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Iglesia de Santa María de Eunate en Muruzábal

La iglesia de Santa María de Eunate se levanta solitaria en el término de Muruzábal (Valle de Valdizarbe), en la ruta tolosana del Camino de Santiago poco antes de que ésta confluya en Puente la Reina con la vía procedente de Orreaga/Roncesvalles.

El templo fue construido hacia 1170 en una sola etapa, con  un plan completo, como los mejores edificios de la época. Y el resultado es una de las joyas del románico navarro, declarada monumento nacional e incluida en la Red de Museos de Navarra.

Sobre su origen, se ha dicho que pudo ser obra de los  templarios u hospital de la orden de San Juan. La tradición popular atribuye su construcción a “cierta reina o señora” (¿Sancha?), cuya sepultura se guardaría todavía bajo sus piedras, para que fuera capilla funeraria.

Sea cual fuere el origen del templo, los enterramientos encontrados entre la iglesia y su pórtico con las tradicionales conchas indican que cumplió la función de iglesia cementerial de peregrinos, al igual que las iglesias del Sancti Spiritus, de Roncesvalles y el Santo Sepulcro de Torres del Río, también en la ruta jacobea.

La iglesia presenta una curiosa estructura octogonal, cuyo octavo lado es sustituido por un ábside pentagonal de pequeño tamaño con similitudes con el arte cisterciense, aunque sin arcos apuntados.


El interior es un sencillo espacio con influencias de la arquitectura musulmana, algo propio del sincretismo cultural de la ruta jacobea. En sus muros de sillar se aprecian dos alturas. En cada ángulo, se superponen dos columnas, una en el nivel inferior y otra en el superior. A pesar de la aparente sobriedad, las columnas poseen hasta 26 capiteles, decorados en su mayoría con motivos vegetales.






La bóveda octogonal la sostienen 8 nervios cuadrangulares que confluyen en el centro y se ajustan a la manera mozárabe, sin clave común. Los ángulos inscritos entre los nervios son todos diferentes, lo que demuestra que los 8 lados del templo son distintos. Los lucernarios con los que se ilumina fueron en su día cerrados y volvieron a reabrirse durante las obras de 1940.

El interior del ábside no es poligonal, como en el exterior, sino que tiene forma semicircular. Al igual que el resto de los lados,su pared se estructura en dos alturas. Su cubierta tiene forma de bóveda de cuarto de esfera o de cañón.


La imagen de Santa María que se guarda en el interior reproduce las formas de la talla original románica desaparecida. La devoción de la comarca por la Virgen de Eunate dio lugar a la aparición de una cofradía a finales del siglo XV, que disponía de una casa junto a la ermita.


En el exterior de Eunate, las aristas se hallan reforzadas por columnas, cuyos capiteles se alinean bajo el alero en alternancia con los canecillos que representan figuras humanas.

Por abajo, y hasta la altura de una imposta corrida, cada una de estas columnas va flanqueada por otras dos columnas que sostienen arcos apuntados que dejan el muro rehundido, con lo que se consigue un efecto de elevación y claroscuro. En los muros exteriores alternan ventanas caladas y ciegas y dos puertas de acceso, la del norte frente al camino, muy decorada, y otra más sencilla hacia poniente, ante el altar.

El centro de la cubierta debió tener una pequeña torre-faro en la que día y noche luciría la llama conmemorativa de los difuntos. A ella se accedía desde una escalera de caracol, adosada cerca del ábside, frente a la puerta lateral, y que todavía se conserva.

La torre fue sustituida por la actual espadaña. Una singular arquería a modo de claustro porticado rodea al edificio y subraya así su estructura octogonal. De sus 8 lados, sólo 3 son originales. En cada lado del octógono, se suceden series de arcos de medio punto cuyos pilares descansan sobre un  pedestal interrumpido en 5 pasos. El fuerte deterioro que  sufría la iglesia hizo que la Diputación Foral de Navarra llevara a cabo una restauración que finalizó en el año 1943.

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