Blog Los viajes de Dora Brunch en Mur Café en Madrid ~ LOS VIAJES DE DORA
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Brunch en Mur Café en Madrid

Nos vamos de Brunch. Está de moda y hay que estar a la altura de los tiempos, así que una mañana de domingo decidimos subir a Madrid, irnos de compras y acabar nuestro periplo por el centro comiendo un brunch en Mur Café situado en la Plaza Cristino Martos de Madrid, muy cerca de la Plaza de España. 



Habíamos reservado con antelación a las 13:00 (te ofrecen tres distintas horas cuando reservas por teléfono: 11:00, 13:00 y 15:00), así que nos ubican en la planta superior, para mi gusto demasiado minimalista, la mesa es tan pequeña que tenemos dificultad para dejar todas las cosas que comimos, pero el local tiene cierto encanto. 




Teníamos claro que íbamos a probar el brunch completo con dulce y salado, que un día es un día. 


El precio del brunch completo 22€. 

Primero nos traen un café con leche, zumo de naranja recién exprimido y yogurt con arándanos. 




El zumo un poco caliente para mi gusto y más estando en verano. 

Luego nos traen la cesta de dulce que consiste en un croissant, dos tostadas (de diferentes panes), un pie (que no pudimos comer porque estaba muy potente), y un cumpret (es lo blanco que ves encima, una especie tortita muy ligera que nos gustó muchísimo) para cada uno. Como acompañamiento para las tostadas, tomate, mermelada, mantequilla y nutella natural. Demasiado tarde nos dimos cuenta de que en una mesita auxiliar tenían aceite para echarte en las tostadas. 

     

De segundo, el salado. Los dos nos decantamos por el desayuno inglés, me daba miedo que los huevos benedict tuvieran la salsa un poco fuerte. Este consistía en dos huevos fritos, salchichas, un filete de lomo (algo duro), bacon, morcilla, judías, champiñones rehogados, y hash brown (lo que parece una tostada). A excepción del filete de lomo que como os he dicho estaba algo duro, y de las judías que no nos apetecían mucho aunque las probamos, nos comimos todo y la verdad es que acabas más que lleno. 

Había un problema de aire acondicionado en el local, y hacía muchísimo calor, menos mal que al ver el aceite, nos dimos cuenta de que había botellas de agua (caliente por desgracia) a disposición de los clientes porque con el calor que hacía (insoportable) y todo lo que habíamos comido, casi entramos en coma, jejejejeje. Una pena lo del aire porque a pesar de que la comida estaba muy rica, la sensación no fue del todo satisfactoria. Me quedo con el brunch del Invernadero de Gran Vía. 


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