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Catedral de la Asunción en Jaén

La Santa Iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen de Jaén es una catedral de estilo principalmente renacentista, concebida en el siglo XVI tal y como se observa en la actualidad.

Sobre una antigua mezquita aljama, fue convertida en iglesia mayor, cuando Fernando III el Santo en el año 1249, reconquistó la ciudad de Jaén y mandó consagrarla a don Gutierre Ruiz (1245-1249), obispo de Córdoba. Se proyectó inicialmente en estilo gótico. Tras sufrir graves desperfectos por la incursión árabe en el año 1368, se tiene que derribar para continuar otra nueva bajo el mandato del obispo Nicolás de Biedma.

Hay que volver a reconstruir a partir de 1494, bajo el mandato del obispo Luis Osorio de Acuña, debido a la inconsistencia de sus muros con tan mala fortuna que cuando en 1525 el cimborrio sufre un derrumbe, se vuelve a emprender una gran reforma para cambiar a la actual reconstrucción renacentista.

Esta adaptación se fue realizando en diferentes pases, de ahí los diferentes estilos visibles.

Aunque la obra renacentista duró 164 años (desde 1540 hasta 1724) y fueron muchos los arquitectos que dirigieron su construcción, presenta una excepcional armonía en sus diferentes estilos. Por encargo del Obispo Esteban Gabriel Merino, se hizo cargo del proyecto inicial (1534) y el comienzo de las obras (1540) Pedro de Vandelvira, al que, a su  muerte (1562), sucedió su hijo Andrés de Vandelvira, que dirigió personalmente las obras de la sacristía, sala capitular y cripta o panteón, ya que la construcción de la catedral renacentista se empezó por la cabecera. La sacristía está considerada como una de las arquitecturas más originales dentro del renacimiento español, cuya composición de columnas y arcos resuelve perfectamente todos los problemas de luz y espacio.

A partir de la muerte de Andrés en 1575, se hizo cargo su ayudante Alonso Barba, fiel seguidor del proyecto de Vandelvira.

En la fachada principal (terminada a finales del siglo XVII), se observan varios balcones desde los que se exponía el Santo Rostro para bendecir tierras y gentes. Mide 32 metros del altura por 33 de anchura, sin incluir las torres.

La fachada, realizada por Eufrasio López de Rojas entre 1667 y 1688, destaca principalmente por la puesta en escena de un gran muestrario iconográfico, casi todo él magníficamente esculpido por Pedro Roldán, en el que se encuentran desde significados universales (Padres de la Iglesia occidental, Evangelistas, Salomón, San Pedro y San Pablo, la Asunción de la Virgen, etc.) hasta particulares devociones locales (San Fernando,  Santa Catalina y sobre todo, el Santo Rostro).

En la balaustrada de la fachada principal se encuentran nueve grandes esculturas, son (de izquierda a derecha), San Agustín, San Gregorio Magno, San Mateo, San Juan, San Fernando, San Lucas, San Marcos, San Ambrosio y San Jerónimo, junto con el relieve de la Santa Faz, todos de Pedro Roldán.


Las dos torres gemelas enmarcan la fachada y dan identidad renacentista a la construcción, en contraposición a la horizontalidad de la fachada. Fueron acabadas a principios del siglo XVIII.

Se elevan en principio de una planta cuadrangular y sin adornos hasta llegar al primer cuerpo. Se organizan en cinco niveles que aumentan en complejidad arquitectónica y decorativa.

El primero, a nivel del suelo, no presenta ningún tipo de adorno, al igual que el segundo, que sólo cuenta con un pequeño balcón cerrado con una sencilla baranda de hierro. El tercero, coincidiendo con la altura a la que se encuentran las nueves figuras de la fachada, está adornado con elementos ornamentales superpuestos.

El siguiente nivel está coronado por una balaustrada que rodea su perímetro. En cada una de sus cuatro fachadas tiene tres huecos con arcos de medio punto que, en el caso de la torre norte o de las Campanas, permiten ver las nueve campanas que hay en su interior. La torre sur no alberga ninguna campana. En la parte inferior de este nivel hay un reloj, también el de la torre norte.

El quinto y último cuerpo presenta una planta octogonal, adornándose cada lado con huecos de luz con arcos de medio punto. Está rematado por una cúpula semiesférica coronada por una cruz sobre esfera, ambas en hierro forjado.


          

La foto de la izquierda es la Portada del norte. Realizada por Juan de Aranda Salazar, con una Inmaculada Concepción en la hornacina central sobre la puerta y con las imágenes de Salomón y David a ambos lados. También hay los escudos de la Catedral y del obispo cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval (1619-1646). La puerta se encuentra flanqueada por columnas de su misma altura.

