Blog Los viajes de Dora Fin de semana de lujo en Bruselas - Día 2 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Fin de semana de lujo en Bruselas - Día 2

Nos levantamos con energía para disfrutar de nuestro segundo día por Bruselas. Y nada mejor que empezar el día con un desayuno de lujo en el hotel. 

Aún nos dio tiempo de disfrutar un poco de las zonas comunes de The Dominican antes de que nuestro guía particular nos deleitara con un paseo por la historia de Bruselas. 





Enseguida llega nuestro guía y empezamos a descubrir de su mano y su sabiduría la preciosa ciudad de Bruselas, desde sus comienzos en la Torre Negra, pasando por la Iglesia de Santa Catalina y el lugar donde estaba el puerto en la Edad Media. 




Cerca, encontramos una de las famosas fuentes o bebederos con estatuas que representan cuadros del famoso pintor holandés Pieter Brueghel. 




De allí, fuimos a un antiguo mercado que antes estaba en una isla, cuando los canales discurrían por el centro de la ciudad de Bruselas. 







Y como era lógico, nuestro siguiente destino fue uno de sus canales, que aún se pueden ver en el centro de la ciudad. Qué lugar más tranquilo, se podía sentir el silencio y la paz. 

     


Llegamos ya a la Grand Place, pasando por otro de los bebedores que ya habíamos visto anteriormente y por una callejuela de la época medieval. 





Entramos en el Ayuntamiento para ver el kilómetro 0 de Bruselas y las dos estatuas que representan los ríos que discurren por la ciudad. 




Y al volver a la Grand Place, vimos un desfile. Curiosamente nuestro guía nos comentó que su forma de vestir era un anacronismo. Llevaban ropa de una época en la que aún no existía Bélgica, con lo que no era posible que existiera la bandera del país que portaban los soldados. 


Nuestro paseo histórico por la ciudad nos llevó desde la Catedral de San Miguel, pasando por el Palacio Real con su parque hasta la iglesia de San Sablón, en donde nos despedimos de nuestro guía. Ya se acercaba la hora de comer en el restaurante Lola. 

      











Como aún teníamos unos minutos antes de la hora de reserva para comer en el restaurante Lola, entramos en la iglesia de Notre-Dame au Sablon, joya del patrimonio gótico bruselense. 

En 1304, los arqueros de la ciudad construyeron una pequeña capilla en la plaza, por aquel entonces desierta. 

En el siglo XV, la capilla fue reconstruida y adquirió notoriedad debido a la presencia de la gran aristocracia, así el barrio se convirtió en uno de los más atractivos y festivos de Bruselas. 

En nuestros días, la iglesia destaca como un valioso ejemplo del estilo ojival belga. 

En el interior, la nave central ha sido iluminada con 11 vidrieras de 15 m. En 1549, se adosó a la iglesia una pequeña capilla dedicada a la familia Tour et Tassis, que fundó, a principios del siglo XVI, el Servicio Postal Internacional en Bruselas. 

      

      


      








Vamos a comer. Uf, qué lujo y unos precios. Para no salirnos del presupuesto, decidios comer pollo asado y un delicioso café con delicatessen. Pero para mi gusto, demasiado caro y demasiado lujoso. Me quedo sin duda con el del Chez Leon. 


      


En la misma plaza entramos en la tienda de Ladurée a comprar algunos macarons. Preciosa la tienda y exquisitos esos dulces. 




Una vez ya bien alimentadas, volvimos sobre nuestros pasos para llegar de nuevo a la Catedral de San Miguel y San Gúdula que no habíamos podido ver en profundidad. 

De camino, justo frente al Palacio Real vimos la cabalgata de globos de personajes de cómics, puesto que ese fin de semana también se celebraba la Fiesta del Cómic. 






La Catedral de San Miguel y Santa Gúdula es un edificio gótico situado cerca de la Estación Central. Se empezó a erigir en 1226 con piedra de Gobertange y se concluyó su construcción en 1500. 

De líneas verticales, con sus tres pórtico coronados de un glabete y sus dos torres a modo de gótico francés, probablemente de Jan van Ruysbroeck (arquitecto de la Grand Place), la fachada carece de rosetón y tiene un gran vidriera brabanzona. Cuatro robustos contrafuertes encierran y separan los tres pórticos que por encima de los cuatro metros van formando dos altas torretas laterales cuya máxima altura llega a los 65 metros. 



La nave presenta todas las características del estilo gótico brabanzón: las bóvedas cuatripartitas están moderadamente elevadas, las robustas columnas que bordean el centro de la nave, coronadas con capiteles de hojas de coles, son cilíndricas y soportan las estatuas de los 12 apóstoles.



     



Impresionantes las vidrieras y el púlpito.

     

     


Y aunque no teníamos la intención de subir, no podíamos irnos de Bruselas sin al menos ver uno de sus monumentos más emblemáticos: el Atomium. 

Así que cogimos el tranvía para llegar al mismo. No sé si fue el día gris que no acompañaba o el cansancio ya acumulado, pero la verdad es que me desilusionó un poco, me esperaba otra cosa la verdad. Pero bueno, sí que podemos decir que lo vimos y lo fotografiamos desde todas las perspectivas posibles. 







Y ya que por la zona había unas cuantas food trucks, a comer otro gofre, más rico incluso que el primero. 


Volvimos al hotel en tranvía para descansar hasta que se hizo la hora de cenar. En esta ocasión fuimos ya por nuestra cuenta a un famoso lugar "Fritland", para probar el Mitraillette, un bocadillo con carne, patatas fritas y ensalada, todo en uno. Las patatas muy ricas pero no me gustó mucho el bocadillo, supongo que con el gofre no tenía mucha hambre. 




Y como ya era nuestra última noche en Bruselas, nos acercamos a la Grand Place a despedirnos de ella hasta una nueva ocasión.





Hora de descansar. Un día más que completo. 

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