Nuestra visita a Lucca en el último día de nuestro viaje por Italia, fue una verdadera sorpresa. Lucca fue sin duda un verdadero descubrimiento. Uno de esos lugares que te llenan, por su sencillez y su paz. Cansados un poco de tanta aglomeración por las calles de Venecia, San Gimignano o Florencia, Lucca nos aportó la tranquilidad y sosiego que tanto necesitábamos después de unos frenéticos días por tierras italianas.
Aparcamos en un descampado fuera de las murallas, ya que dentro es imposible encontrar aparcamiento y accedimos al interior a través de la puerta de Santa María.
El primer lugar al que nos dirigimos para visitar fue San Frediano, cuya fachada se caracteriza por un mosaico del siglo XIII que representa la Ascensión.
El interior del templo es de planta basilical con una nave y dos pasillos separados de la nave por arcos sostenidos por columnas con capiteles romanos y románicos.
El principal tesoro es la Fontana Lustrale, una gran pila de agua bendita situada junto a la entrada del lado sur. Se cree que es obra de tres artistas: el primero, el Maestro Roberto, creó las escenas sobre Moisés de las secciones exteriores de la pila principal; el segundo, un artista desconocido, añadió las figuras de los seis Apóstoles y el Buen Pastor; y el tercero, también anónimo, esculpió el resto de los apóstoles y los trabajos de los Meses del Año, encima de la pila.
En la Capilla Fatinelli, se encuentra el cuerpo incorrupto de santa Zita, una sirvienta del siglo XIII nacida en Lucca, que se convirtió en patrona de los empleados del hogar. Según un relato, sacaba pan de la casa de su sueño para dárselo a los pobres. Un día le preguntaron qué llevaba en su delantal, a lo que ella respondió: Sólo rosas y otras flores y cuando la registraron, el pan se había convertido milagrosamente en flores.
El presbiterio del siglo XVI contiene los restos de San Frediano. El ábside tiene tres ventanas que iluminan el altar mayor.
En la Cappella Trenta, hay un excepcional retablo esculpido (1422) y dos desgastadas tumbas en el pavimento, pertenecientes al mecenas de la capilla, Lorenzo Trenta y a su esposa. Tanto el retablo como las tumbas son obra del escultor siénes Jacopo della Quercia.
En la Cappella di Sant'Agostino se encuentran los mejores frescos de la iglesia de Amico Aspertini. Representan a San Frediano desviando las aguas del río Serchio (para salvar Lucca) y la Natividad, y el Bautismo de san Agustin y la Llegada del Volto Santo a Lucca.
Una vez visitada la iglesia de San Frediano, nos dirigimos a la famosa Plaza del Anfiteatro. Las casas medievales de esta hermosa plaza fueron construidas en torno al espacio oval del anfiteatro romano de Lucca. Aún son visibles las trazas de la antigua estructura, incorporadas a edificios posteriores aunque muchas de las piedras originales fueron extraídas en el siglo XII para ser usadas en las iglesias románicas de Lucca.
De camino a San Michele, pasamos por la Torre Guinigui, a la que subimos para disfrutar de unas preciosas vistas sobre la ciudad de Lucca. En la parte superior de la torre hay unas encinas. Curioso.
E igualmente pasamos por la Torre del Reloj, pero ya estábamos algo cansados para seguir subiendo escaleras.
Y así llegamos a San Michele in Foro.
Levantada en 1070, sobre el emplazamiento del antiguo foro romano. Su espléndida fachada combina un característico revestimiento de mármol con una asombrosa estructura de minúsculas logias, arquerías ciegas y originales columnas heliocoidales. Esta combinación decorativa y en particular los motivos en mármol, es típica de la arquitectura románica del llamado estilo pisano, muy presente en la ciudad y en otros lugares de Toscana.
El sencillo interior de San Michele es menos llamativo que su fachada. Sin embargo, alberga una obra de arte importante: una pintura de finales del siglo XV de los Santos Jerónimo, Sebastián, Roque y Elena, obra de Filippino Lippi. Además, destaca el emblemático Crucifijo de estilo bizantino, de madera policroma, obra del escultor y pintor toscano Berlinghiero Berlinghieri.
Seguimos descubriendo esta bellísima ciudad y llegamos a la Casa di Puccini. Algunos visitan el interior mientras que el resto descansa.
Puccini nación en esta casa, donde pasó su primera juventud hasta la edad de 22 años cuando se trasladó a Milán. Hoy en día, su casa natal contiene objetos que pertenecieron a él: muebles de la familia, un abrigo, preciosos premios que atestiguan los extraordinarios éxitos del compositor, cartas escritas por él, composiciones, etc....
En nuestro paseo por Lucca en dirección a la Catedral de San Martino, pasamos por la Iglesia de San Paolino y la de San Giovanni.
Nos está sorprendiendo muy gratamente Lucca, y eso que aún no habíamos llegado a la Plaza de San Martino en donde se encuentra su Catedral dedicada a san Martín. Impresionante su fachada con el Campanile.
Con la entrada completa de la Catedral, también puedes visitar la Iglesia de Santi Giovanni y Reparata y el Museo de la Catedral. Una parte de la expedición compra esta opción, mientras que el resto nos conformamos con deleitarnos con el interior de la catedral.
Dedicaré una entrada individual a la Catedral, que bien se lo merece.
Volvemos prácticamente sobre nuestros pasos, hasta la Iglesia de San Frediano, la primera que visitamos a nuestra llegada a Lucca.
De camino, vamos mirando restaurantes en los que comer para despedirnos de Italia. Finalmente encontramos uno económico justo frente a la fachada de la iglesia. Unos platos de pasta y pizza y enseguida se nos hace la hora de volver al coche, aún tendríamos unos cuantos kilómetros para llegar, ya en Francia, a nuestro hotel de descanso. Arrivederci Italia!
Horarios de los monumentos de Lucca
Complejo Catedral
Catedral: de 9:30 a 18:00
Museo: de 10:00 a 18:00
San Giovanni e Reparata: de 10:00 a 18:00
Tarifa de la catedral: 3 euros; todo el complejo: 7 euros.
Casa Natal de Puccino: de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00. Lunes cerrado
San Michele in Foro: todos los días de 7:40 a 12:00 y de 15:00 a 18:00
Basílica de San Frediano: de 8:30 a 12:00 y de 15:00 a 17:00. De lunes a sábado.
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