Blog Los viajes de Dora Visita a Tarragona ~ LOS VIAJES DE DORA
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Visita a Tarragona

Murallas

Empezamos nuestro recorrido por la Tarragona romana por las murallas. En el siglo II a. de C. Tárraco se dotó de una gran muralla que delimitaba el perímetro urbano. Su longitud era de unos 3500 m., de los que se conservan actualmente 1100 que rodean el Casco Antiguo.

La parte más interesante se puede visitar, y se pueden observar diversos lienzos perfectamente conservados, que muestran el particular zócalo de bloques megalíticos, así como también dos de las seis poternas y una puerta de acceso al tráfico rodado.

De las tres torres destacan la del Arzobispo, con notables reformas medievales y la de Minerva, que contiene la escultura y la inscripción romanas más antiguas de la Península Ibérica.

Accedimos al recorrido por la muralla por la Puerta del Roser.















Foro Provincial

La plaza inferior del foro provincial era un enorme recinto rectangular de 318x175 m., rodeado por tres de sus lados de una compleja estructura de pórticos. El interior estaba ornamentado probablemente con jardines y numerosas estatuas, de las que quedan numerosos pedestales con inscripciones. Actualmente se pueden observar restos de estos pórticos en los edificios de la Antigua Audiencia, en la plaza del Pallol, plaza del Forum y el llamado Pretorio.









En el circo se disputaban las carreras de carros, generalmente de dos caballos o de cuatro. El circo de Tarragona está entre los mejores conservados de Occidente, a pesar de que la mayor parte de su estructura sigue oculta bajo viejos edificios del siglo XIX.

Actualmente se puede visitar el extremo oriental, donde además de la fachada monumental y las gradas, pueden contemplarse las bóvedas de San Hermenegildo y Enrajolat.

Otro sector ha quedado al descubierto en la plaza Sedassos y algunas bóvedas son visibles también en locales de las calles Trinquet Vell y la plaza de la Font.



























El Anfiteatro de Tarragona era un edificio para espectáculos de luchas de fieras, deg gladiadores y ejecuciones públicas. Fue construido a principios del siglo II d. de C., y fue objeto de reformas en el año 221, como indica la inscripción de 140 m la más larga de todo el Imperio, que coronaba el podio.

Actualmente se conserva parte de la grada tallada en la roca, muy erosionada, y una parte de la grada meridional, sustentada sobre bóvedas de hormigón.

Aquí sufrieron martirio en el año 259 San Fructuoso y sus diáconos. Para conmemorarlo se edificó, a inicios del siglo VI, una basílica visigoda, sobre la cual se estableció la iglesia medieval de Santa María del Milagro.


















Museo Nacional Arqueológico

Nació en el siglo XIX, como resultado de la unión de dos museos: el de la Comisión de Monumentos y el de la Sociedad Arqueológica Tarraconense. Ubicado en la céntrica plaza del Rei, contiene una valiosísima colección de restos romanos, entre los cuales destacan fragmentos arquitectónicos, esculturas, inscripciones, mosaicos, cerámicas, etc., procedentes de la misma Tarragona. En el subterráneo se puede contemplar también un lienzo de la muralla romana.

En esta ocasión, no accedimos al interior del museo por falta de tiempo, ya lo habíamos visitado en una ocasión hace años.





Foro local

El foro era el centro de la vida ciudadana. En torno a una gran plaza se alzaban los principales edificios de la ciudad: la curia, la basílica, los templos y numerosas tiendas. El foro de Tárraco fue destruido en los ensanches del siglo XIX y sólo queda la basílica, estructurada como un gran edificio de tres naves separadas por columnas.

Otro sector que se puede visitar de las ruinas muestra la parte posterior del templo capitolino, calles y diversas casas.

No accedimos tampoco al interior por falta de tiempo, pero sí pudimos fotografiar parte del mismo desde la calle.









Necrópolis Paleocristiana y Conjunto Paleocristiano del Francolí

Alrededor de una de las vías de salida de la ciudad se formó, a partir de mediados del siglo III d. de C., un cementerio que creció considerablemente desde que fueron enterrados los restos de San Fructuoso.

La comunidad cristiana hizo de su tumba un santuario y construyó allí dos basílicas a principios del siglo V, además de otros edificios y numerosas tumbas (mausoleos, sarcófagos, laudas musivas, etc.).

Actualmente se puede visitar un área en la Necrópolis Paleocristiana y otro sector en los subterráneos de un centro comercial.

Tampoco pudimos visitar ninguno de estos dos hitos de la ruta romana de Tarragona por falta de tiempo y por los horarios tan reducidos de visita, pero sí pudimos fotografiar los restos que se encuentran bajo el centro comercial desde fuera.



Torre de los Escipiones

Monumento sepulcral situado a los pies de la antigua vía Augusta, a 6 km. de distancia de Tarragona en dirección a Barcelona.

Está construido sobre grandes sillares, es de planta cuadrada y data del primer cuarto del siglo I d. de C.

La construcción está formada por tres cuerpos superpuestos. Sobre un zócalo se dispone un primer cuerpo, con dos figuras esculpidas (probablemente Attis funerarios) y una inscripción dedicatoria. El bloque superior, con unas sencillas arcadas que cobijan dos figuras en bajorrelieve, se conserva parcialmente,y el coronamiento, quizás piradimal, ha desaparecido.




Arco de Bará

Arco situado a 20 kilómetros de Tarragona sobre la misma vía Augusta, cerca del pueblo de Roda de Bará, en el extremos oriental de la comarca del Campo de Tarragona.

