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Visita a Calatayud

Esta Semana Santa hemos disfrutado de un fin de semana por tierras aragonesas, concretamente hemos pasado una noche en el Hotel Marivella en la localidad de Calatayud (Zaragoza) y hemos visitado este mismo lugar junto con Daroca, de la cual también os hablaremos en otro hilo.

El acceso a Calatayud por carretera se puede hacerse fundamentalmente por dos vías: la autovía de Aragón, la N-II, que une Madrid con Zaragoza, y que pasa por Calatayud; y la carretera N-234 que va desde Sagunto a Burgos, y que permite enlazar con el levante.

En nuestro caso, saliendo desde Madrid, llegamos en unas dos horas y media más o menos cogiendo la A-II que une Madrid con Zaragoza.

Paseando por Calatayud

Aparcamos el coche fuera del recinto amurallado, ya que en el interior del mismo, las calles son estrechas y puedes encontrar dificultad para encontrar aparcamiento. Por la calle Las Musas y la Avda. de Aragón se puede encontrar aparcamiento con facilidad pues es una zona de chalets y además hay un colegio que dispone de una gran zona de parking gratuita.

Comenzamos nuestro paseo por la Oficina de Turismo, en donde se encuentra ubicado el Museo de Calatayud, situados ambos en el antiguo convento de las Carmelitas, del siglo XVII y que recoge una interesante colección de materiales del yacimiento arqueológico de Bílbilis, así como exposiciones permanentes y temporales.

























  






















De ahí pasaremos por la Fuente de los Ocho Caños, construida en el siglo XVI para traer las aguas a Calatayud.




Frente a la fuente, cruzamos la Puerta de Terrer, del siglo XVI. Consta de dos torreones, unidos por un arco rebajado, sobre él, el ángel custodio de la ciudad. Los blasones de la fachada, corresponden uno a las armas de Calatayud y el otro a las de los Austrias. Actualmente alberga la sede del Centro de Estudios Bilbilitanos.




Seguimos caminando por la calle Herrer y Marco, hasta llegar a la Plaza de Santa María, donde nos encontramos con una de las principales joyas del patrimonio bilbilitano, la Real Colegiata de Santa María la Mayor, que fue construida sobre la antigua mezquita de la ciudad por Alfonso I. Era considerada parroquia mayor e iglesia de la nobleza.

De la construcción del templo (siglos XIV y XV) se conservan el claustro, la torre octogonal (68 metros de altura; la más alta de Aragón) y el ábside.

El templo consta de tres naves de la misma altura, del tipo de planta salón, en la que el crucero se acusa por la mayor profundidad de sus tramos y se cubre con una cúpula sobre tambor, iluminada por una linterna muy esbelta.

Desgraciadamente actualmente el interior de la Colegiata no es visitable porque está en obras.

Destaca sobre todo la portada. Magnífica muestra del protorrrenacimiento aragonés, fue concebida a modo de retablo, labrada en su totalidad en alabastro.










 

Lo que sí se puede visitar es el Museo de la Insigne y Real Colegiata de Santa María la Mayor que se ubica en el claustro mudéjar y que ocupa también la antigua sala capitular y una capilla construida en el mismo claustro, en el patio central. De planta rectangular, muy marcada, se cubre con bóvedas de crucería.

Tras admirar un tímpano mudéjar con yeserías, del siglo XV, ubicado en el acceso desde el templo, el visitante puede salir al patio para ver la torre mudéjar, de gran belleza, toda ella construida en ladrillo. De regreso a las naves claustrales, se accede a la antigua sala capitular, con amplia portada en arco apuntado entre dos ventanas geminadas, todo ello de alabastro. En esta sala se han ubicado una serie de obras de estilo gótico, destacando entre ellas el retablo de la Epifanía; los de San Vicente y San Isidoro, y una imagen de Cristo Crucificado, todo ello del siglo XV.

En la primera sección del claustro se localizan una serie de esculturas y pinturas de los siglos XVI al XVIII, de notable interés que culminan con un lienzo de la Inmaculada del siglo XVII. En la segunda sección se encuentran distintas pinturas y esculturas de los siglos XVII y XVIII que representan a varios santos religiosos en recuerdo de las órdenes que a lo largo de los siglos levantaron sus conventos y monasterios en Calatayud.

La capilla, bella construcción de los primeros años del siglo XVII, acoge parte de la rica orfebrería que conserva el templo, entre otros objetos cálices, cruces, custodias y relicarios de los siglos XV al XVIII.

La última sección acoge una serie de esculturas barrocas, libros corales y algunos documentos.














 



  

 
  


 

 

 




Abandonamos la Colegiata y seguimos por la misma calle y al final giramos a la derecha hacia la Iglesia de San Andrés, que conserva su fisonomía mudéjar. Está constatado que es una de las parroquias fundadas tras la reconquista de la ciudad a los musulmanes por Alfonso I el Batallador.

Consta de tres naves, de distinta altura, cubiertas con bóvedas de crucería. Destaca su torre mudéjar de planta octogonal, con interesantes decoraciones en ladrillo. Delante de su ábside, podemos contemplar una estatua conmemorativa del citado personaje histórico.


 

 

  

Cruzamos la Rúa de Dato hacia la calle San Miguel, donde podemos ver el arco que lleva su nombre y que une dos edificios a ambos lados de la calle.


