Blog Los viajes de Dora Iglesia de Santa Bárbara - Convento de las Salesas Reales en Madrid ~ LOS VIAJES DE DORA
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Iglesia de Santa Bárbara - Convento de las Salesas Reales en Madrid

La actual iglesia-parroquia de Santa Bárbara se trata de la iglesia del antiguo Monasterio de la Visitación de religiosas de San Francisco de Sales, más conocido como las Salesas Reales, y que fue fundado en 1748 por la reina Bárbara de Braganza, mujer de Fernando VI.

La iglesia de Santa Bárbara y el Convento de la Visitación, se sitúan en la manzana delimitada actualmente por la calle Bárbara de Braganza, al sur; la avenida del General Castaños, al oeste; la plaza de la Villa de París, al norte y la calle del Marqués de la Ensenada, al este. Los terrenos sobre los que se levanta correspondían a una zona de huertas, inmediata a la cerca que, en el XVII, delimitaba el caserío.

Protegida por la Ley de Patrimonio Histórico como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento mediante Real Decreto 1674/1979 25-05 (B.O.E. 9 de julio de 1979) es titularidad del Arzobispado de Madrid.


Las obras de la iglesia de Santa Bárbara, junto a las del convento, fueron realizadas por el arquitecto Francisco Carlier, con la colaboración de Francisco Moradillo, y se concluyeron en 1757.  Un siglo después, en la revolución de 1868, se enajena el convento y expulsa a la congregación, destinándose el convento a Palacio de Justicia. Tras permanecer un tiempo sin culto, en 1891 pasa a convertirse en iglesia parroquial bajo la advocación de Santa Bárbara.

El proyecto de construcción se inicia, desde el punto de vista artístico, en un momento de transición entre el Barroco más ornamental y castizo y los primeros brotes del Neoclasicismo. Esta corriente introduce, junto con el uso de materiales nobles, como la piedra, que aporta suntuosidad a las construcciones, la creación de espacios colosales y la potenciación de las propias formas arquitectónicas. La iglesia, de planta de cruz latina, forma parte de un conjunto formado por templo, monasterio, varias dependencias y jardines. El arquitecto encargado del proyecto fue Francisco Carlier, sin embargo, las obras fueron dirigidas por Francisco Moradillo, quien introdujo algunas modificaciones, como las pequeñas torres achatadas que enmarcan la fachada de la iglesia.





El interior de la iglesia cuenta con una rica decoración, destacando el púlpito como uno de los mejores ejemplos del rococó madrileño. Además, aloja los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza, esculpidos por Francisco Gutiérrez y Juan León siguiendo los diseños de Sabatini. El sepulcro de la reina no es visible desde la nave central, al estar ubicado en la Capilla del Santísimo, aunque comparte pared con el del rey, colocado en el lado de la Epístola.



También se encuentra el sepulcro del General Leopoldo de O´Donnell y Torris (1809-1867), primer duque de Tetuán, obra de Jerónimo García Suñol.



En las bóvedas podemos contemplar pinturas de los hermanos Luis, Alejandro y Antonio Gonzáles Velázquez, y nos presentan escenas de la vida de San Francisco de Sales, en la nave, y de los santos patronos de los fundadores en los brazos del crucero: San Fernando ante la Virgen y Santa Bárbara ante el Redentor. En las pechinas, los evangelistas, y en la cúpula escenas de la Cororación de la Virgen.


En el presbiterio destaca el retablo mayor, de mármoles de colores, en cuyo centro se sitúa un óleo de La Visitación de 5 metros de alto, obra del pintor napolitano Francesco de Mura. En los laterales, 2 esculturas de Santa Bárbara y San Francisco de Sales obra de Juan Domingo Olivieri. así como el relieve del ático, con la Oración de San Francisco de Sales y las esculturas de la Caridad y la Religión, en mármol blanco.











El acceso al templo se realiza a través de un patio previo que salva la diferencia de nivel de la plaza mediante una serie de escalinatas, obra de Miguel Durán.

El edificio, en la primera mitad del siglo XX, se ve afectado por varios incendios. El primero dañó la cubierta, restaurándose bajo el proyecto de Joaquín Menéndez Valdés. El segundo, más devastador, afectó tanto al palacio como a distintas partes de la iglesia, cuya reconstrucción a cargo de Joaquín Rojí, supuso un premio en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926.

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