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Visita a Lerma

Era una escapada breve, de un par de días, pero un cumpleaños es una perfecta excusa para viajar, aunque ya os habrá quedado claro que no necesitamos muchas razones para embarcarnos en un viaje. Así que de vuelta de visitar Frías y Oña y de hacer noche en Briviesca, hicimos una parada en la Villa Ducal de Lerma, en la A1 entre Madrid y Burgos. 

Nada más llegar aparcamos el coche en la Plaza Mayor, en origen porticada. 

La plaza era el marco ideal para las fiestas privadas (corral de comedias, lidia de toros a caballo, juego de cañas, luminarias, mogigangas...). Lope de Vega o Góngora acudían a Lerma a representar sus obras teatrales en la Plaza. Pero el Duque ideó una variante bárbara de la Fiesta Nacional y que divertía mucho a los cortesanos, que consistía en un despeñadero para el toro; una vez toreado, era incitado al balcón volado y este moría desnucado, precipitado por la pendiente hasta el río. 




Mientras esperábamos a que empezara la visita guiada por la villa que os recomendamos desde este blog, nos acercamos al Convento de San Blas. Diseñado por Francisco de Mora y construido por Fray Alberto de la Madre de Dios. 




En su interior destaca un retablo de Juan Gómez de Mora con pinturas de Pedro Antonio Vidal. En la actualidad lo habitan las monjas Dominicas.



Teníamos la visita concertada a las 12 de la mañana, así que nos dirigimos a la Oficina de Turismo. Como había mucha gente, decidieron hacer dos grupos, y nosotros nos unimos al de Claudio, al que queremos agradecer su buen hacer. El precio de la visita es de 4 euros para adulto, y consiste en un paseo por la villa visitando el interior de la Iglesia de San Pedro, el Monasterio de Santa Clara, y el Palacio Ducal, hoy en día Parador. Así como de la Plaza Mayor y recientemente, incluye también una visita a una parte del pasadizo que el Duque utilizaba para ir del palacio a la iglesia. Aconsejable reservar en la página oficial de turismo de Lerma, citlerma.es

Empezamos la visita por la Iglesia colegial de San Pedro. El Arzobispo de Sevilla, Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, tío del Duque de Lerma, concibió el proyecto de dotar a la villa de una iglesia de grandes dimensiones y eligió la existente de San Pedro para su ampliación y reforma. A petición del Fuque, la parroquia fue convertida en colegiata en 1606 por el Papa Paulo V. Los planos son obra del arquitecto carmelita Fray Alberto de la Madre de Dios que en 1613 inició la reforma.


La fachada típica herreriana destaca por la monumental portada principal, con dos columnas dóricas sujetando un entablamento decorado con los escudos ducales, coronado por cornisa rematada por bolas.  En el centro, una hornacina con frontón semicircular y la imagen de San Pedro. 



La iglesia presenta en su interior planta de tres naves, con girola y sin crucero. El retablo original y sillería del coro fueron trazados por Juan Gómez de Mora. Órganos de 1616 de Diego Quijano.







Destaca por su belleza la estatua orante en bronce d D. Cristóbal de Rojas y Sandoval, Arzobispo de Sevilla, obra de Juan de Arfe y Lésmes Fernández del Moral. 



En la sacristía destaca la mesa taraceada, regalo del Papa Paulo V, el calvario de 1601 y cuadros donados por el Duque de Lerma. 




La visita continuó contandonós la historia del pasadizo que conectaba el Palacio Ducal con la Iglesia a través del cual el Duque y sus nobles podía ir a oír misa sin pisar la calle. 



Y continuamos el paseo hasta el Mirador de los Arcos, desde donde el guía nos fue contando lo que antaño se podía ver desde ese lugar y lo que ahora podíamos ver. 






En la plaza se encuentra el Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor. Primera fundación conventual de Lerma, realizada por el Duque de Ucea. Atesora un Cristo yacente de Gregorio Fernández, relicarios y cuadros de los Carducho. Lo habitan monjas del Instituto Religioso Iesu Communio.







Volvimos a la Plaza Mayor para acceder al Palacio Ducal, en la actualidad Parador Nacional de Turismo. Realizado según las trazas de Francisco de Mora, absorbiendo el primitivo castillo Medieval. Es de estilo herreriano, como todo el conjunto histórico-artístico de la Villa de Lerma. Estaba concebido como residencia ducal y aposentos para la Corte en el siglo XVII.






Y ya terminando la ruta guiada a la villa de Lerma, el guía nos sorprendió con una visita inesperada a uno de los tramos rehabilitados del pasadizo del Duque de Lerma, una serie de galerías cubiertas que el Duque y la familia Real utilizaban para poder desplazarse a los distintos oficios religiosos sin pisar la vía pública. 


Con todo esto, acabó la visita guiada, nos despedimos de nuestro estupendo guía y decidimos bajar toda la calle Mayor para buscar un lugar en donde comer. Pensamos que sería mejor salir de lo que es intramuros, y efectivamente conseguimos encontrar un menú bastante aceptable a buen precio. 

Para ello, cruzamos el Arco de la Cárcel. Arco medieval flanqueado por dos cubos defensivos con saeteras; único vestigio de la Lerma amurallada. En el siglo XVII se habilitó como cárcel. 


Después de un agradable café en el Parador, retomamos viaje hasta casa. De nuevo desde este blog os aconsejamos realizar la visita guiada a la Villa de Lerma. Todo un ejemplo de cómo dar a conocer el patrimonio de España. 

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