas con turbante. En la cornisa, los canecillos se decoran con personajes ataviados con vestimentas árabes, soldados, leones, músicos, rapaces, serpientes, elementos geométricos, y sobre la clave del arco de acceso, el monje con la data de construcción de la galería.









 














El interior de San Miguel es muy sencillo y se ilumina por dos ventanas abiertas sobre el pórtico y otra aspillera sobre el coro. Estas ventanas aparecen, en el exterior, cobijadas por grandes arquivoltas. Su única nave se cubre con armadura de madera, el corto tramo presbiteral con bóveda de cañón y el ábside semicircular con bóveda de horno. La zona baja de la cabecera y parte del presbiterio, conservan restos de pintura mural gótica.

Como la iglesia se encuentra en restauración, solamente es visitable en visita guiada de la Oficina de Turismo. Afortunadamente, mientras estábamos disfrutando del exterior de la misma, pudimos sumarnos a la vista guiada al módico precio de 1€.

 




Elevado y vigilando la localidad se encuentra el castillo de San Esteban de Gormaz, uno de los castillos que en la Edad Medía controlaban la línea del Duero y las fronteras entre musulmanes y cristianos y que marcó el punto de referencia para las gentes de estas tierras que vigilaban esta frontera natural de la Puerta de Castilla.

Situado en un altozano a 920 metros de altura domina la localidad y desde él se contempla el castillo de Gormaz, la fortaleza con la que comunicaban en caso de asedio y que servía de marca en estas tierras.

Aunque fue construido en época musulmana, esta fortaleza de estilo califal se levantó en el siglo X como defensa de las tierras del Duero frente a los ataques cristianos, y estaba construido al estilo islámico, de forma alargada y estrecha, aunque fue reformado tras su conquista por manos cristianas. Como en la actualidad sólo queda un lienzo de la muralla nos cuesta imaginar que en su día el otro muro se elevaba en vertical sobre la roca impidiendo que se pudiera trepar.

En la parte más oriental del castillo encontramos el llamado pozo Lairón, excavado en la roca y del que cuenta la leyenda que fue utilizado para acceder al río en casos de asedio a la fortaleza. Aunque también contemplamos los aljibes y la existencia de algunas estancias. Desde sus muros arrancaba una muralla en tapial de origen musulmán que cruza la zona de Valdizán que comunicaba con al castillo viejo (Castro Moro).














Y para terminar nuestro paseo por San Esteban de Gormaz, os dejo alguna foto más de las calles de la villa y alguna panorama. Sin duda, visita obligada para los enamorados del románico.

 








Espero que este reportaje haya sido de vuestro agrado.  cheers cheers

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