Es un arco sencillo, construido con sillares, decorado con falsas pilastras acanaladas y coronadas por capiteles corintios, que sostienen el entablamiento.



Para completar la ruta romana por Tarragona, también se pueden visitar la Villa dels Munts a 14 kilómetros de Tarragona en Altafulla y la Villa de Centcelles a 4 kilómetros de la capital en Constantí.


Casa Castellarnau

La Casa Castellarnau se construyó a inicios del siglo XV. A partir de este momento y hasta el siglo XIX fue el hogar de algunas de las familias más influyentes de la ciudad. En el año 1542, durante su estancia en Tarragona, vivió en ella el emperador Carlos I.

La casa conserva en su interior estructuras arquitectónicas de diversas épocas. En la planta baja se halla una serie de arcos apuntados datados entre los siglos XIV y XV. De la misma época es el patio y la escalera de bóveda con columnas y capiteles góticos. Durante el siglo XVIII eledificio fue adquirido por Carles de Castellarnau y sufrió importantes cambios en la fachada y en su distribución interna.



En la planta noble destacan diversas estancias con mobiliario de los siglos XVIII y XIX. El espacio más emblemático es el salón de baile, que presenta un techo decorado con pinturas de temática mitológica realizadas por el pintor provenzal Josep Bernat Flaugier a finales del siglo XVIII.

En la planta baja se ha recuperado la antigua cocina. Asimismo, poden verse de forma permanente una muestra de la colección Molas i Agramunt, un heterogéneo conjunto de piezas arqueológicas y etnográficas de una amplia cronología, el legado Quintana, del cual destaca una maqueta del primer avión que sobrevoló la ciudad en 1913, y el fondo del filólogo y crítico madrileño Sánchez Camargo, adquirido por el Ayuntamiento durante la década de los sesenta.














Casa Canals

La casa Canals se sitúa en el núm. 11 de la calle d’en Granada. La citada calle se halla en una zona de Tarragona que ha sufrido la evolución urbanística propia de la Parte Alta o centro histórico de la ciudad. El desconocimiento de este espacio en época republicana tan sólo permite citar su proximidad al asentamiento militar romano. Con la construcción de los grandes edificios provinciales a partir del s. I d.C., este área se convierte en una zona de paso, situada en el exterior de los recintos provinciales. En época tardoimperial debió tener una baja ocupación que se recuperó a partir del s. XII, cuando el tejido urbano medieval se instaló de lleno en la Parte Alta. La investigación arqueológica ha documentado en el núm. 11 de la calle d’en Granada la existencia de un importante edificio del s. XV, con dos plantas como mínimo y fundamentado sobre grandes arcos apuntados, reformado en el s. XVI. Esta construcción fue destruida durante la Guerra dels Segadors (1640-1652). El actual edificio debió levantarse a finales del s. XVIII, ya que presenta la estructura propia de las casas señoriales de esta época: una entrada para carruajes, otra entrada principal con patio y escalinata que conduce a la planta noble, residencia de los señores, y un segundo piso para el servicio.

La primera referencia a la familia Canals como propietaria del inmueble se relaciona con las reformas efectuadas en las casas de los números 1 al 11 de la calle d’en Granada para hospedar al rey Carlos IV, a su esposa M. Luisa y a su séquito del 11 al 15 de noviembre de 1802, con motivo de la inauguración del puerto de Tarragona. Los monarcas disfrutaron desde los balcones, recién abiertos en la muralla romana que hace la función de muro exterior este de la casa, de amplias vistas al mar y también de los actos festivos que se celebraron en su honor.



Los Canals, procedentes de Reus, poseían títulos nobiliarios y emparentaron con otras familias distinguidas de la ciudad, como por ejemplo Joaquim Canals, casado con M. Antònia de Castellarnau en el año 1852. Este fue el momento de máximo esplendor del edificio, y de esta época data la mayor parte del mobiliario. En la planta noble se concentran los elementos suntuarios. El salón de baile presenta decoración neoclásica en paredes y techo, efectuada seguramente con motivo de la estancia real. Son también destacables los espejos y la sillería isabelinos, así como las tres arañas de la primera mitad del s. XIX. Los extremos del salón se hallan presididos por un cuadro de M. Antònia de Castellarnau y otro de Joaquim Canals. La capilla familiar se cubre con una cúpula y aparecen los escudos de la familia y una cruz de Malta, ya que Joaquim  Canals fue caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén. Los dormitorios presentan antecámara y alcoba, separadas por arcos de estilo neoclásico. Los muebles que pueden observarse en las habitaciones, salas de estar y comedor se datan entre el s. XVIII y el XX, con ejemplos de estilo neobarroco, Luis XV, neoclásico, alfonsino o isabelino. El jardín romántico con fuentes de rocalla no se encuentra a ras de calle, sino en la planta noble. En el segundo piso se ha habilitado un espacio para exposiciones.

La casa estuvo habitada por la familia Canals hasta finales del s. XX. Fue adquirida por la Generalitat de Catalunya en el año 1992, que finalmente la cedió al Ayuntamiento de Tarragona, que la abrió al público el año 2006.
















Y os dejamos con algunas fotos más de las calles del centro histórico de Tarragona.











La verdad es que para el poco tiempo del que dispusimos para ver Tarragona y teniendo en cuenta que fue en fin de semana, y eso dificultó el paseo por los horarios de apertura de los monumentos, esperamos que os haya gustado nuestro reportaje fotográfico sobre la ciudad.  cheers cheers

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