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Visita a Molina de Aragón

Molina está situada en la zona noreste de la provincia de Guadalajara. Su clima se caracteriza por inviernos fríos y rigurosos y veranos secos y cálidos, con grandes oscilaciones térmicas a lo largo del día, la pluviosidad se concentra en los meses de otoño y primavera. A pesar de su climatología, la ciudad de fundación medieval es el centro de una rica y variada comarca, su estratégica situación de frontera y como señorío independiente al margen de los Reinos de Aragón y Castilla, sus fueros de repoblación y su riqueza agrícola, ganadera y forestal propiciaron el éxito de un asentamiento de carácter urbano que se ha ido manteniendo vivo a lo largo del tiempo.

Según las crónicas romanas de Diodoro, Polibio y Estrabón serán los celtíberos los que aportan cierta identidad a la ciudad poblándola durante varios siglos. Un periodo de desolación transcurre en toda la zona hasta la llegada de los musulmanes y la creación de los reinos de taijas en el siglo XI, es entonces cuando la ciudad de Molina aparece bajo el mandato del rey moro Abengalbón, tributario de Zaragoza y Valencia y buen amigo del Cid según aparece en varias estrofas del cantar. Esta ocupación culmina el año 1129 cuando Alfonso I el Batallador conquista el territorio tras varios meses de asedio. Dº Manrique de Lara repoblará estas tierras en 1139 y otorgará fueros que serán reconocidos por el rey en 1154, creando así un señorío independientes durante varios siglos. Van a ser lo señores de Lara durante los siglos XII y XIII los que se van a preocupar de engrandecer el territorio con numerosas conquistas y obras arquitectónicas de gran valor arquitectónico como castillos, recintos amurallados, iglesias y conventos, haciendo de Molina una villa medieval con grandes privilegios para las gentes que vienen a poblar estas tierras.

En 1369 Molina pasa a formar parte del reino de Aragón, es enrique II el que da el Señorío al francés Duguesclin como recompensa por su ayuda en el fraticidio de Montiel, los molineses que no son partidarios de este acuerdo entregan la ciudad a Pedro IV, el rey de Aragón, el cual se alza con el poder durante seis años, hasta 1375 es en esta fecha cuando Molina cambia su nombre de Molina de los Caballeros por el de Molina de Aragón, el que todavía hoy conserva.

Un siglo más tarde se vuelve a repetir la historia por el poder del Señorío, cuando Enrique IV decide otorgarlo a Beltrán de la Cueva, los molineses se alzan con sus armas y consiguen normalizar la situación como otras tantas veces. Poco tiempo después Isabel la Católica concede el privilegio de que Molina siempre pertenecerá a Castilla. Es a comienzos del siglo XVI cuando en Molina comienza su época de esplendor y desarrollo acaecida por el aumento de la población y la explotación de los recursos.

Otro episodio bélico se desarrolla en 1810 con la Guerra de la Independencia, las tropas del general Roquet saquearon e incendiaron la ciudad, imperando la desolación y la destrucción hasta que los molineses con la ayuda del Empecinado consiguen expulsar a las tropas hacia la zona de levante, por el valor heroico mostrado Fernando VII y las cortes de Cádiz otrogan en 1812 el título de ciudad a Molina de Aragón.

Ahora Molina afronta su futuro como una ciudad renovada, moderna, centro de servicios y con una clara vocación hacia la cultura, el patrimonio y el turismo como motores de desarrollo social y económico.

Después de esta breve introducción histórica, empezamos a pasear por las calles medievales de Molina de Aragón, a donde hemos ido esta Semana Santa. Como siempre, aparcamos el coche antes de entrar en el centro histórico de la villa para evitar esas famosas calles estrechas tan terribles para un coche grande. Así que en cuanto el GPS nos avisó de que ya nos encontrábamos a menos de medio kilómetro de distancia del centro de  la ciudad, la Plaza de España, aparcamos en las cercanías de la Ermita de la Soledad y empezamos a recorrer todas las calles de la localidad andando, que es como verdaderamente se descubre la belleza de un lugar.

