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Catedral de Notre-Dame y subida a las Torres en París

La Catedral de Nuestra Señora de París no es sólo una obra maestra de la arquitectura gótica francesa, sino también el centro del catolicismo de París durante siete siglos.

Erigida en el emplazamiento ocupado por otras iglesias y un milenio antes, por un templo galorromano, la catedral se empezó a construir en 1163 y se terminó a mediados del siglo XIV. El arquitecto Eugène Viollet-le-Duc supervisó su exhaustiva restauración en el siglo XIX.

Notre-Dame es famosa por su sublime equilibrio, aunque si se observa detenidamente se pueden apreciar todo tipo de elementos asimétricos introducidos para evitar la monotonía.



     


     


Uno de estos es la forma ligeramente distinta de las tres puertas principales cuyas estatuas solían estar pintadas en colores vivos para mejorar su eficacia como Biblia pauperum (Biblia para los pobres), que ayudaba a los analfabetos a comprender las historias del Antiguo Testamento, la Pasión de Cristo y las vidas de los santos.

     

     

Y desde luego esta fachada, la occidental te sorprenderá por su majestuosidad y su multitud de detalles en la misma.

La fachada presenta tres niveles horizontales y está dividida en tres zonas verticales por los contrafuertes ligeramente prominentes que unen en verticalidad los dos pisos inferiores y refuerzan los picos de las dos torres. En la organización de la fachada, que sigue un patrón jerárquico y geométrico, se pueden distinguir la torre norte, la torre sur, la Galería de las quimeras, el rosetón occidental, la Galería de los reyes y las puertas de acceso:

Puerta del lado norte: Puerta de la Virgen.


Puerta central: Puerta del Juicio Final.


Puerta del lado sur: Puerta de Santa Ana.


Sobre las puertas de la fachada, se encuentra la Galería de los reyes, formada por 28 estatuas que representan a los reyes de Judea e Israel. Durante la Revolución francesa, dichas estatuas fueron destruidas en su mayor parte debido a que se creía que representaban a los reyes de Francia, por lo que las estatuas actuales son réplicas de las originales, parte de las cuales pueden verse en el Museo Cluny.



     



Una de las mejores vistas de Notre-Dame se puede apreciar desde la Place Jean XXIII, el encantador parque situado detrás de la catedral, donde se aprecia en toda su magnificencia la enorme cantidad de arbotantes que rodean el coro y el presbiterio, cuya función es soportar las paredes y el techo.


     

Otra de las vistas de la fachada de Notre-dame que merecen la pena es desde el puente Peti Pont-Cardinal Lustiger. 



El acceso a la catedral es gratuita en horario de 8:00 am a 6:45 pm (7:15 pm los sábados y domingos). El único problema es que suele haber colas a la entrada, ya que solo admiten a un número determinado de personas, por eso os aconsejamos que evitéis las horas de mayor afluencia de visitantes. 

Lo que es de pago es el acceso a las torres de la catedral. Sin duda, una de las mejores maneras de ver París desde lo alto.

La entrada a las torres se encuentra en la Torre Norte, al girar la esquina de la primera calle a la derecha desde la entrada principal.

Subiendo los 387 escalones en espiral se llega a la azotea de la fachada occidental, donde se pueden observar de cerca las gárgolas de la catedral y la campana de 13 toneladas llamada Emmanuel de la Torre Sur, así como disfrutar de una espectacular vista de París. Juzgad vosotros mismos.


      



      





     



     
   







      

Aunque tengas entrada comprada con antelación tendrás que esperar el tiempo de cola hasta subir a la torres, así que te aconsejamos que estés allí incluso antes de la hora de apertura.

Interior de Notre-Dame

El interior de la catedral destaca por su luminosidad, gracias a los ventanales que se abren en la cabecera y las naves laterales. La decoración tanto de los ventanales y las bóvedas como de los capiteles responde a la sencillez de la tradición cisterciense. 

La mayor parte de las vidrieras fueron colocadas durante las sucesivas restauraciones que se realizaron desde el siglo XIX. 






     

     


En la cabecera, destaca la monumental Piedad, esculpida por Nicolas Coustou en el siglo XVIII, y que preside la catedral desde el centro del ábside. Rodean la la estatua sendas efigies del rey Luis XIII, obra de Guillaume Coustou, y Luis XIV, por Antoine Coysevoz. Ambos monarcas aparecen arrodillados en actitud de súplica y les rodean ángeles portando los Arma Christi.



El espacio del coro conserva parte de la sillería de madera que fue colocada en este espacio en el siglo XVIII. Presenta una decoración típicamente barroca, con abundancia de volutas y bajorrelieves tallados. 


Rodeando al coro, destacamos unos relieves realizados entre 1300 y 1350 por Pierre de Chelle, Jean Ravy y Jean Le Bouteiller. 

En la parte norte los relieves están dedicados a la infancia y vida de Cristo y se realizaron de 1300 a 1318, bajo la dirección de Pierre de Chelles. Los de la parte sur son obra de Jean Ravy entre 1318 y 1344. Las esculturas del norte son las más antiguas siguiendo la tradición monumental del siglo XIII. En el sur, la composición es menos armoniosa, las actitudes son más pronunciadas creando un efecto general menos agradable. 







Aparte de visitar el interior de la catedral y subir a las torres, también puedes acceder al tesoro que contiene material gráfico, objetos litúrgicos y reliquias. 

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