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Visita a Guimaraes

Aprovechando que en breve, más concretamente el  21 de enero de 2012, la ciudad portuguesa de Guimarães se vestirá de largo para dar la bienvenida a la Capital Europea de la Cultura, os dejo un repaso por nuestra visita en Julio 2008 a esta preciosa ciudad.

Guimaraes es una ciudad de origen medieval que tiene sus raíces en el remoto siglo X. En esta época la Condesa Mumadona Días, viuda de Hermenegildo Mendes, ordenó construir un monasterio que se convirtió en un centro de atracción y dio origen al asentamiento de una población.

Al mismo tiempo para poder defender a la población, Mumadona construyó un castillo a poca distancia, en la colina, creando de esta manera un segundo punto de asentamiento. Para unir los dos núcleos se creó la Calle de Santa María.

Posteriormente el Monasterio se transformó en Colegio y adquirió una gran importancia debido a los privilegios y donativos que reyes y nobles le concedieron. Se convirtió en un renombrado Santuario de Peregrinación al que acudían creyentes de todas partes con súplicas y promesas.

El  pueblo, en aquel momento rodeado por una  muralla defensiva, se fue expandiendo y organizando. Mientras tanto, las órdenes mendicantes se instalan en Guimaraes ayudando a moldear la fisonomía de la ciudad. Con el paso del tiempo los dos polos se funden en uno y a partir del siglo XV la ciudad intramuros tendrá pocos cambios.

Aunque se construirían todavía algunas iglesias, conventos y palacios junto a la creación de la plaza de la Misericordia de finales del siglo XVII e inicios del XVIII, pero su estructura general no sufriría grandes transformaciones.

Será a partir de finales del siglo XIX, con las nuevas ideas urbanísticas de higiene y simetría, que el pueblo, elevado a ciudad en 1853 por la Reina D. María II, sufrirá su mayor cambio. Se autorizará y fomentará el derrumbamiento de las murallas, se construirán las plazas de Carmo (hoy Plaza de Martins Sarmiento) y grades avenidas y posteriormente los aparcamientos de la Colina de la Fundación y la creación de la Alameda. Sin embargo, casi todo se hizo de un modo controlado, permitiendo de este modo la conservación de su magnífico Centro Histórico.

Y efectivamente así lo pudimos comprobar. Una vez que te introduces en su centro histórico, parece que vuelves a la Edad Media, con bellos jardines y plazas, calles estrechas, monumentos increíbles y estampas más propias de Londres como las famosas cabinas rojas.

          

Empezamos nuestro recorrido por la Plaza del Toural, cerca de la cual encontramos aparcamiento y en un parking privado.



En la misma plaza, se encuentra la Iglesia de San Pedro. Mandada construir en 1737, fue hecha con gran simplicidad y sin cualquier tipo de arquitectura, quedando situada junto a casas de la Hermandad de S. Pedro. Sin embargo, se pensaba hacer una nueva iglesia, y por eso en 1782 es concedida una Provisión Real autorizando a la Hermandad a construirla y ampliarla. En noviembre de 1880 la Junta Magna de esta Hermandad autoriza la Mesa para dar inicio a las obras de conclusión de la iglesia, después de que el plano fuese aprobado por  la Asociación de Arquitectos de Lisboa.

Éstas se iniciaron en Marzo de 1881, comenzando por demoler las casa de la Hermandad de S. Pedro, que estaban enfrente del cuerpo de la iglesia con el fin de concluirse la fachada de la Basílica. Los trabajos terminaron a inicios del siglo XX, a pesar de que el templo no está totalmente edificado.

          

          

De camino al Centro Histórico medieval de la ciudad pasamos por la Iglesia de S. Domingos. Templo de estructura gótica, edificado a finales del siglo XIV con un pórtico barroco y la capilla principal ampliada en torno a 1774. El retablo principal es de influencia neoclásica (finales del siglo XVIII), el órgano rococó es obra de un escultor de Guimaraes, y posee también un sobrio trono del siglo XVII de transición del rococó al neoclásico. Fue cedida a la Orden Tercera de S. Domingo por la Reina D. María II, en 1851, convirtiéndose posteriormente, ya en el siglo XX en la iglesia parroquial de la parroquia de S. Paio. En otro tiempo, formó parte del Convento de S. Domingos, antiguo edificio medieval, que fue destruido a finales del siglo XIX, quedando solamente el bellísimo claustro del siglo XIV, hoy integrado en el Museo de Arqueología de la Sociedad Martins Sarmiento.

        

          



          

A través de la Rua da Rainha, nos adentramos en el Casco Medieval de Guimaraes, por el camino hasta la Plaza de Santiago, centro del casco histórico, pasamos por la Iglesia de la Misericordia. De estilo renacentista, construida a finales del siglo XVI, con la participación de los arquitectos de la ciudad Gonçalo Lopes y Joao Lopes de Amorim. Posee un monumental retablo de finales del siglo XVIII, de gran vigor escultórico con puntura que finge ser mármol. Las cajas del órgano tienen la marca de Frey José Antonio Vilaça, siendo obra de escultores de la región.

