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Visita a Alcalá del Júcar

Durante el mes de Agosto de 2014 disfrutamos de unos pocos días del litoral mediterráneo, más concretamente en Paterna, gracias a un concurso de FB de Posadas de España.

De camino a Paterna, hicimos una breve parada en la localidad de Alcalá del Júcar en la provincia de Albacete, ya que está considerado uno de los Pueblos más bonitos de España y después de la visita, podemos confirmar que efectivamente es así, por su enclave y su localización, por sus calles empinadísimas y su castillo que parece querer llegar al cielo.

Así que aquí os dejo el reportaje fotográfico sobre Alcalá del Júcar.

Alcalá de Júcar se encarama en una roca sobre un meandro del Júcar, sus casas escalan por ella o se excavan en la tierra y ascienden hasta el Castillo que preside, la vista, el pueblo y el río. El cañón del Júcar se recorta en láminas en su base, como una tarta de caliza que le confiere un peculiar aspecto.


Lo primero que hicimos fue buscar aparcamiento, sin problemas lo encontraréis, está bien señalizado, eso sí, antes de cruzar el puente que os lleva al pueblo, en la otra orilla del río.

Pero antes de llegar por la carretera, encontramos un mirador del que poder hacer alguna foto de todo el pueblo.











Antes de cruzar el puente romano, podrás disfrutar de las mejores vistas de la villa. Una preciosidad. Y también verás las piscinas naturales donde la gente se refresca en un caluroso día de verano.








El Puente Romano paso obligado del Camino Real de Castilla a Levante, cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en puerto seco o aduana.

El bravo Júcar forzó en distintas fechas su restauración, la más reciente en 1.990, sustituyendo la albardilla deteriorada por la erosión y pavimentación a base de piedra natural de Alcalá, por los talleres de albañilería y cantería de la Escuela Taller I.




Ya desde el puente seguimos disfrutamos de las preciosas vistas de la montaña y el pueblo de Alcalá del Júcar.


Por la empinada calle paralela al río llegamos a su Iglesia y justo al lado el Ayuntamiento.






Su Iglesia Parroquial de distintas épocas entre los siglos XV Y XVIII, de nave única en forma de cruz latina, ofrece en uno de sus tramos una bóveda gótica tardía; hacia la cabecera presenta crucero con cúpula en la que figura una inscripción con el año 1.767. La torre al igual que la fachada es de estilo academicista, del arquitecto Lorenzo Alonso. Por desgracia estaba cerrada.






Nuestro primer destino sería el Castillo, así que con determinación y sin pensarlo mucho nos dirigimos a él, paseando entre las intricadas y empinadas calles de la localidad, buscando desesperadamente un poco de sombra en donde refugiarnos del terrible calor.

 






El Castillo en un principio debió erigirse como obra musulmana, resultado del reforzamiento fronterizo en época almohade, a finales del siglo XII, ante el avance cristiano de Alfonso VIII, pasando a lado cristiano cuando éste conquistó la zona del Júcar hacia el año 1.213.

Aunque recientemente restaurado y rehecho, parece ser que el aspecto actual se debe a las fortificaciones llevadas a cabo a mediados del siglo XV, en la época de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena.

Está constituido por un torreón pentagonal y dos torrecillas de planta circular en los ángulos rectos, todo con tres plantas en su interior; al exterior existen todavía restos de la muralla primitiva de la población.

En 1994, con el proyecto II de Escuela Taller de Alcalá del Júcar, se acondicionó el entorno natural, mejorando la entrada del Castillo.

Lo mejor del castillo las vistas de todo la villa y del Júcar.







 





 





 







 




Desde el Castillo también pudimos ver la famosa Plaza de Toros, única en su estilo por su forma irregular. Se desconoce su fecha de construcción y se reconstruyo en 1.902 para celebrar festejos taurinos y teatro, se encuentra al otro lado del río en la ladera de la montaña. Desde la Oficina de Turismo organizaban visitas guiadas a la misma.


Otro de los atractivos turísticos de Alcalá del Júcar son sus cuevas.

Su peculiar situación, permite que la mayoría de las casas estén excavadas en la propia montaña, con cuevas de tal longitud que llegan hasta el extremo de la peña sobre la que se asienta la villa.

Tres de estas cuevas se pueden visitar y son conocidas por “Diablo” y “Masagó”.

Nosotros nos decantamos por visitar la del Diablo, no por nada en particular, puesto que ambas cuestan 3€ la entrada y te incluye una consumición. Eso sí, hicimos el recorrido por el interior de la cueva, desde la parte superior a la inferior, menos mal, porque por dentro hay unos cuantos tramos de escalera.  Wink  Wink





























 


Las Cuevas del Diablo están escavadas en el propio corazón de la montaña, atravesando con un largo túnel de lado a lado de ésta. Fueron hechas en el año 1905, con la finalidad de utilizarlas para corrales, amplios palomares y alacenas.

Desde hace ya unos años están restauradas para ofrecerle al turista una visita agradable y entretenida, debido a las numerosas antigüedades y aperos de labranza que hay en exposición, y a su temperatura constante durante todo el año de 13º. También quedará asombrado de las maravillosas vistas que nos ofrece la sabia naturaleza en las laderas del rio Júcar, que podrá observar desde una magnífica terraza y miradores.










También visitamos el Museo del Cine, lleno de antigüedades relacionadas con el séptimo arte.
























Y para terminar algunas panorámicas de esta bellísima localidad.









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