La foto de la derecha se refeire a la Portada del sur. Realizada por Andrés de Vandelvira en la década de 1560, sobre el friso de la puerta se encuentra un altorrelieve de la Asunción, a quien está dedicada, la puerta tiene como remate un frontón triangular, el conjunto es clásico y sus elementos se disponen de forma equilibrada y sobria.


          

La foto de la izquierda es la Puerta de los fieles. Sobre la puerta, un relieve de San Miguel de Julián Roldán. En su parte interior con el relieve de las Bodas de Caná de Lucas González.

La foto de la derecha es la llamada Puerta del clero. Lucas González es el autor de la imagen de Santa Catalina en la sobrepuerta. En su interior se encuentra la Huida a Egipto de Pedro Roldán.


          

En el interior se pueden observar diferentes estilos que van desde el renacentista al churrigueresco, pasando por el neoclásico o el barroco.

Presenta planta de "salón" y consta de tres naves divididas por esbeltos y elegantes pilares cruciformes corintios bastantes separados, coronados por bóvedas vaídas.


          

          




La esbelta cúpula del crucero es obra del arquitecto Juan de Aranda Salazar, formada por una circunferencia adornada de 12 metros de diámetro, debajo del cual en sus pechinas, se encuentran los relieves de San Miguel, San Eufrasio, Santiago y Santa Catalina. De la parte superior de la circunferencia se eleva la bóveda con ocho ventanas, remata con una circunferencia de dos metros y medio de diámetro de la cual surge la linterna que tiene cinco metros de altura con ocho ventanales y rematada por una semiesfera con una cruz de hierro por el exterior.


Retablo mayor. Situado en el altar en el tercio posterior del presbiterio, es de mármol rojo formando un cuadrado de cino metros de lado. Sobre éste, a unos 70 centímetros del borde, se levanta otra plancha de mármol de 25 centímetros de grueso, con remates de bronce. En su centro está el sagrario enmarcado con adornos de racimos y flores.  El templete es del arquitecto Juan Pedro Arnal y fue elaborado en Madrid, consta de ocho columnas de serpentina de estilo corintio. En el remate de la cúpula hay una cruz de cristal de jaspe enmarcada en bronce. Rodean a este templete las figuras de seis ángeles de mármol blanco, realizados: los del lado de la Epístola por Alfonso Giraldo Bergaz y los del lado del Evangelio por Juan Adán.




          



          

La foto de la izquierda es la Capilla de Santa Teresa. Presenta un retablo barroco donde están las imágenes de Santa Teresa de Jesús, San Juan Bautista y San Roque. La decoración es de Pancorbo.

La foto de la derecha es la Capilla de San Eufrasio. Retablo de estilo neoclásico de Gregorio Manuel López de 1790 y el conjunto escultórico realizado por Juan Adán y con colaboración de Miguel Verdiguier. El retablo es de un sólo cuerpo con tres calles, separadas por columnas de orden corintio, un frontón y un ático. En el centro, entre las columnas y el frontón, se encuentra el relieve el apoteosis de San Eufrasio, donde se muestra al Santo rodeado de ángeles. En las calles laterales se disponen dos grandes esculturas de mármol, San Julián de Cuenca, a la derecha, y San Agustín, obispo de Palencia, a la izquierda. En el ático está San Antolín, patrón de Palencia, y junto al frontón las alegorías de la Eucaristía y de la Fe.


          

A la izquierda vemos la Capilla de San Fernando. El retablo es de Manuel López en líena académica, realizado en madera imitando al mármol, consta de dos pisos y tres calles separadas por columnas de orden compuesto que sostienen una cornisa sobre la cual hay una hornacina para una pintura. El conjunto se corona con el anagrama de Yahvé con halo, así como dos esculturas de madera a ambos lados que representan las virtudes de la Diligencia y la Constancia. Entre las grandes columnas, en las calles laterales existen medallones con las imágenes de los evangelistas.

En la fotografía de la derecha contemplamos la Capilla de San Benito. Contiene un retablo barroco. En su centro la imagen de San Benito. En la parte inferior hay una pintura de la cara de Cristo, en la superior una imagen también barroca de la Inmaculada.


          

Capilla del Trascoro.




         

A la izquierda está la Capilla de la Virgen de la Correa. Retablo neoclásico de madera imitando al mármol, realizado entre finales del siglo XVIII y principios del XIX por Manuel López, siguiendo los cánones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el centro, situado en un nicho rectangular cerrado y enmarcado por dos columnas policromadas de orden compuesto, se encuentra el «Cristo del Refugio», un crucificado policromado con restos dorados en el paño de pureza y de gran serenidad en su rostro, a sus pies un calvario tallado con la figura de Santa María Magdalena. El conjunto es del siglo XVI. La imagen titular es la «Virgen de la Correa y Consolación», una talla de candelero situada sobre la mesa del altar, realizada en el siglo XVIII de la escuela granadina.

