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Monasterio de San Pedro de Rocas en Esgos

A 19 Km. de Ourense por la carretera C-536 Ourense - A Rúa, tomando el desvío a la izquierda en el Km. 17 en Tarreirigo, en el Municipio de Esgos, nos encontramos con el monasterio más antiguo de Galicia. Su origen se remonta al siglo VI en el año 573 cuando un grupo de siete ascetas se instalaron aquí para retirarse a una vida de oración, según la lápida fundacional que se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense. Con la llegada de los árabes fue abandonado en el año 711 hasta el siglo IX cuando según una leyenda el caballero Gemondus, en una jornada de caza, cuando perseguía a un jabalí, encontró las capillas escavadas en las rocas y se quedó en el lugar como ermitaño. Otros caballeros se unieron a él nombrándolo abad y se fundó una comunidad monástica. Alfonso III, al conocer los hechos, le concedió privilegios e implantó en él la regla benedictina en el año 1.007.

Desde entonces sufrió múltiples incendios, el primero en el siglo XI siendo su abad Aloito que lo reconstruyó; otro en el año 1.641, siendo ya priorato administrativo dependiente de Celanova, queda destruido el edificio monacal, y se construye lo que nos encontramos ahora. Funcionó de casa rectoral cuando los monjes lo abandonaron y ejerció de templo parroquial; y ya a comienzos del siglo XX sufre otro incendio que produjo el abandono del lugar. En 1923 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. A continuación fue cedido en préstamo a la “Ciudad de los Muchachos-Bemposta”.


   

   


La iglesia del monasterio, del siglo VI, consta de tres naves comunicadas entre sí por arcos decorados por columnas adosadas y capiteles labrados en la misma roca. El techo de la nave central presenta una abertura por la que entra luz desde el exterior. Todavía se conservan los altares primitivos en forma de mesas y podemos ver la reproducción de un Cristo románico y una pilastra central de altar prerrománico; Esta nave tiene bóveda de medio Cañón y sufre un reforzamiento en el siglo XVI por medio de un arco. En la muralla de la capilla de la izquierda, encontramos una oquedad en el que se cree que estaba el sepulcro del caballero Gemodus. En él se descubrió una pintura mural al fresco, datada entre 1175 y 1200, que muestra imágenes de los apóstoles y un mapamundi. En la nave de la derecha hay dos sepulcros que las leyendas asignan la Gondamáriz y Oveco Seixas, muertos en combate contra Bermudo II.

   

   




El suelo está tallado con sepulcros antropomórficos, incluso algún de reducido tamaño que debió pertenecer a un niño pequeño. Los estudiosos afirman que en el interior del templo se enterraban a los nobles y a los abades, y en el exterior a los personajes de menor categoría.



En el exterior lo primero que nos encontramos es un edificio de construcción robusta, del siglo XVII, entre este y la fachada de la iglesia románica encontramos varios sepulcros antropomorfos escavados en el suelo, se supone que fue aquí donde se encontraba el claustro monacal cementerio.

 





Lo que más llama la atención del exterior y de la nombre al lugar es un campanario, obra de Gonzalo de Penalva en el siglo XV, construido sobre una roca de unos 14 metros de altura y tajada con una escalinata en la parte posterior que permite subir a él.

   

En esta misma roca está escavado un arco que nos da paso a un espacio rectangular cerrado por una muralla y empleado hasta hace poco como cementerio parroquial. Desde aquí podemos acercarnos a la fuente de San Benito, también escavada en roca, cuya agua según la tradición elimina las verrugas. Un breve recurrido en pendiente por una arboleda con enormes rocas. También parte desde este monasterio el “Camino Real” ruta de senderismo que va hasta Esgos.

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