Blog Los viajes de Dora Visita a Daroca ~ LOS VIAJES DE DORA
Ir al contenido principal

Visita a Daroca

Y terminamos por contaros nuestra breve pero intensa escapada de Semana Santa 2013, dando un paseo por la localidad de Daroca situada a 84 km al sur de la capital, en la depresión del río Jiloca.

A través de la página web oficial daroca.es nos habíamos informado de las visitas guiadas a la localidad que se realizan todos los días de Martes a Domingo en horario de 11:00 de la mañana y de 16.30 h (Del 15 de Septiembre al 30 de Junio) o de 18.00 h (Del 1 de Julio al 15 de Septiembre). A pesar de que solemos ser bastantes reacios a las visitas guiadas porque nos gusta ir a nuestro ritmo, nos apuntamos ya que la visita incluye  la entrada a la Colegiata de Santa María y a la Iglesia de San Miguel, esta última solamente accesible con la visita guiada, y además nuestro  mayor interés es visitar el mayor número de lugares y de monumentos posibles para poder mostrároslos a todos vosotros.

Desde estas líneas, nos gustaría expresar nuestro más sincero agradecimiento a la guía que nos enseñó Daroca y a la Oficina de Turismo de la localidad por su profesionalidad y saber mostrar la belleza de nuestro país a los turistas con seriedad y al mismo tiempo con gran amabilidad. Quedamos gratamente satisfechos y os aconsejamos a todos que si tenéis pensado visitar Daroca, no dudéis en apuntaros a esta visita guiada. Duración: 2 horas. Precio: 4€ (mayores de 12 años).

Además junto con la visita, te ofrecen al término de la misma, una visita a una tienda de productos de la comarca y una degustación de los mismos. 



Historia

Extensos son los muros que protegen Daroca, una de las ciudades históricas de Aragón. En el regazo de una cuenca natural, a pie de monte, el caserío está impregnado de los siglos y las gentes a los que ha sobrevivido. Fundada en el siglo VIII por árabes del Yemen, albergó tal vez un poblado celtíbero más antiguo, instalado en el barranco que hoy ocupa la calle Mayor.

El esplendor que alcanzó en la Edad Media, una vez tomada por Alfonso I, fue gracias en gran medida al fuero otorgado por Ramón Berenguer IV en 1142, que permitió que la ciudad se convirtiera en capital de  un extenso territorio fronterizo, de manera similar a otros núcleos de la extremadura aragonesa como Calatayud o Albarracín. Las amplias libertades que concedía la legislación darocense provocó que gran número de gentes acudieran de Aragón, Cataluña, Francia, Castilla y Navarra, en busca de un oasis foral en una Europa caracterizada por el feudalismo y cuya mayoría de pobladores estaban condenados a ser siervos.

A principios del siglo XII  la ciudad contaba con una población que superaba los 4000 habitantes, cuya aportación fue fundamental un siglo más tarde en la toma de Valencia a los moros. El enemigo que sucedió al Islam fue Castilla, motivo por el que el municipio aumentaría más si cabe sus defensas, convirtiéndose en una auténtica fortaleza urbana.

El recinto amurallado de Daroca, construido en tapial, ladrillo y piedra, se convirtió en el más extenso de Aragón, con más de cuatro kilómetros de largo, y a él se sumaron tres castillos, más de cien torreones y varias puertas, algunas de ellas monumentales. A partir del siglo XV la ciudad contó, además, con diez iglesias, seis conventos y varias decenas de palacios y casas solariegas. Las heridas del tiempo no han permitido que los restos de tan deslumbrante patrimonio nos hayan llegado en su totalidad y plenitud, algo que, no obstante, no impide que Daroca sigue siendo una de las poblaciones culturalmente más ricas de todo Aragón.

La visita


Recorrer las calles de Daroca significa el regreso a las épocas más esplendorosas de su pasado y ya sus puertas nos reciben mostrando con su porte la importancia de la ciudad.

La Puerta Baja, de sólidos pilares, daba la bienvenida a los viajeros procedentes de Levante y Castilla con sus robustas torres rematas por almenas, construidas en el siglo XVI. El arco rebajado que las une sirvió en el pasado como desagüe de un caudal natural que se creaba en días de tormentas.

