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Real Casino de Murcia

El Real Casino de Murcia es uno de los edificios más emblemáticos de Murcia. Se encuentra en la calle Trapería en el centro de la ciudad. El edificio, cuya construcción comenzó en 1847, es una mezcla de las diferentes corrientes artísticas que coexistieron en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX en España. 

La fachada del edificio que da a la calle Trapería, construida en 1902, es obra del arquitecto murciano Pedro Cerdán Martínez. Es de estilo ecléctico con influencias modernistas e historicistas. 

     

Traspasada la puerta de entrada hay un pequeño vestíbulo neobarroco que combina maderas, cristales, mármoles y escayolas.

     




Tras la puerta de cristales coloreados se accede al Patio Árabe que actúa como distribuidor del edificio. Su lujosa decoración de estilo neonazarí es obra de Manuel Castaños y está revestida por más de 35000 láminas de pan de oro. Está inspirado en la puerta del Patio de los Embajadores de la Alhambra. La luminosa bóveda que cubre el patio es la parte más alta del edificio. 


     


La Galería Central, cubierta por una bóveda acristalada y recubierta de mármoles de Macael y de Cehegín, constituye una calle interior del Casino a la que se asoman las diferentes dependencias situadas en un nivel ligeramente superior. 


     

La primera dependencia que se sitúa a mano izquierda es la Biblioteca Inglesa, obra realizada en 1913 según el proyecto de la firma británica Waring & Gilow, en la que destaca su tribuna superior de maderas talladas sustentada por ménsulas de fundición en forma de flamencos que, como aves migratorias, representan el espíritu viajero del siglo XIX. La Biblioteca guarda una magnífica colección de libros, integrada por más de 20000 volúmenes de los siglos XVII, XVIII y XIX. Un lucernario cenital proporciona luz natural a los veinticinco puestos de lectura. 

     






La siguiente sala es el Congresillo, justo frente a la Biblioteca. Es un elegante saloncito entelado que servía de punto de reunión a ciertas peñas de ciudadanos notables de Murcia. En su decoración destacan las sedas y maderas así como la lámpara y las finas escayolas del techo. Alberga parte de la importante colección de pinturas románticas del siglo XIX y primeros años del XX, con obras de gran tamaño de Manuel Arroyo, Manuel Piccolo y Obdulio Miralles. 




Por el Congresillo se accede al salón más importante y suntuoso del Real Casino, conocido como el Salón de Baile. Construido entre 1870 y 1875, está concebido en un atractivo estilo neobarroco, de inspiración francesa. El majestuoso lienzo del techo, pintado entre otros por Manuel Arroyo y Eduardo Gil Montijano, está decorado con alegorías de las artes y con paisajes exóticos. Cuatro medallones situados en los esquinas muestran a los hijos ilustres de Murcia, el actor Julián Romea, el escultor Francisco Salzillo, el pintor Nicolás Villacís y el político José Moñino. Cinco deslumbrantes lámparas de bronce dorado y cristal de Bacarat iluminan el Salón. Además de la suntuosa decoración de espejos, molduras doradas, bajorelieves y cornucopias, destaca también el suelo de tarima de madera taraceada que data de 1877, así como la bancada circular desde la que las señoras que acompañaban a las jóvenes murcianas en los bailes de épica vigilaban las evoluciones de sus pupilas mientras bailaban al son de la música interpretada por los músicos situados en los balconcillos superiores. 



     





Desde el Salón de Baile se accede a la Antesala, un espacioso salón abierto al Patio Pompeyano en que se efectúa la transición de las cálidas y sedas y maderas al frío mármol. Destacan dos pinturas de gran formato de los pintores Gil Montijano y Sánchez Picazo, así como un busto ejecutado por el escultor murciano José Planes. 





Desde la Antesala se sale de nuevo a la Galería Central y se accede al Tocador de Señoras que ocupa parte de la antigua sala de armas. Está ejecutado con lujo, destacando sus espejos y sedas. El lienzo que decora el techo, obra de José Marín Baldo, es una alegoría de la noche y representa a la Diosa Selene. 





Nuevamente en la Galería Central y tras girar a la izquierda se accede al Salón de Armas, cuyas cristaleras atestiguan que fue en su día la sala de esgrima del Real Casino. Tras perder un trozo en el que fue construido el Tocador de Señoras, el Salón de Armas fue utilizado como sala de ajedrez, entre otros usos. El Salón guarda el resto de la colección de pintura del siglo XIX integrada por lienzos de Germán Hernández Amores, Joaquín Agrasot y Miguel Blay. Y los cuatro grandes lienzos de Obdulio Miralles que representan alegorías de las cuatro estaciones. 




El Patio Pompeyano, de estilo neoclásico, está cubierto por una cúpula de hierro y cristal y alberga algunas esculturas de gran belleza. 

     


Por desgracia no pudimos visitar dos salas más del casino, la Sala de Billar y el Salón de Té pues estaban ocupados por un evento privado. Aún así, he de decir que junto con la Catedral y el Museo Salzillo, este fue uno de los lugares más impresionantes de Murcia y una visita obligada en tu recorrido por la ciudad. 

El horario del Casino es de lunes a domingo de 10:30 a 19:30. 

El precio de la tarifa normal es de 5 euros con una audioguía (a nosotros no rebajaron a 3 euros por no poder visitar todas las estancias), y 3 euros para jubilados, estudiantes y parados. 

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