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Visita a Marvao

Junto a la frontera con España, contornado por el Río Sever y en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de S. Mamede, Marvao es el territorio alentajano con mayor altitud, sorprendiendo por los magníficos panoramas y por la diversidad paisajística entre zonas serranas, estrechos valles fértiles y montados, que mantienen una armoniosa integración entre la actividad agrícola y los hábitats naturales ricos en flora y fauna.

Por estas condiciones impares, la región fijó población desde temprano, de la prehistoria a los romanos y árabes dejando un importante legado arqueológico y monumental, del cual se destaca el encuentro con la época de la reconquista, la afirmación e independencia de Portugal y el establecimiento de diversas órdenes religiosas.

Fiel a sus raíces, el municipio mantienen vivas sus tradiciones, de la gastronomía a la artesanía, ofreciendo a los visitantes lo mejor de la región, con alojamientos para aprovechar bien el tiempo y todo lo que la villa tiene para conocer.



Recorrido por la localidad

Por la cuesta norte, la carretera serpentea alrededor de las rocas con una última escala, antes de llegar a las puertas de la villa, en el Convento de Nuestra Señora da Estrela, con su crucero, iglesia, jardines y mirador.

Reza la leyenda que el último rey visigodo, Rodrigo, había escondido la imagen de la Virgen que fue encontrada en el local donde la población erguió la iglesia. Habiendo sufrido diversas alteraciones, la iglesia conserva la estructura gótica original, así como la imagen en piedra descubierta.

Su atrio, con una vista panorámica, contienen aún un crucero en piedra tallada.



 







Siguiendo por la carretera, se llega a la entrada a la villa, la Puerta de Rodao que da acceso a las calles estrechas del interior de Marvao.

Existe un amplio aparcamiento para dejar los coches justo antes de traspasar esta puerta que no aconsejamos hacerlo en coche debido a las estrecheces de las calles de la localidad.






Marvao es de esas localidades que te enamora en cuanto traspasas la puerta de acceso con sus calles estrechas y empinadas, sus casas blancas, su silencio y sus rincones únicos. Si a eso unimos el hecho de que en el día que lo visitamos, empezó a caer una densa niebla, la sensación de haber viajado en el tiempo fue aún más fuerte.














Antiguo Ayuntamiento

La casa del antiguo Ayuntamiento que funcionó hasta 1956 (con tribunal y prisión) es el mayor edificio civil de la villa.





Iglesia del Santo Espirito y Casa del Gobernador

En la calle 31 de enero, antigua calle del Espiritu Santo, junto a la iglesia, la Casa del Gobernador es un edificio sobrio, con notables rejillas y trabajo en hierro forjado. Residencia del gobernador militar de la villa, es un ejemplo de la importancia de la villa por su arquitectura civil.








Iglesia de Santiago


Iglesia de Santa María (Museo Municipal)

En la antigua Iglesia de Santa María se encuentra ubicado el museo municipal con una colección dividido en arte sacro, arqueología y etnografía.




El castillo de Marvao situado en el punto norte de la villa controla la plaza de entrada.

Localizado en el punto más elevado de la planicie, tiene dos zonas, unidas por una red de murallas y torres que contornan la plaza de armas y las cisternas de la fortaleza. 





























Debido a la niebla, no pudimos disfrutar de las vistas panorámicas del castillo, aunque no dejo de creer que la misma envolvió la villa de un misterio especial.






Más imágenes de Marvao.















  


Un precioso lugar que me recordó mucho al Barrio de Alfama de Lisboa. Totalmente recomendable.

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