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Monasterio de Santa María de San Salvador de Cañas

El Monasterio de Santa María de San Salvador de Cañas es una abadía de monjas de la congregación de monasterios de monjas cistercienses de San Bernardo situada en el municipio de Cañas, en La Rioja (España). Conocido también como el Monasterio de la Luz, la suya fue una de las primeras comunidades femeninas del Císter en la península. Se encuentra habitado por monjas pertenecientes a la Orden Cisterciense de San Bernardo o de Castilla. El conjunto fue declarado Monumento Nacional en 1943.

Introducción histórica

En 1170, el Conde López Díaz de Haro y su mujer Doña Aldonza Ruiz de Castro, donaban a la Comunidad de Monjas del monasterio de Hayela las villas de Cañas y Canillas, para fundar una Abadía, más al amparo de su ciudad condal de Nájera.

Su  hija Doña Urraca López de Haro y Ruiz de Castro, considerada como segunda fundadora, fue la que, siendo Abadesa, construyó la obra del siglo XIII. Fue declarada Beata y figura en el martirologio Cisterciense. Su cuerpo yace incorrupto en su sepulcro de la Sala Capitular de la Abadía.

La obra de los López de Haro se vio interrumpida en el crucero, casi tres siglos, hasta el Abadiato de Leonor de Osorio, que continuó la nave central, y mandó construir el Retablo Mayor, del siglo XVI.

Durante los siglos XVII y XVIII se completó el Claustro, y en los siglos XIX y XX, algunas dependencias conventuales, que configuraron la disposición actual.






La iglesia

Del más puro y fino estilo gótico-cisterciense, dotada de una inusitada ingravidez gracias a su luminosidad, que a través de veinte ventanales nos hace partícipes de la Gracia de Dios, que San Bernardo identifica con la Luz Blanca. Aquel siglo XIII, durante el cual se construyó desde los ábsides hasta el crucero, nos legó una de las más insignes muestras del arte gótico. La Orden Cisterciense, en su expansión por toda Europa, generalizó una normativa de construcción basada en la austeridad, la sencillez y el abandono de todo lo superfluo. En los comienzos del siglo XVI se completó la nave central quedando configurada la iglesia tal cual la admiramos hoy.










Aunque necesitamos ayuda del fotógrafo para verlo, es interesante fijarse en el Pantocrátor policromado y tallado en la piedra clave sobre el rosetón del ábside central.


El Retablo Mayor renacentista del siglo XVI es obra de Andrés de Melgar y de Guillén de Holanda, y fue concebido para situarlo en el ábside central, lugar del que fue trasladado en 1975 a los pies de la Iglesia, donde se ubica actualmente. Dedicado a Nuestra Señora, nos muestra la infinidad de sus virtudes. De entre los santos que la acompañan, destaca la tabla de la Virgen, San Bernardo y Leonor de Osorio, Abadesa donante del retablo.



Destacan en las capillas laterales las tallas de Cristo (siglo XIV) y de Nuestra Señora de Cañas (siglo XIII).


  
Sala Capitular

De lo más bello del conjunto Abacial es esta sala, de la segunda mitad del siglo XIII, en principio dedicada a reunión del Capítulo de Monjas hasta su transformación en cementerio. Su magnífica ornamentación se basa en la directriz Cisterciense de emplear elementos vegetales, toda vez que, según San Bernardo, la figuración humana distraían al monje o a la monja de la oración. 






Entre los sepulcros destaca el de la Beata Urraca López de Haro, obra destacada del arte funerario español del siglo XIII, con estatua yacente y escenas del entierro. Su cuerpo permanece en el mismo totalmente incorrupto. Le acompañan a ambos lados los de cuatro abadesas de los siglos XIII y XIV.










El claustro

Muestra palpable de las diferentes épocas de construcción del Monasterio: siglos XII, XIII, XVI, XVII y XVIII, según se fue disponiendo de medios suficientes para configurar la disposición conventual completa. Doce portadas lo circundan, en estilos románico, gótico y mudéjar, destacando de entre todas ellas la de la Sala Capitular, fiel exponente de la ornamentación Cisterciense y sublime talla de la piedra hecha oración.









Cilla Museo

Dependencia que constituía el almacén y bodega donde se guardaban las cosechas, ha pasado a albergar una cosecha espiritual y artística, que constituye casi la totalidad de los fondos propios del Monasterio. Pequeños retablos, relieves, cuadros y tallas, que a partir de finales del siglo XVI, fueron engrandeciendo esta colección. Dispuesta en cinco grandes temas: Los Santos del Cister, Primeros años de la vida de Cristo, La Pasión y Redención, La Virgen y Los Santos: nos va ilustrando acercad de los misterios de la religión, constituyendo un elemento claramente catequizador para todo visitante.









  
Sala de reliquias

La colección de reliquias que, desde su fundación y a lo largo de los siglos, ha ido atesorando el Monasterio, se muestra dentro de la digna sobriedad que caracteriza el Arte del Cister, manteniéndose alejadas de la riqueza con que habitualmente solían ser arropadas y cubiertas.

La grandeza de las reliquias se expresa aquí sin necesidad de aparatosos receptáculos no exentos de interés y calidad artística. Destaca el armario relicario mandado hacer por la Abadesa Leonor de Osorio en el siglo XVI.





Plano del  monasterio


Horario de visitas

De Noviembre a Marzo

De Martes a Sábado: de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 18:00
Domingos: De 11:00 a 13:30 y de 16:00 a 18:00


De Abril a Octubre

De Martes a Sábado: de 10:00 a 13:30 y de 16:00 a 19:00
Domingos: de 11:00 a 13:30 y de 16:00 a 19:00

Lunes cerrado (Salvo los festivos o puentes que se cierra al día siguiente hábil)

Misa Conventual:
Domingos y Fiestas de precepto: 10:00 de  la mañana.
Durante la Misa y demás oficios en la Iglesia, el Museo permanece cerrado a las visitas.

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