          

Y también por la Casa de los Lobo Machado con fachada de estilo rococó, profusamente decorada con motivos vigorosos y dinámicos, de bello relieve hecho en granito típico de la región, que constrasta admirablemente con la blancura de las paredes en cal. Se construyó en la segunda mitad del siglo XVIII, y se sitúa en una de las calles nobles de la ciudad, en otra época conocida por Calle Sapateira. Hoy ocupada por la Asociación Comercial e Industrial de Guimaraes.




Llegamos al Largo da Oliveira en donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira y el famoso Monumento del Salado.

La primera fue mandada construir por D. Joao I, a finales del siglo XIV, a consecuencia de una promesa que este rey hizo a la Virgen de Oliveira, por la victoria de Aljubarrota. Fue su arquitecto el Maestro Joao García de Toledo. El templo tiene una torre anexa fechada en 1513, en cuyo bajo se encuentra la capilla funeraria de los padres del prior D. Diogo Pinheiro, reconstructor de la torre.

          

          

Interior. La capilla principal fue ampliada a finales del siglo XVII, bajo el patrocinio de D. Pedro II, cuyas armas se ven en la bóveda. El retablo principal es de la segunda mitad del siglo XVIII, y el trono perteneciente al siglo XVII tiene respaldo neoclásico. Existen dos paneles sobre el trono atribuidos al pintor Pedro Alexandrino y en la capilla del Santísimo Sacramento existe un altar de plata y un frontal también en plata, obra de orfebres de Guimaraes. Hay una capilla en la sacristía forrada con azulejo de tipo general.

        

        

          



          

         

Antiguos Pazos del Municipio. Situados en la Plaza de Oliveira. Construcción iniciada en el tiempo de D. Joao I, a finales del siglo XIV. En el inicio del siglo XVII fue produndamente remodelada por el arquitecto Joao Lopes de Amorim. En su interior existe un techo de madera pintado. Actualmente se encuentra aquí el Museo de Arte Primitiva Moderna, en donde podrán verse obras de renombre internacional de la denominada Pintura Naif.






Monumento del Salado. Alpendre gótico erguido en el reinado de D. Alfonso IV, para conmemorar la Batalla de Salado, ocurrida en 1340. El crucero realizado en 1342, fue ofrecido por Pero Esteves, negociante de Guimaraes, residente en Lisboa.

         




De ahí, nos dirigimos a la Plaza de Santiago. Según cuenta la tradición, el Apóstol Santiago trajo una imagen de la Virgen Santa María a Guimaraes y la colocaron en un templo pagano en una plaza que pasó a llamarse Plaza de Santiago. Plaza bastante antigua, nombrada a lo largo del tiempo en varios documentos y conservando todavía las características medievales. Fue en sus alrededores en donde se instalaron los francos que vinieron a Portugal en compañía del Conde D. Henrique. Ahí estaba situada una pequeña capilla alpendrada del siglo XVII dedicada a Santiago que fue demolida a finales del siglo XIX.






Nuestro siguiente destino era el Pazo de los Duques de Bragança  y el Castillo de Guimaraes, así que para ello recorrimos la famosa Calle de Santa María. Fue una de las primeras calles abiertas en Guimaraes, ya que se destinaba a ser el eje de unión entre el convento fundado por Mumadona, situado en la parte baja del  pueblo con el Castillo situado en la parte alta. Ya aparece con este nombre en documentos del siglo XII, aunque su parte superior consta con el nombre de Calle de la Infesta.


Convento de Santa Clara. Destinado actualmente al Ayuntamiento de Guimaraes. Fue uno de los conventos más ricos de Guimaraes, instituido en el siglo XVI por el Canónigo Maestro Escuela del Colegio de Nuestra Señora de Oliveira Baltasar de Andrade. Edificio de fachada barroca que tiene en el centro la escultura de Santa Clara.




Capillas de los Pasos de la Pasción de Cristo. Los Pasos o estaciones de la Vía Sacra son demostraciones populares de religiosidad y devoción a la Pasión de Cristo, que estaban presentes no sólo en los templos, sino que a veces se extendían por pequeños oratorios en la propia ciudad.

En Guimaraes, los Pasos eran siete en el inicio siendo construidos en 1727 por la Hermandad de Nuestra Señora de la Consolación y Santos Pasos. A lo largo del tiempo y de acuerdo con el crecimiento e la ciudad, se desmontaron, lo que hizo que la identificación fuese difícil. Hoy apenas tenemos cinco: Paso de la Plaza del Carmo, Paso de la Calle de Santa María, Paso de la Plaza Joao Franco, Paso de la Senhora de Guia y Paso del Campo da Feira.

          


Llegando ya al Pazo, otra plaza ante nosotros, el Largo Martins Sarmento en donde se encuentra el Chafariz del Carmo. Chafariz del renacimiento, con tres pilas, fue construido en 1583 por el Maestro Gonçalo Lopes. Construida para el Campo do Toural, donde se colocó en 1585 y siendo posteriormente retirado de allí en 1873. Hoy está colocado en la Plaza Martins Sarmiento enfrente de la casa donde murió el gran arqueólogo.