Con la visita guiada accedes al interior de la Puerta y a la terraza de los torreones, lo que te permite poder contemplar la belleza de Daroca y de sus murallas.













  












La Puerta Alta, por su parte, es de comienzos del siglo XVI y se levantó en sustitución de otra anterior. Un escudo de la ciudad destaca en el edificio, sobre el arco apuntado de buena sillería.




Quedan todavía el portal de Valencia, flanqueado por un sólido torreón de sillar, y la Puerta del Arrabal, conocida popularmente como portillo de San Valero, que ofrece una hermosa vista del caserío.





  

Uno de los encantos de Daroca es recorrer sus murallas, construidas en distintas épocas, hasta el antiguo castillo, donde encontramos restos de la primitiva alcazaba  musulmana y desde el que se puede disfrutar de una impresionante panorámica del conjunto urbano. otro tramo recomendado es el que se ubica entre la Puerta Alta, el cerro de San Cristóbal y la Puerta Baja, tal vez el más interesante del recinto.






  
















Monumento Nacional, fue basílica colegial desde 1377 y por ello se le conoce con el nombre de "la colegial de Santa María", o de Nuestra Señora de los Corporales. Su primitiva fábrica fue románica, pero se amplió y remodeló en repetidas ocasiones durante la época gótica, rehaciéndose casi por completo, a la vez que se cambiaba la orientación de su cabecera a fines del siglo XVI.

La iglesia actual se hizo entre 1585 y 1592, según trazas renacentistas, pero con tradición gótica y fue su constructor Juan Marrón. La puerta principal es obra de 1603, realizada por los canteros Laroza, Pontones y Aguilera.












  

Del edificio románico -posiblemente construido sobre la Mezquita Mayor de Daroca una vez reconquistada la ciudad por Alfonso I en 1120- sólo se conserva el ábside orientado hacia el este, una ventana del crucero y la moldura con ajedrezado del primitivo lado del Evangelio. Su cabecera corresponde con la actual capilla de los Corporales; opuesta a ella, la puerta principal, del Perdón. Es obra de los últimos años del siglo XII y de los primeros del XIII. Llama la atención, al exterior, el particular sistema de montar el tejado, sobre modillones que apean en arquillos.

La puerta del Perdón presenta en su tímpano la visión del Apocalipsis: Cristo triunfante entre el sol y la luna, y ángeles que portan los instrumentos de la Pasión; es adorado por la Virgen y San Juan, que interceden por los hombres, los cuales son despertados de sus tumbas por ángeles trompeteros. Es obra del siglo XIV que fue remodelada arquitectónicamente en el siglo XV. La torre es de piedra sillar, obra de 1441, costeada por doña María, la mujer de Alfonso V, y enfunda otra anterior, mudéjar, de los siglos XIII y XIV.


  




Si realizas la visita guiada de la Oficina de Turismo, te contarán a quién toca ese clavo se le perdonan todos los pecados. Ni qué decir que eso hicimos todos.  Smile  Smile

Es una iglesia de tipo de salón, de tres naves con capillas entre los contrafuertes y cabecera con coro; igualmente se hizo un baldaquino a imitación del que se halla en el Vaticano. El grupo de la Anunciación fue esculpido por el zaragozano Francisco Franco en 1682. El coro y órgano pertenecen a la antigua iglesia y son obra del siglo XV. Este órgano está considerado como de los mejores de España y en él fue maestro el célebre Pablo Bruna.






  









  

  




Frente al coro se encuentra el Altar Mayor, de estilo barroco, inspirado en el baldaquino de San Pedro de Roma. Se compone de cuatro columnas salomónicas de mármol negro, colocadas en 1677, sobre las que descansa un entablamento con las imágenes de los cuatro Doctores de la Iglesia, rematado en cúpula calada con linterna similar y armas de la Colegial y del obispo Terrer, mecenas de la obra. El interior se completa con el grupo escultórico de la Asunción, tallado en madera blanca por los zaragozanos Francisco y Pedro Franco en 1682 y quizá no terminado hasta cinco años más tarde.

