Blog Los viajes de Dora Marchando una de espetos - Día 8 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Marchando una de espetos - Día 8

La planificación del día de hoy prometía un día tranquilo. Playa por la mañana y paseo por la tarde descubriendo alguna otra localidad de la zona. 

Para ese descanso playero matutino elegimos esta vez la playa de Torrox, una playa urbana pero lo suficientemente amplia para poder guardar sin problema la distancia de seguridad. Estuvimos bastante tranquilos y pudimos encontrar aparcamiento sin ningún problema en una explanada al lado del Hotel Iberostars Málaga Playa que nos pareció precioso. 




Después de un par de horas de relax absoluto, volvimos a la casa a comer. Y nada más reposar, los chicos decidieron dedicar la tarde a la piscina mientras que los mayores, a pesar de las altas temperaturas, nos acercamos a la localidad de Salobreña, ya en Granada para visitar su castillo. 

Aparcamos en la parte baja de la localidad justo al lado del Ayuntamiento y no caímos en la cuenta de que nos esperaba una subida por calles empinadas hasta el castillo a unas horas en las que el sol pegaba con ganas, de hecho no encontramos ningún bar en el que poder comprar agua, según nos informaron, hasta más entrada la tarde y en pleno Agosto, la gente se quedaba en sus casas refugiándose del calor. 










El castillo de Salobreña se conoce desde el siglo X aunque la distribución corresponde a la construcción que se levantó en época nazarí. Dispone de tres recintos, el interior se corresponde con el antiguo alcázar nazarí; los otros dos, con una función defensiva, son una ampliación castellana de finales del siglo XV. 

Lo que más nos gustó del castillo fueron sus vistas de toda la localidad, el mar Mediterráneo, la vega y las sierras colindantes. 








Fuimos unos aventureros porque con el calor que hacía, casi nos derretimos. Nos dimos cuenta de que el sur de España en pleno Agosto no nos permitía hacer tantas visitas turísticas como nosotros estábamos acostumbrados y si acaso, mejor dedicar unas horas por la mañana y luego ya ir a la playa o quedarnos en la casa con la piscina que teníamos. Volvimos a la casa con los chicos para darnos un baño y así quitarnos el calor que habíamos pasado y cena. Al día siguiente volveríamos a salir pero por la mañana a uno de esos pueblos que siempre habíamos querido ver y que no nos defraudó: Pampaneira. 

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