  


Bajando por la calle Gotor, podemos contemplar la fachada de dos palacios renacentistas de estilo aragonés y llegar a la Plaza de España, conocida popularmente como "del mercado". Plaza porticada de estilo aragonés, donde se situaba el zoco, el núcleo mercantil musulmán que permaneció hasta la segunda mitad del siglo XX, siguiendo el plano urbano medieval de las ciudades-mercado.

Durante años fue también utilizada para la realización de los espectáculos taurinos.

Aquí se encuentra el antiguo Ayuntamiento, edificio del siglo XVI, reformado en el XIX. La mayoría de las casas de la plaza son de los siglos XVII y XVIII.

Desgraciadamente toda la plaza se encontraba en obras, lástima.  Sad















Atravesamos la travesía y plaza de Goya y giramos hacia la izquierda a la Rúa de Dato, donde podemos ver, frente al Palacio del Barón de Warsage, héroe de la Guerra de la Independencia, la Iglesia de San Pedro de los Francos. Fundada al servicio de los franceses venidos con Alfonso I el Batallador a la conquista de Calatayud, mantiene la estructura mudéjar de tres naves con altos pilares y bóvedas de crucería y triple ábside, con portada gótica.

Actualmente una vez rehabilitado el edificio, su función es la de Aula Cultural. En su interior pudimos ver algunos pasos de la Semana Santa de Calatayud.






















 

  



  

Salimos del templo, giramos en el primer cruce por la plaza Bardagi,  plaza Joaquín Costa, volvemos a girar a la izquierda y entramos en la calle Colegio, hasta la plaza San Benito donde se encuentra el Monasterio de San Benito, actualmente Aula Cultural.




Seguimos subiendo  para salir a la Plaza del Santo Sepulcro y a la Colegiata, sede de la Orden del Santo Sepulcro. Construida en el 1156, fue arrasada a comienzos del siglo XVI para construir en el mismo lugar la que ha llegado hasta nosotros. Consta de tres naves con crucero y elevada cúpula. Su exterior, todo de ladrillo y con dos torres gemelas en el que se percibe la severidad herreriana da paso a un conjunto interno de gran armonía que está dedicado al Redentor, sin figurar en él imágenes que no pertenezcan a la Pasión. Es digno de mención el baldaquino del presbiterio construido con ricos mármoles de la comarca. De la primitiva factura mudéjar solo se conserva una parte del claustro.



  








Por desgracia tampoco pudimos acceder a su interior por ser Sábado Santo, una lástima. Os dejo un par de fotos de la Colegiata por dentro para que podáis admirar su belleza, que gentilmente mi cuñado nos ha dejado.

  

Una vez vista la Colegiata, salimos por la calle Sancho y Gil y llegamos a la calle Mesones y llegaremos al famoso Mesón de La Dolores, de tres estrellas, que forma parte de la Red de Hospederías de Aragón. En él podemos visitar un museo específico sobre el famoso personaje y una bodega medieval dedicada a Centro de Interpretación de los vinos de la Denominación de Origen de Calatayud.


  

  











  









 



Horario: De 11:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00

Precio: 2€ (4€ con botella de vino D.O. Calatayud)

Iglesia de San Juan el Real

Fue levantada por la Compañía de Jesús al instalarse en Calatayud, en el siglo XVII. Destacan las pechinas de la cúpula que están pintadas por Francisco de Goya, así como las puertas de un armario situado en la sacristía.

  













 



 

 





  

 


Plaza del Fuerte

En las inmediaciones se encontraba el Convento de la Merced de los Cautivos, que fue fortificado por los franceses durante la Guerra de la Independencia (1811) para refugiarse en él. Lo sitiaron y con una mina volaron parte de la iglesia. Después de la Desamortización de 1835 se destinó a cuartel, prisión militar y depósito de sementales. Posteriormente fue derruido.  De ahí pues, recibe su actual nombre. En el bajo del quiosco se puede encontrar una tienda de productos típicos y artesanía.











Santuario de la Virgen de la Peña

Ha tenido que ser restaurada en sucesivas ocasiones por los efectos devastadores que en ella dejaron las guerras de los dos Pedros, las carlistas y un tremendo incendio en el año 1933. La importancia de los restos mudéjares de este templo es capital, ya que su fábrica es el arquetipo del grupo de iglesia fortaleza de Aragón, admirable combinación de elementos religiosos y militares. Por desgracia, tampoco pudimos acceder a su interior al ser Sábado Santo.







Judería

Llegamos a la calle Consolación, que era la carrera mayor de la judería y que constituía el espacio comunitario donde se producían las manifestaciones colectivas lúdicas y luctuosas. Actualmente se divide en dos: Consolación Bajo y Alto. En la segunda, podemos encontrar la fachada de la Sinagoga, que era el epicentro de las reuniones plenarias de la aljama, aunque también tenía una labor docente. En esta se mantienen las dos puertas de acceso, una para los hombres y otra para las mujeres. Llegaron a existir hasta siete sinagogas en la zona. 




























 
Sin duda uno de los monumentos más atractivos de la localidad de Calatayud. Con una planta de unos 100 metros, está situado en la zona más alta de todo el conjunto. La parte más antigua está formada por dos torreones octogonales y el adarve que los une. La llegada de los árabes a la zona, a principios del siglo VIII, propició su asentamiento en la actual ubicación de la ciudad, en el entorno del Castillo de Ayyub (Qal'atAyyub9), que dio origen a su topónimo.




















































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