Ermita de la Soledad. Del siglo XVI.



Para adentrarnos en el casco histórico elegimos la calle de Arriba, el Barrio de la Judería, un barrio creado a intramuros de la ciudad cristiana que destaca por su belleza medieval.

Puerta de Medina



Barrio de la Judería



  


Justo antes de llegar a la Plaza de España, encontramos la iglesia de Santa María del Conde, fundada por el primer Señor de Molina Dº Manrique de Lara. Aunque su construcción original fue románica, la portada que vemos y su torre son del siglo XVI, hoy se utiliza como salón de actos y plenos del Ayuntamiento.



En la Plaza de España se encuentra la Casa Consistorial en cuya portada aparece la placa conmemorativa que alude a la declaración del título de ciudad en 1812 por las Cortes de Cádiz por el heroico papel de la villa en la Guerra de la Independencia.




Muy cerca podemos ver el Palacio de los Marqueses de Embid.Es un palacio neoclásico de pricipios del siglo XX peteneciente a la familia de Juan Ruiz de Molina, que también poseian el pueblo de Embid.

La puerta es adintelada con una columna de origen dórico en cada lateral. Encima hay una gran ventana abalconada con el escudo de la famlia de Embid o del Caballero Viejo.



A continuación nos topamos con la Iglesia de San Pedro. De origen románico, fue reedificada totalmente en 1523. La  Cabecera y el crucero son Góticos (s. XVI) y el cuerpo de la iglesia es de la segunda mitad del s. XVII. El interior es de tres naves con cuatro tramos. El crucero es de bóveda de crucería gótica. En el presbiterio se muestra un retablo barroco del s. XVII.










A continuación, la iglesia de Santa Clara, a la que desgraciadamente no pudimos acceder aunque en teoría en la Oficina de Turismo nos habían informado que estaba abierta. Por lo menos pudimos fotografiarla por el exterior. Iglesia conventual, se levanta en la parte más elevada de la población. Desempeña funciones de parroquia bajo los auspicios de un importante caballero molinés, por lo que se denominó durante varios siglos "Santa María de Pedro Gómez".

Desde el exterior se aprecia perfectamente la planta del templo de una única nave con crucero marcado y cabecera compuesta por presbiterio y hemiciclo en cinco paños y los dos restantes se aplican al codillo que inicia los tramos rectos. La puerta se abre en el brazo del transepto sur con tejaroz que apoya en canecillos y metopas de rosetas multiformes como único adorno. Forman su abocicamiento cinco arquivoltas, con la típica combinación de boceles y nacelas y chambrana de puntas de diamante, que voltea en columnas pareadas, muy finas y sobre alto plinto, con capiteles de cesta de gran esbeltez y ábacos moldurados. Los soportes del arco interior, donde se colocan más tarde un tímpano con inscripciones se anillan en su parte central.









Otra de las iglesias que se suelen encontrar abierta es la Iglesia de San Felipe, próxima a la de Santa Clara. Es una iglesia Barroca formada por dos naves, del siglo XVII-XVIII, y también su gran altar mayor dedicado a San Felipe Neri. La fachada es neoclásica y casi sin decoración, solo destaca un relieve  de la aparición de la Virgen con el  Niño a San Felipe Neri.

En el interior destaca la cúpula en forma de media naranja con los cuatro evangelistas en las esquinas.








  



  

  




Justo al lado se encuentra el Palacio de los Molina. Es un palacio renacentista del siglo XVI, en el que destacan los escudos que aparecen entre las tres ventanas de la segunda planta. El escudo del medio es el de Molina de Aragón y los dos de los laterales el escudo de la Corona de Castilla y León.


Y el Oratorio de San Felipe Neri, que antes hemos nombrado.


La Oficina de Turismo Regional se encuentra en el antiguo Colegio de Escolapios fundado en el siglo XVIII.


De vuelta a la Plaza de España, elegimos la Calle de las Arenas paralela al Paseo de los Adarves, para poder ver los diferentes palacios que se encuentran en el casco histórico de Molina.

