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Visita a Labastida

Continuando con nuestro planning del viaje de Semana Santa de 2017 por tierras riojanas y vascas, decidimos acercarnos a la villa de Labastida, y reservar la visita guiada para disfrutar en su totalidad de los monumentos de la localidad. 

Antes de empezar a mostraros en detalle todo lo que dio de sí esta visita, desde estas líneas, quiero agradecer a la Oficina de Turismo de Labastida y a nuestra guía, Marta, su buen hacer. La visita nos resultó muy agradable, aprendimos muchísimo y en ningún caso se nos hizo pesada. Descubrimos cada rincón de la villa y sin duda os recomendamos esta opción. 

Así que, empezamos. Dejamos el coche aparcado justo antes de acceder al centro histórico y subiendo la calle del Matadero llegamos al arco de entrada al casco antiguo, el de Larrazuría, de estilo renacentista. 



     

Tras cruzar el arco entramos en la calle Mayor que nos lleva a la Plaza de la Paz, con numerosos palacios importantes con grandes escudos. 



     

     

     

En la Plaza de la Paz accedimos a la Oficina de Turismo que se encuentra en el Palacio de los Salazar para esperar a nuestra guía. Este edificio fue construido en el siglo XVIII con una rica fachada con puerta y balcones muy moldurados y el escudo del linaje sobre el balcón central. 




Justo al lado se encuentra el Palacio del Ayuntamiento. Es un edificio barroco con una arquitectura muy clasicista y elegante, comenzado en el año 1732. Tiene planta rectangular y en su fachada tres balcones envueltos por arcos. El remate superior es una terraza abalaustrada. 




Mientras esperábamos a nuestra guía, acabó la misa y salieron con los ramos del Día de Ramos, muy bonito y emotivo. Nos parecieron muy curiosos los ramos que llevaban los niños con chuches colgadas de los mismos. 

Y ya empezamos la visita guiada a Labastida. De momento, no entramos en la Iglesia de Nuestra Señora de a Asunción. 



Así que fuimos accediendo a la parte superior de la villa, en dirección al templo del Santo Cristo.

Por el camino, la guía iba en todo momento comentándonos curiosidades sobre Labastida, cómo siempre había ocupado un lugar estratégico tanto para el reino de Navarra como para el de Castilla, cómo se le concedió un fuero por el rey y empezó a convertirse en una población importante... y así muchas historias más. 

Nos enseñó un reproducción en hierro del Cristo del templo que luego visitaríamos, aunque no pudimos ver la imagen del cristo en el interior del mismo pues estaba en restauración. 




Llegamos a la Plaza del Olmo, en donde estuvimos un rato aprendiendo por qué las tierras de los alrededores eran tan buenas como el vino y también nos habló de un monasterio que había sido construido en lo alto del monte, y por supuesto del Arco de Toloño, antigua zona de acceso a la villa a través de la muralla románica que tiene una hornacina con la imagen de la Virgen de Toloño.





     

Y llegamos al Templo-fortaleza del Santo Cristo. Antes de acceder a su interior, unas preciosas vistas de la iglesia de la villa y unas explicaciones sobre todos los pueblos que podíamos vislumbrar desde las alturas, Briones, San Vicente de la Sonsierra... o la peña de la ermita de San Felices. 







El templo del Santo Cristo fue construido en el siglo XII de estilo románico y gótico posteriormente. Destaca su portada, un bello ejemplar del románico. 





En el interior se diferencian claramente dos épocas: a parte Oeste, es primitiva y netamente románica, y la Este pertenece al gótico de transición con toques del renacimiento español. 

La imagen del Cristo crucificado es muy venerada por los bastidenses y de gran importancia artística. La postura de su mano derecha ya desclavada y la de José de Arimatea subido a la escalera para el descendimiento son de extraordinaria originalidad. Una pena que no pudiéramos verlo pues como ya os he dicho estaba siendo reparado. 

En el interior del templo también se pueden ver los restos del asentamiento de una iglesia prerrománica, así como numerosas tumbas antropomorfas excavadas en la roca. 



     






     

Continuamos con la visita, para de nuevo llegar a la Plaza de la Paz bajando por la otra parte de la villa. De camino visitamos unas cuevas y el huerto de una vecina de la localidad, precioso. Y un lagar. 












     

La fachada sobria de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción para nada nos anticipa lo que vamos a ver en el interior de la misma. 


En su interior encontramos mezcla de estilos que van desde el Renacimiento al Barroco y que culminan con una soberbia sacristía con forma octogonal realizada en el siglo XVIII. Compuesta de una sola nave y rematada con un grandioso retablo barroco, en su coro encontramos un valioso órgano del siglo XVII que se utiliza para grandes conciertos. 

Disfrutad de las fotos porque el interior es impresionante. 



      


      


Llegó la hora de despedirnos de Marta, y casi de Labastida, tan sólo fuimos a comer a un restaurante pero comimos de bocadillo, riquísimos por cierto, y un último adiós a esta preciosa villa que tan maravillosamente Marta nos enseñó. 



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