En la derecha vemos la Capilla de San Miguel. Capilla de estilo barroco, dedicada a San Miguel. Aquí se encuentra sepultado el obispo Miguel Peinado Peinado (1971-1988). El retablo es barroco, del año 1761, llena prácticamente todo el testero central y está suntuosamente decorado. El arcángel aparece vestido con coraza, manto rojo y con escudo de la Inmaculada, mientras lucha contra Lucifer que aparece en un fuerte escorzo. Otros ángeles también luchan contra demonios. Es obra de Francisco Pancorbo en el siglo XVIII.


          

Coro. Es  uno de los más grandes de España ya que consta con un total de 148 sitiales. Fue terminado en el siglo XVIII. La obra del coro se comenzó en el año 1730 bajo la dirección de José Gallego y Oviedo, terminándose en 1736. Está separado por una reja del crucero. La sillería, en madera de nogal, fue empezada bajo el mandato del obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce y ejecutada por los tallistas López de Velasco, Jerónimo Quijano y Gutierre Gierero durante el siglo XVI; se amplió el número de sillas en el año 1736, siendo sus autores Julio Fernández y Miguel Arias, con un estilo tan igual que resulta muy difícil distinguir dicha continuación de obra.





           

Órgano. Dentro del coro destaca el monumental órgano principal, cuya caja barroca es obra de José García y de Manuel López, realizada en 1780. Durante la guerra civil española los tubos del órgano fueron saqueados por lo que tuvo que ser reconstruido e inaugurado en 1943 y mejorado posteriormente. También existe un órgano antiguo realizado por Juan de la Cruz de San José en 1679.

Entre sus maestros de capilla cabe destacar al polifonista Francisco Guerrero, que fue nombrado cuando tenía 17 años de edad y estuvo durante los años 1545 a 1548.


          

Sala capitular. A la izquierda del altar de la capilla de Santiago hay una puerta por la que se accede a la sala capitular, también llamada capilla de San Pedro de Osma. Un grabado que existe en la puerta de acceso reza fue construida en 1556 pro Vandelvira. Es de planta cuadrangular, de 14 por 7 metros, y está adornada por pilastras jónicas, veinticuatro nichos y tres grandes ventanales orientados al oeste. Al frente hay un retablo del siglo XVI de Pedro Machuca, discípulo de Miguel Ángel. Está compuesto este retablo por tres calles de tres cuadros cada uno, separados pro marcos tallados con racimos de parra en cuyos cruces hay medallones de efigies de santos, en los largueros divisorios también hay pinturas de santos. En las tablas se representan, en el primer cuerpo los cuatro Padres de la Iglesia; en el segundo, en su parte central, San Pedro de Osma y a sus lados San Pedro y San Pablo, y en el tercer cuerpo, se halla la Virgen del Manto con el Niño y a sus lados los evangelistas San Juan y San Lucas. En la coronación del retablo, en forma de óvalo, hay una tabla con la pintura de Santa Marcela portando el lienzo del Santo Rostro. En los dos lados de la puerta se encuentran dos grandes armarios que guardan el archivo de actas capitulares. En ambos lados de la estancia hay un banco corrido que ocupa los laterales. Para terminar se encuentran los escudos de la catedral a un lado y el del obispo Sancho Dávila Toledo al otro.


Sacristía. Es la obra cumbre de Vandelvira. Se entra a ella desde el crucero de la parte del Evangelio. En la antesacristía se encuentra el escudo del obispo Diego Tavera, bajo cuyo mandato se realizaron estas obras. Las medidas de la sala son de 25 por 14 metros. Tiene ochenta columnas corintias, de las cuales 36 son exentas, de una sola pieza de piedra, y 44 semientregadas, todas en grupos de cuatro sobre 18 pedestales. Tiene una doble arquería con cubierta de bóveda de cañón decorada. En el muro derecho tiene cinco ventanas entre los intercolumnios, que le proporcionan luz natural. En el lado izquierdo se encuentran lienzos que son copias de cuadros de Rafael de Urbino. Los ornamentos que se emplean en las liturgias están guardados en  unas enormes cajoneras que hay alrededor de toda la sacristía, entre las bases de las columnas. Apoyado en la cabecera central hay un retablo-relicario de Alonso de Mena.