Pazo de los Duques de Bragança.

Majestuosa casa señorial del siglo XV, mandada edificar por D. Alfonso, futuro Duque de Bragança, hijo bastardo del Rey D. Joao I, la cual le serviría de residencia junto a su segunda mujer, D. Constança de Noronha.

Palacio de vastas dimensiones, con características arquitectónicas de casa fortificada, tejados con grandes vertientes y numerosas chimeneas cilíndricas que simbolizan la influencia de la arquitectura señorial de la Europa Septentrional, se trata de un modelo único en la  Península Ibérica.

El siglo XVI marca el inicio de su abandono progresivo y consecuente ruina que se agravará hasta el siglo XX.

La reedificación del palacio empezó en 1937 y se prolongó hasta 1959, momento en el que se abre al público transformado en Museo cuyo espolio data de los siglos XVII y XVIII. El edificio está considerado Monumento Nacional.



          

          




De las colecciones existentes destaca el conjunto de las cuatro copias de las tapicerías de Pastrana que narran algunos de los pasos de las conquistas del Norte de África. También encontramos el núcleo de tapicerías flamencas, concretamente las que realizaron según los modelos de Rubens. Forma parte del Museo la muestra del mobiliario portugués del periodo posterior a los descubrimientos. Para decorar el mobiliario tenemos una gran colección de porcelanas. En una de las salas se encuentran expuestas algunas de las armas que reunió el segundo Vizconde de Pindela.



          







          

          







          

Por fin, llegamos al Castillo de Guimaraes. En el siglo X la Condesa de Mumadona Dias, después de enviudar, manda construir en su heredad de Vimaranes - hoy Guimaraes - un Monasterio. Los ataques frecuentes de los moros y normandos crea la necesidad de construir una fortaleza para proteger y defender a los monjes y a la comunidad cristiana que vivían en su entorno. Surge, de esta manera, el primitivo Castillo de Guimaraes. En el siglo XII, con la formación del Condado Portugalés, viene a vivir a Guimaraes el Conde D. Henrique y D. Teresa que manda realizar grandes obras en el castillo para ampliarlo y hacerlo más fuerte. Cuenta la tradición que los condes establecieron su residencia en el interior del Castillo y que probablemente en el mismo habría nacido D. Alfonso Henriques. Entre los siglos XIII y  XV varios reyes contribuirán con obras a mejorar y restaurar el Castillo.

Relacionado con las hazañas heroicas del periodo de la fundación de la nacionalidad como la Batalla de S. Mamede en 1128, razón por la que es conocido por Castilho da Fundaçao o de S. Mamede, sirvió también a lo largo de su historia de palco a varios conflictos reales.

Cuando perdió su función defensiva, el castillo entra en un proceso de abandono y degradación progresiva hasta el siglo XX, momento en el que se declara Monumento Nacional y son efectuadas obras de restauración.



          







          

Desgraciadamente no pudimos visitar la Capilla de San Miguel, pues se encontraba en obras.

De vuelta al coche, aún tuvimos tiempo para visitar dos iglesias más. En primer lugar, la Iglesia de S. Gualter. Obra del arquitecto André Soares iniciada en el siglo XVIII y acabada al añadirle dos torres a mediados del siglo XIX, por un arquitecto de Oporto. Son también de esta época la escalinata y la balaustrada. El retablo de la capilla principal es de inspiración clásica de finales del siglo XVIII, con pintura que imita al mármol.



         

         




Y por  último la Iglesia de San Francisco. Templo de raíz gótico, muy alterado a lo largo del tiempo, fue sobre todo durante el siglo XVIII cuando tuvo una profunda remodelación conservando apenas el pórtico y la cabecera. Posee en su capilla principal el retablo más notable de Joanino de Guimaraes y tiene bellos retablos de corte dorado y adornos de estilo rococó, que combinan admirablemente con los azulejos historiados del inicio del siglo XVIII, retratando escenas de la vida de San Antoniio. Su sacristía tiene un techo artesonado y pintado, el claustro de dos pisos es de la autoría del arquitecto de Guimaraes, Gonçalo Lopes (finales del siglo XVI). Posee una Sala de Capítulo gótica, otra con frescos y un chafariz central del siglo XVIII.



          











          

         



          

Junto a la esta iglesia se encuentra el Convento de San Francisco. Fue edificado justo al lado de la muralla medieval. En el año 1325 Dinis ordenó su destrucción, y no fue hasta 1400 cuando el Rey Juan I impulsó su reedificación en el lugar donde actualmente se encuentra hoy.







Con esto, terminó nuestra visita a esta impresionante ciudad medieval, Guimaraes. Nos hubiera gustado haber montado en el teleférico de la Penha que te lleva hasta el Santuario del mismo nombre, pero por desgracia aún teníamos más de dos horas de trayecto en coche hasta nuestro lugar de descanso.

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