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Parque del Capricho en Madrid

El Parque de El Capricho es un parque y zona verde situado en el barrio de la Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas, al noreste de la ciudad de Madrid, España. Fue mandado construir por la duquesa de Osuna entre 1787 y 1839. Cuenta con una superficie de 14 hectáreas.

Está considerado uno de los parques más bellos de la ciudad. De sus rincones destacan la plaza de El Capricho, el Palacio, el estanque, la plaza de los Emperadores, o la fuente de los Delfines y de las Ranas.

Se le atribuyen referencias inglesas, francesas e italianas, de la época en que fue construido, las cuales son reflejo de las influencias artísticas de los diseñadores del parque. Constituye el único jardín del Romanticismo existente en Madrid. Muestras de ello son el laberinto de arbustos, los edificios, como el palacete, la pequeña ermita, o el hermoso salón de baile, además de los riachuelos que lo recorren y estanques, donde se pueden encontrar cisnes y patos.


Recorrido por el Parque del Capricho

Una vez traspasados los tornos, llegamos a la Plaza de Toros, donde se encuentra la puerta trasera de los jardines.








Una vez traspasada la puerta, seguimos todo recto y a nuestra derecha podemos contemplar el Invernadero, las Columnas de los Duelistas y una fuente renacentista.


     





Llegamos a la Plaza de los Emperadores. Esta fue decorada en una fecha indeterminada de de la última década del siglo XVIII con una Exedra, conjunto arquitectónico y escultórico con unos bancos para descansar.

La Exedra consta en su parte central de un templete, consistente en cuatro columnas jónicas que sustentaban una semicúpula adornada con motivos florales y conchas.

Cuatro años después de la muerta de la condesa, su nieto hace añadir un busto de su abuela que se ubica bajo la semicúpula del templete sobre un gran pedestal de mármol rosa.






      


Seguimos caminando recto dirigiéndonos hacia el Palacio, pasando por El Parterre y los Estanques del Parterre. A un nivel inferior, encontramos el Laberinto, que no se puede visitar. No se sabe con certeza el momento exacto de la plantación del laberinto, pero posiblemente se remonte al periodo de inicio del jardín. Ocupaba una superficie de 6000 metros cuadrados. El recorrido mínimo hasta el centro es de 370 metros lineales y para salir de 319 metros lineales.








Frente al Palacio, se encuentra la Fuente de los Delfines del siglo XVIII.



Justo tras esta fuente se encuentra El Palacio construido también en el siglo XVIII. Durante la ocupación francesa, el edificio sufrió graves daños. Posteriormente fue restaurado por la duquesa y sus descendientes.



      

      


A mano izquierda del Palacio, nos encontramos con un Bunker de la Guerra Civil Española.


Seguimos paseando hasta llegar al Templete de Baco. Su construcción se inició en 1786 y concluyó en 1789. A principios del siglo XIX había una estatua de Venus en mármol blanco. Se desconoce la fecha en la que se sustituyó por la de Baco.




     

Llegamos al Estanque de los Cisnes.De ahí, al Abejero. Se trata de una construcción inédita por su ostentosa decoración interior, con la originalidad de poseer una serie de colmenas incorporadas a su fachada.




Justo al lado, se encuentra la Rueda de Saturno en cuyo centro podemos ver la estatua de Saturno devorando a sus hijos.


     

Desde aquí nos vamos a dirigir hacia el norte hasta llegar al Estanque de las Tencas. Volviendo sobre nuestros pasos, vemos la Ruina o Casa del Artillero







Al lado de estas ruinas, se encuentra la Batería o FortínSe atribuye esta edifición a Martín López Aguado aunque podría ser de su padre por la fecha de su construcción, a principios del siglo XIX.



A mano izquierda, podemos ver una Ría que en tiempos pasados era navegable.




Llegamos ahora a uno de los rincones más románticos y especiales del Parque: el lago. Si disponéis de tiempo, no dudéis en sentaros en algún banco y disfrutar del silencio, de la paz y de la tranquilidad que este lugar emana.




Aquí se encuentra la Casa de Cañas, un pequeño embarcadero revestido de cañas que también servía de pequeño pabellón de reposo. Construido por el escenógrafo milanés Ángel María Tadey. Está decorado con pinturas murales que simulan una falsa arquitectura.



En el centro del lago se encuentra el Monumento al III Duque de Osuna.


Seguimos paseando y llegamos al Casino de Baile, construido en 1815.






Y el Jardín de Flores.





De camino a la entrada nos encontramos con la Casa de la Vieja.



Volviendo al centro del parque, llegamos a la Plaza de los Plátanos. Y de ahí, al Estanque de los Patos.





Para terminar con nuestra visita a este hermoso parque, nos acercamos a la Ermita. Nos llamará la atención una pirámide, en realidad una tumba en donde está enterrado Fray Arsenio.




     


Sin duda, este parque es uno de los más bellos de la capital. Quizás por su localización, desconocido para el turista medio, merece la pena pasar unas horas paseando por este jardín romántico y dejar llevarse por su paz y su silencio.

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