Iglesia de San Martín. Es una iglesia románica del siglo XII, uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Fue cedida a los Escolapios en 1.889 y la anexionaron al edificio, por lo que le construyeron otra portada delante, que es la que se puede contemplar actualente, aunque la original esta detrás de la puerta. Encima de la portada actual aparece un crismón románico original de la antigua iglesia.

En 1.980 sufrió un grave incendio que dañó su estuctura y la dejó en el lamentable estado en el que se encuentra en la actualidad.


  
Palacio del Virrey de Manila. Fue contruido por Fernando de Valdés y Tamón, Virrey de manila, en el siglo XVIII. Lo más destacable de este palacio es su magnífico escudo policromado en oro. La puerta es adintelada y esta recorrida por molduras aboceladas barrocas.

La fachada estaba decorada con pinturas mural que hacian alusión al edificio de las Artes y las Ciencias y al puerto de Manila, pinturas de las que aún hoy se pueden ver algunos restos.



Palacio de los Garcés de Marcilla. Fue construido a mediados del siglo XVIII aprovechando parte de la antigua muralla que rodeaba la ciudad de Molina, de cuya construcción queda el torreón del palacio, donde se apoyaba una de las puertas de entrada a la ciudad, la Puerta del Chorro.


Palacio de los Arias. Es una obra del siglo XIX cuya puerta esta decorada con un gran bocel en el centro y con formas rectangulares en las esquinas superiores, decoración típica del estilo barroco.

Destaca el escudo de armas de la familia, con restos de la policromía en oro y bronce que tenía en su origen.



Palacio del Marqués de Villel. Este palacio del siglo XVI y es uno de los mejor conservados de toda la ciudad. Esta formado por tres alturas, en cuya planta baja destaca la portada renaentista con unos grandes sillares almohadillados. Justo encima, sobre el balcón, se encuentra el escudo de armas de la familia de los Funes o Marqueses de Villel, uno de los pocos que conservan restos de la policromía que tenía.

En la planta superior destaca la galeria de arquillos de estilo mudéjar aragonés.



Antigua Iglesia de San Miguel. Es una iglesia renacentista del siglo XVI, de la que todavia hoy se conserva su fachada y el atrio que precede la entrada a la iglesia.

La puerta es un arco de medio punto con unas columnas. Encima hay un sencillo entablamento. En las esquinas de las puerta destacan dos medallones: el de la derecha es San Pedro con sus llaves y el de la izquierda San Pablo con su espada. Mas arriba aparece una hornacina en la que estaba San Miguel.





Palacio de los Montesoro. Es un palacio del siglo XVIII,del que se conserva la estructura original. De este palacio destaca su color azul intenso, debido a su influencia colonial, y el escudo de armas de los Montesoro.


Otra de las iglesias que pudimos visitar es la Iglesia de San Gil. Primero fue un edificio románico del siglo XII. Su interior es de tres naves, separadas por arquerías de medio punto sobre las que corre un ándito. La nave central se cubre por cañón y lunetos y la capilla mayor por cúpulas semiesféricas gallonada. La sacristía guarda buenos lienzos del siglo XVII. La gran portada principal y otra con pilastras adosadas son clasicistas. En su interior se conserva el magnífico retablo renacentista de la parroquia de Atance.

  







  

    

    


No hay que olvidar cruzar el río Gallo por el Puente Viejo. De factura románica, se trata de una construcción civil de gran importancia histórica realizada en grandes sillares regulares de color rojizo que le proporcionan un aspecto característico.

Consta de tres "ojos" que son arcos de medio punto, el central de mayor tamaño, separados por tajamares de perfil curvo.

El único elemento decorativo que posee es unas sencillas impostas que recorren de forma paralela la parte superior del puente y están formadas a base de sillares colocados en disposición horizontal.









Y así llegamos al Museo de Molina, que no visitamos por falta de tiempo. Y al Convento de San Francisco que gue fundado por Doña Blanca (5ª  Señora de Molina) en el siglo XIII, para ser enterrada en él. De esta época no se conserva casi nada, salvo una ventana situada en el último tramo de la nave de la iglesia, y otra situada en la parte de la derecha. Esto es debido a que ha sufrido numerosas modificaciones, la última en el siglo XVIII.

