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Sin duda Sevilla tiene un color especial - Día 2

Real Alcázar de Sevilla

Un nuevo día por Sevilla, y después de un suculento desayuno, nos dirigimos desde nuestro hotel en coche hasta el Centro Comercial Metromar y desde allí en metro hasta Puerta Jerez, hoy teníamos en el planning un comienzo de día muy especial, el Real Alcázar de Sevilla.





Alzándose sobre los restos arqueológicos más antiguos de Sevilla, datados en el siglo V a. de C., el Real Alcázar nace en el año 913 en plena etapa califal. Desde entonces hasta nuestros días, entre sus muros centenarios se han sucedido de todos los estilos artísticos de Europa y han tenido lugar muchos de los hechos más destacados de la Historia de España. Taifa, califal, gótico, mudéjar, renacentista, barroco, manierista, neoclásico, el Real Alcázar es una armónica conjunción de arte, historia y cultura en un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad, que desde su creación no ha dejado nunca de ser la residencia oficial de los Jefes de Estado de España, siendo hoy día el Palacio Real más antiguo de Europa.

Desde mi modesta opinión, destacaría sus jardines, y sobre todo la Galería del Grutesco con el famoso Estanque de Mercurio.



Y por lo que respecta al interior, sin duda, la sala más impresionante es el Salón de Embajadores, una verdadera joya del arte mudéjar.


Prácticamente toda la mañana en el Alcázar, una visita fundamental en la ciudad de Sevilla. 

Catedral y subida a la Giralda

Con la visita al Alcázar de la mañana, casi prácticamente se nos hizo la hora de comer, así que empezamos a buscar un sitio para hacerlo, difícil elección, pues en pleno centro de la capital la oferta es considerable pero los precios algo altos y más teniendo en cuenta que nuestros enanos no son de muy buen comer. 

Buscando un restaurante apropiado a nuestras necesidades, descubrimos algunos de los lugares más bellos de la ciudad como la Plaza de Doña Elvira o la Plaza del Triunfo, tampoco queríamos alejarnos de nuestro siguiente punto de interés: la Catedral. 

      




       

Y llegó la hora de entrar en la Catedral de Sevilla. Es la catedral gótica cristiana con mayor superficie del mundo. La Unesco la declaró en 1987, junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias, Patrimonio de la Humanidad y, el 25 de julio de 2010, Bien de Valor Universal Excepcional. Según la tradición, la construcción se inició en 1401, aunque no existe constancia documental del comienzo de los trabajos hasta 1433. La edificación se realizó en el solar que quedó tras la demolición de la antigua Mezquita Aljama de Sevilla, de la cual se conservan el alminar (la Giralda) y el Patio de los Naranjos.

Destacamos en su interior la tumba de Cristóbal Colón, así que sus numerosas vidrieras y rosetones.






      


Terminada la visita a la Catedral, nos dispusimos a subir a lo alto de la Giralda. Ni qué decir que aparte del cansancio después de subir sus 35 rampas, las vistas merecen la pena el esfuerzo, a pesar de que el día estaba gris, prácticamente teníamos toda la ciudad a nuestros pies. 

       







       

Al bajar nos tuvimos que sentar a descansar en el famoso Patio de los Naranjos para reponernos del esfuerzo.



      


Parroquia del Divino Salvador y Hospital de Nuestra Señora de la Paz

Después del breve descanso, continuamos con nuestro paseo. 

Llegamos hasta el Ayuntamiento, cuya fachada da a la plaza Nueva de estilo neoclásico.


Y cogiendo la famosa calle Sierpes llegamos a la Plaza del Salvador, donde se encuentra la Parroquia del Divino Salvador, llamada la segunda Catedral de Sevilla. 


Si interior, espacioso y solemne, aparece cálidamente exornado por una espléndida colección de retablos dieciochescos. Se asienta sobre una antigua mezquita. 


      




Frente a la parroquia se halla el Hospital de Nuestra Señora de la Paz, más conocido como de San Juan de Dios. Se encuentra en este lugar privilegiado de la ciudad desde 1574, fecha en la que se realizó la portada de su iglesia, que durante el siglo XVIII fue reformada. 




Y ya llegó el momento de volver al hotel, parando como siempre en el Centro Comercial Metromar para cenar y coger el coche. De camino al metro, unas cuantas vistas más de la Plaza Nueva y su mercadillo de artesanía y de la iluminación navideña de la ciudad.




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