Visita a Turégano

Turégano es la villa de los obispos de Segovia, que fueron sus señores desde el siglo XII hasta el XIX.

Empezaremos nuestro recorrido en la Plaza Mayor. Es una plaza castellana típica, con soportales en tres de sus lados. Se la llama de los Cien Postes por los pilares de piedra que sustentan los pórticos. En ella se celebran las procesiones de Semana Santa, los festejos taurinos de Septiembre y la famosa Feria de San Andrés.

Justo al término de la Plaza Mayor, se encuentra el Ayuntamiento, presidido por la torre del reloj y el escudo de piedra con la heráldica municipal, adoptada de las armas del obispo Murillo.

Saliendo de la plaza en dirección contraria al castillo, llegamos a la Plaza de Santiago, en donde se ubica la Iglesia de Santiago, que es la única superviviente de las parroquias de Turégano al desaparecer como tal la de San Miguel en el siglo XIX. Es un templo de origen románico, que conserva de esta época la cabecera formada por un tramo recto y un ábside que al exterior ha sido liberado de añadidos posteriores, derruyéndose la sacristía vieja. Fue ganando importancia esta parroquia sobre la del castillo y en el siglo XVII se acometió una gran reforma para ampliarla, siguiendo para la obra nueva el gusto de la arquitectura herreriana. Se levantaron dos naves y la torre. En el siglo XVIII se añadieron las capillas de San Antonio y de la Soledad así como la sacristía nueva. Sobre la puerta de acceso se encuentra la imagen de Santiago matamoros.

Sin lugar a dudas, el monumento más destacable de la localidad de Turégano es su Castillo desde el que podremos contemplar la vista de la villa desde lo alto, tal y como lo harían los obispos desde su fortaleza.

De camino al castillo, encontramos un monumento en honor a los toros.

 

El castillo de Turégano, símbolo del pueblo, data de tiempos celtíberos. Una de las peculiaridades de este castillo, es que la Iglesia de San Miguel se encuentra integrada en su construcción.

En 1585 estuvo preso en este castillo Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.

Sus partidarios planearon su fuga, y para ello se establecieron en el cercano pueblo de Muñoveros. Estos consiguieron entrar en el castillo, pero la astucia del alcaide les convenció para que desistieran de su intento.

Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1931.

Primero daremos un paseo por sus el exterior y por la muralla de la que sólo quedan las torres arruinadas.

En su interior, accedemos en primer lugar a la Iglesia románica de San Miguel, sobre la que el obispo Juan Arias Dávila y dos de sus sucesores edificaron el castillo a finales del siglo XV y principios del XVI.

 

   

 









  







   

  

Se accede al interior del castillo por una escalera de hierro y accedemos al primer piso en donde podemos visitar distintos dormitorios, y acceder a las torres del castillo. Mucho cuidado con la Torre del Homenaje, una estrecha escalera de caracol nos llevará a  una terraza en la cual el bordillo es muy bajo, a la altura del tobillo, hay que tener sumo cuidado sobre todo con los niños, algo de lo que te avisan antes de subir.