La portada es neoclásica del siglo XIX,en la que se situa un pequeño entablamento coronado por el emblema de la orden Franciscana. La torre es del siglo XVII y esta construida en piedra sillar y decorada con guirnaldas en las esquinas. En la parte superior aparece una veleta conocida como "El Giraldo", muy conocida en la ciudad y realizada en madera de sabina con forma de hombre en cuya cabeza lleva de sombrero realizado con un brasero.







Pero sin lugar a dudas el monumentos estrella de Molina de Aragón es su Castillo, que se puede visitar a  las 11:30 todos los días. Desde la Oficina de Turismo realizan visitas guiadas al mismo, con precio de 2€. En realidad, la visita guiada consiste en subir al castillo, abrirte la puerta y después de una explicación interesante sobre Molina de Aragón y el castillo, te dejan ir a tu aire durante más de una hora. Por la tarde también hay otra visita guiada, a las 16:30, pero ésta puede ser al castillo o por la ciudad, por lo que si realmente tenéis interés en visitar el castillo, es preferible estar a las 11:30 en la puerta de la Oficina de Turismo de la localidad que se encuentra en la Plaza de España. Solamente se necesitan 10 personas para que se realice la visita. Dedicaremos un post al castillo.

Por último para volver al coche fuimos por la Calle de Abajo, el Barrio de la Morería.

El Castillo de Molina de Aragón.


El castillo de Molina de Aragón, también llamada fortaleza de Molina de los Caballeros, es una fortaleza situada en el municipio español de Molina de Aragón, en la provincia castellano-manchega de Guadalajara. Asentada en la falda del monte que se eleva por encima de la población y el valle del río Gallo.

Se encuentra en estado de ruina consolidada, y es posible su visita de forma gratuita previa solicitud.

Fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Historia

El origen de esta fortaleza se remonta a un alcázar que levantaron los andalusíes sobre un antiguo castro celtibérico entre los siglos X y XI, y en el que situaron su residencia los reyes que gobernaban esta taifa. El historiador árabe Ibn al-Atir habla del «caíd Ibn Galbun» como defensor de Córdoba ante su ataque por parte de Alfonso VII de Castilla. Este caíd Ibn Galbun, evidentemente, se ha relacionado con el Abengalbón del Cantar de mio Cid, de quien se dice que «tiene» a «Molina» y se le describe como amigo y colaborador en empresas bélicas del Cid del Cantar, con el título de «alcaide».

Situado en un lugar estratégico para dominar los caminos entre Aragón y Castilla, fue lugar de disputas, hasta que definitivamente fue arrebatado a los andalusíes por Alfonso I de Aragón en el año 1129, que lo entregó a la familia de los Lara. Desde esta fortaleza los Lara gobernaron en el territorio y la villa de Molina hasta finales del siglo XIII. Luego pasó a ser señorío de los reyes de Castilla, al casarse doña María Lara con Sancho IV de Castilla.

Durante casi dos siglos mantuvo cierta independencia de sus señores, y la villa de Molina a medida que fue haciéndose más grande fue más cuidada por sus señores, que fueron añadiendo elementos al castillo, hasta que finalmente la quinta señora, doña Blanca de Molina, acabó de darle el tamaño y el aspecto actual.





Se compone de dos recintos, el exterior formado por la albacara, recibe el nombre de "El cinto" es de amplisima extensión, y está defendido por torres de planta cuadrada. El segundo recinto es el castillo propiamente dicho y dispone de cuatro torres de gran altura, aunque antiguamente llegó a tener dos torres mas hoy desaparecidas o menguadas en su altura.

La entrada a la albacara o primer recinto del castillo se realiza por una puerta adintelada reforzada por un arco de medio punto. La misma se encuentra encajonada entre dos torres, una de ellas la del reloj, lo que permitia una facil defensa.

