Aprovechando el puente de diciembre, hicimos una breve escapa a Murcia y nos alojamos en el Balneario de Archena, más concretamente en el Hotel Termas. Nunca hemos sido unos enamorados de los balnearios y teníamos en principio claro que si bien podríamos aprovechar el spa (porque estaba incluido en el precio), no teníamos intención de pagar por otros servicios que puedes añadir a tu estancia en el Balneario que la verdad es que hay de todo tipo.
Nos costó un poco encontrar el Hotel porque el Google Maps se perdió. El mismo se encuentra a las afueras de Archena y acabamos dando una vuelta por todo el pueblo pero finalmente llegamos a nuestro destino. Al llegar al recinto del balneario, un amable trabajador, nos dijo que podíamos acercarnos hasta el hotel sin problemas y luego ya una vez que nos hubieran dado la habitación, volver al parking (que teníamos incluido también en la reserva a un precio de 8 euros por día). Reservamos Media Pensión por comodidad. De esta manera, ya que era Diciembre, al llegar al hotel después de visitar alguna localidad cercana, podríamos descansar en el spa y luego ya directamente irnos a cenar sin tener que salir.
El hotel en el que estuvimos hospedados fue el Hotel Termas pero el complejo tiene otros dos hoteles: el Hotel Levante y el Hotel León, este último de tres estrellas y los otros dos de cuatro.
Después de aparcar el coche en el amplio aparcamiento (que también está disponible para las personas que desde fuera vienen a visitar el spa), hicimos el check-in y accedimos a la habitación. Como podéis ver en alguna de las fotos del interior del hotel, este tenía un estilo nazarí, tipo Alhambra de Granada.
Teníamos reserva de una habitación doble. Muy normal, nada destacable ni a favor ni en contra. Tamaño correcto, con mini-bar y con televisión. Lo más importante es que había dos albornoces en el cuarto de baño para ir al spa y también me llamó mucha atención los productos de aseo.
El complejo tiene varios edificios, los tres hoteles que he mencionado antes, una capilla, un casino, enfermería, las distintas consultas para los tratamientos y el spa.
La verdad es que sobre todo del noche con las luces navideñas, el complejo es muy bonito. Del spa no pudimos hacer foto porque no te dejan. Llegas al edificio en el que se encuentra (quizás deberían poner un camino bajo techado porque pasas frío hasta llegar a él ya que íbamos con el albornoz y el bañador), y en los vestuarios dejas en unas taquillas todo los objetos personales. Puedes pasar con el albornoz y las zapatillas de baño que dejas dentro para cuando salgas del agua.
Las piscinas termales, que es a lo único que teníamos acceso con la reserva, consiste en dos amplias piscinas termales (de agua caliente), una interior y otra exterior (resultaba curioso salir al exterior y no tener frío), así como una piscina infantil. En las piscinas termales teníamos chorros, ríos de corriente, cascadas, camas de agua y zonas de reposo. La verdad es que había demasiado gente y por ejemplo las camas de agua estaban muy solicitadas. Hay que recordar que el spa está accesible a todo el mundo que paga la entrada, tal vez deberían controlar el aforo sobre todo por las personas que estábamos hospedados en el hotel (con alguna especie de reserva). No reservamos ni el circuito termal ni ninguno de los diferentes tratamientos de los que tenéis amplia información en la página web del Balneario.
Como os he comentado antes, habíamos reservado Media Pensión y la verdad es que si bien el hotel en general no nos decepcionó, aunque tampoco es que tengamos pensado repetir (está claro que de momento lo del Balneario no nos llama mucho la atención, ya que somos más de salir y ver monumentos o lugares), tanto el desayuno como la cena no nos gustó nada de nada.
El desayuno muy simple para un hotel de cuatro estrellas. Además todo ubicado muy cerca unas cosas de otras y eso provocaba que se acumulara mucha gente por los pasillos. Incluso vimos que la comida caliente (huevos revueltos y salchichas) se acabaron y tardaron bastante tiempo en reponerlos.
Nada que ver con otros hoteles de la misma categoría en los que hemos estado alojados.
Solo estuvimos hospedados dos noches, viernes y sábado así que solo cenamos esos dos días en el hotel.
El viernes el menú era el siguiente.
De postre probamos el pan de calatrava y por lo menos aquí sí acertamos.
El menú del sábado era el siguiente.
Esta vez de primero elegimos los dos los entremeses y acertamos de lleno. Buena cantidad y muy ricos.
El segundo, al menos el mío, fue otra decepción. No me gustó nada la salsa y yo no soy una persona complicada al comer y de nuevo me dio la sensación de que la salsa escondía la poca frescura del pescado.
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