HORARIO

Horario de Cultos:

Lunes a Viernes: de 8.30 a 10.00 horas
Sábados: de 8.30 a 10.00 horas y de 18.00 a 19.00 horas
Domingos: de 8.30 a 10.00 horas, de 12.00 a 13.30 horas y de 18.00 a 19.00 horas

(Las visitas al templo deben realizarse fuera del horario de cultos)

Misas:

De lunes a viernes: 9.00 horas (Catedral) - 10.00 horas (El Sagrario) - 18.00 horas (El Sagrario)
Sábados: 9.00 horas (Catedral) - 10.00 horas (El Sagrario) - 18.00 horas (Catedral)
Domingo: 9.00 horas (Catedral) - 10.00 horas (El Sagrario) - 11.00 horas (El Sagrario) - 12.00 horas (Catedral) - 13.00 horas (Catedral) - 18.00 horas (Catedral)

Veneración del Santo Rostro:

Todos los viernes de 10.30 a 12.00 horas y de 17,00 a 18,00 horas. (Iglesia Del Sagrario)

Horario de Visitas:

Lunes a Viernes: de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas.
Sábados: de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 18.00 horas.
Domingos: de 10.00 a 12.00 horas y de 16.00 a 18.00 horas.

(Este horario puede sufrir variaciones a causa de los cultos y actos a celebrar. La taquilla se cierra 20 minutos antes de la hora de cierre.)

Precios:

Entrada individual - 5 € (incluye audioguía).
Entrada jubilado - 2 €.
Entrada menores 16 años - 1,50 €.
Entrada grupos (mínimo 20 personas): 3 €/persona.

Zona visitable: Al adquirir su entrada para visitar la Catedral, aparte de contribuir con su mantenimiento, usted puede visitar toda la planta del templo, Sacristía, Sala Capitular, Antiguo Panteón de Canónigos (actualmente Exp. Permanente de Arte Sacro), Sillería Coral y Galerías altas, desde la que se pueden contemplar tanto vistas al interior como al exterior de la Catedral.

Santo Rostro. A lo largo de los siglos, la tradición popular ha considerado siempre al Santo Rostro como uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario. Hasta nuestros días no ha llegado constancia documental cierta y verídica que aclara los orígenes de esta reliquia en Jaén. Diversos han sido los historiadores locales que recogieron y sistematizaron algunas tradiciones que circulaban sobre la llegada de este vestigio de la Pasión del Señor al Santo Reino. Para unos, habría sido traída desde Roma por S. Eufrasio, uno de los Siete Varones Apostólicos y obispo de Iliturgi, que es considerado como el primer prelado con que contó Jaén; esta hipótesis nos ha llegado aderezada literariamente con una inverosímil y legendaria narración, que fue ya objeto de crítica en el s. XVIII.

Los primeros datos ciertos de la presencia del Santo Rostro en Jaén se remontan al s. XIV. Muchos investigadores enlazan las primeras referencias al Santo Rostro con el pontificado de D. Nicolás de Biedma. Este prelado ocupó la sede de Jaén en dos períodos: 1368-1378 y 1381-1383. Podría haber sido D. Nicolás quien trajese a Jaén la Verónica, como es llamada la reliquia en los documentos de la época. Frente a esta posible presunción, existe un dato desconcertante: cuando D. Nicolás hace testamento, declara heredera universal de sus bienes a la fábrica de la catedral, que él había empezado a construir para sustituir a la mezquita convertida en primer templo, pero en el texto testamentario no hace referencia alguna a tan preciada reliquia, que siempre ha recibido la veneración de los fieles en la catedral. Sí hay constancia, sin embargo, de que la Verónica se guardaba en el sagrario de la iglesia mayor, y sólo era mostrada a los fieles en dos ocasiones: el Viernes Santo y el día de la Asunción, titular del primer templo diocesano, y con ella se bendecían los campos de Jaén desde los balcones de la catedral.

La ostensión de esta reliquia atraía a numerosos peregrinos en las dos ocasiones en que anualmente era expuesta. Estos devotos podían lucrar unas indulgencias episcopales, que fueron enriquecidas por las que otorgó Clemente VII, en 1529, mediante el breve Salvatoris Domini.

Para evitar los notables inconvenientes que se derivaban de la tumultuosa afluencia de fieles, que competían por besar y tocar la venerada reliquia, el obispo Don Rodrigo Marín Rubio costeó de su propio peculio, en 1731, un precioso relicario, realizado por el afamado orfebre cordobés, Francisco José Valderrama, que fue completado por el lazo de que la Duquesa de Montemar donó en 1823. Ese lazo, desaparecido en los aciagos días de agosto de 1936, fue sustituido por otro, al final de la Guerra Civil, cuando el Santo Rostro fue encontrado en un garage de las cercanías de París y devuelto a Jaén, en 1940. Ese lazo es una sugerente metáfora de la unión, de la vinculación del rostro de Cristo con el pueblo cristiano de Jaén, que nada ni nadie puede romper, porque en el semblante del Salvador que se custodia en ese armónico relicario renacentista que es nuestra Catedral, los hombres y mujeres de esta tierra, del Santo Reino, palpan, generación tras generación, la cercanía de la misericordia infinita de Dios.




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