La albacara en tiempos de doña Blanca llegó a albergar un barrio entero e incluso disponía de una iglesia propia, cuyos cimientos y parte del ábside se encuentran al descubierto. Este recinto disponia de cuatro puertas conocidas como la del Campo, la Torre del Reloj, la de la Traición (norte) y la del puente levadizo.

La iglesia que ha recibido el nombre de Santa Maria del Collado, tenia nave única, ábside semicircular, era de estilo románico y en sus restos podemos apreciar perfectamente las basas e inicios de las columnas que disponía la iglesia.

Cerca de la iglesia, en los muros de la albacara encontramos los restos de una torre de época musulmana, realizada en tapial.

En el interior de la albacara encontramos una cueva o sima natural cuya función nos es desconocida ya que no ha sido investigada en profundidad. La misma es conocida como la Cueva de la Mora.


  

  






Al interior del castillo o segundo recinto defensivo se accede por una puerta formada por un arco apuntado, abierta en el muro oeste y fuertemente protegida por defensas salientes o pequeños torreones asi como por un balcón de madera por su parte superior. El espesor de los muros se puede comprobar por la profundidad de esta puerta que atraviesa el paramento.
   
El recinto interior o castillo propiamente dicho ocupa un extensión de 80 x 40 metros. El recinto llegó a contar con un total de ocho torres, hoy sólo tenemos cuatro: la del Homenaje, la de los Caballeros o Cubierta (norte) , de las Armas y los Valedores (sur). Entre si estan unidas por un adarve o paseo de ronda protegidas por almenas.

Las torres formadas por tres plantas, abren al exterior por grandes ventanas de arcos apuntados. Las plantas se comunican por su interior por escaleras metalicas de moderna construcción. Se cubren con bóvedas de cruceria.

En algunos lienzos de pared se pueden observar restos de decoración mural en bastante malas condiciones, asi como grafitis realizados por la soldadesca que en diversos momentos habitó el castillo.

En el espacio conocido como patio de armas, se encontraba en uno de los lados las dependencias del señor de Molina y el resto del espacio era ocupado por caballerizas, cocinas, horno, habitaciones, pozo, aljibe, cuerpo de guardia y calabozos.
















  

  

  









  

  







  

  



  

El castillo ademas dispone de otra pequeña fortificación situada en el lado norte, conocida como la Torre de Aragón, que en realidad es una torre vigia protegida por una pequeña muralla. La torre es de planta pentagonal y complementa la defensa del castillo. Estaba unida al castillo por un camino cubierto hoy logicamente ya desaparecido.

Esta torre era el lugar primigenio donde se encontraba el castro ibérico y también donde los musulmanes construyerón su fortaleza que en realidad albergaba una pequeña dotación de hombres ya que hasta la época del Señorio de los Lara, la zona no estuvo especialmente poblada, pues se trataba de una zona muy fria y escasa de recursos.

Es una torre de planta pentagonal a la que rodea un muro exterior almenado. El actual esta reconstruido en el siglo XIX. La entrada situada en el muro sur, es un simple vano abierto en el muro. La torre tiene tres plantas, y en su fachada principal presenta a la altura de cada planta un vano, el primer piso es una vano adintelado, la segunda planta una aspillera y la tercera formada por un arco de medio punto. Asi mismo y en este tercer piso en cada lado de la torre dispone también de una ventana con arco de medio punto. La torre tiene una terraza almenada. Al igual que su hermano mayor la torre tiene diversos sillares de arenisca roja que da unidad a todo el conjunto.



Las vistas desde el castillo de la ciudad de Molina son impresionantes.






Para visitar el castillo, como he dicho en el anterior post, hay que ponerse en contacto con la Oficina de Turismo que se encuentra en la Plaza de España. El precio de entrada es de 2€ y hay una visita guiada a las 11:30 de la mañana y a las 16:00, aunque ésta última no es segura ya que a veces se puede visitar la ciudad en vez del castillo.

Comentarios

  1. Magnífico reportaje sobre los orígenes d mi familia,como se vé en mi apellido del que agradecería saber dónde puedo investigar!..Muchas gracias!!!

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