 




Capilla de los Corporales

La tercera, la capilla de los Corporales, es la antigua cabecera de la iglesia románica. Es una afortunada (y rara en España) construcción de tipo franco-flamenco. Toda la capilla forma parte de un conjunto unitario con decoración gótico-flamígera, siguiendo el concepto de capilla-relicario, donde se custodian los Corporales. Parece que se empezó por encargo de Juan II de Aragón y se terminó con el Rey Católico; en ella pudo trabajar el escultor darocense Juan de la Huerta y asimismo Pere Johán, que trabajaba en el retablo de La Seo de Zaragoza. A finales del siglo XVII se abrió el óculo que sirve de ostensorio y se pintaron las figuras con ribetes y lunares dorados. Llaman la atención los relieves que narran la historia del milagro de los Corporales, con un hábil y gracioso trabajo lleno de detalles documentales de la época.

La historia del milagro de los Sagrados Corporales se remonta al tiempo de la conquista de Valencia a los moros. Exactamente el 23 de febrero de 1239 tropas cristianas procedentes de  Daroca, Teruel y Calatayud se disponían a tomar el castillo de Chío, a tres leguas de Játiva. Como es costumbre, el capellán darocense Mateo Martínez celebró una misa previa, consagrando seis hostias destinadas a la comunión de los seis capitanes al mando.

Pero un inesperado ataque musulmán provocó que se suspendiera la ceremonia y que las seis sagradas formas se ocultaran en los corporales. Finalizada la contienda, en el paño aparecieron las hostias impresas en sangre, verdadero milagro que dio pie, acto seguido, a la disputa entre darocenses, turolenses y bilbilitanos por la propiedad de aquella prueba incuestionable de revelación divina.

Como el acuerdo era imposible, se optó porque fuera Dios el encargado de elegir quién debía velar por el tesoro: se ataron los corporales a lomos de una mula a la que se dejó marchar, conviniendo que allí donde se parara se quedaría también su milagrosa carga. El animal atravesó cientos de kilómetros hasta caer, muerto por el esfuerzo, junto a la Puerta Baja de Daroca. Desde entonces, la ciudad guarda con celo sus famosos Corporales, los cuales motivaron durante centurias la peregrinación de fieles de las más diversas procedencias y todavía hoy son objeto de gran veneración.

Si realizas la visita guiada de la Oficina de Turismo, muy amablemente, una monja de la Colegiata te explicará la leyenda de los Corporales y te los mostrarás. Interesante y educativo. 








  

  

Otros lugares de interés.
La importancia de la ciudad en el pasado ha permitido que sean varios los templos que merecen la visita. Entre ellos, San Juan y Santo Domingo tienen la particularidad de que su construcción se inició en el siglo XII, en estilo Románico, concluyéndose en el XIII con técnicas mudéjares. Por ese motivo, ambos son una referencia única de la transición entre los dos estilos arquitectónicos, constituyendo un legado cuya importancia artística se justifica, en gran medida, por la originalidad de su factura.










Del Románico es asimismo (no Mudéjar) la iglesia de San Miguel, con sus sólidos muros de sillería y que esconde una auténtica joya en las paredes interiores del ábside: sus hermosas pinturas góticas, dignas de ser contempladas durante largo tiempo.









  









  




Daroca sabe mostrar al visitante su histórico patrimonio. Así, no pasará inadvertida la portentosa Fuente de los 20 años, levantada en el siglo XVII con la intención de mostrar al extranjero la riqueza de la que disfrutaba la ciudad; los edificios notables como la Casa de los Luna, la Casa Diablo que destaca por el ornamento de su ventana; el convento de la Trinidad que marca el punto exacto en el que terminó el largo viaje de la burra que transportara los Sagrados Corporales; la plaza del Rey; el Museo de la Pastelería; el Hospital de Santo Domingo, del siglo XVI... Y de igual manera, os aconsejamos un paseo por la Morería y la Judería con su Torre de la Sisa.





  























  















  
Espero que os haya gustado pasear por Daroca tanto o más como nos agradó a nosotros.  cheers  cheers

Comentarios