Hace  años que teníamos Cuéllar en nuestro listado de posibles y en esta  ocasión, encontramos la oportunidad de dar uno de nuestros tradicionales  paseos por la villa segoviana. 
Cuéllar es una villa y municipio  español de la provincia de Segovia, en la comunidad autónoma de  Castilla y León. Está situado al noroeste de la provincia y a medio  camino entre las ciudades de Segovia y Valladolid, a 60 km y 50 km  respectivamente.
Entramos  en la villa a través del Arco de San Basilio. Una de las puertas de  entrada a la ciudadela mejor conservadas. Fue levantada por alarifes  mudéjares probablemente en el siglo XIII como las iglesias del mismo  estilo. 

Aparcamos  justo frente al majestuoso Castillo de los Condes de Alburquerque, en  donde teníamos reservada la visita guiada no teatralizada. Como aún no  era la hora de la reserva, empezamos a visitar la villa. 
Habíamos  elegido en esta ocasión Cuéllar ya que gracias a la iniciativa de  Abrimos en Verano de la Comunidad de Castilla y León, unas cuantas  iglesias de la localidad iban a estar abiertas en horario tanto de  mañana como de tarde. 


Justo  al lado del castillo, se encuentra la Iglesia de San Martin, que no  visitamos en su interior puesto que actualmente es el Centro de  interpretación del arte mudéjar y solo se puede visitar de forma guiada,  y en nuestro caso solo habíamos reservado la del castillo. 


Continuamos  paseando por sus calles, pasando por el Arco de San Martín, el Estudio  de Gramática hasta llegar a la Iglesia de San Esteban que aún no ha  abierto. Mientras tanto, aprovechamos para ver unas curiosos  enterramientos y tumbas en la entrada. 








Nos acercamos todo recto a la Plaza Mayor en donde se encuentra el Ayuntamiento. 



El  edificio principal de la plaza es la Iglesia de San Miguel. Con huellas  de todos los estilos, a partir de la albañilería mudéjar.


En  su interior destaca el retablo barroco y un Cristo Yacente atribuido a  Gregorio Fernández. La nave es de trazado gótico renacentista. 





 
   
Como  aún era temprano y hasta las 11:30 no abrían las iglesias, decidimos  pasear hasta la Plaza de Toros, por la fama de los encierros de Cuéllar.  
De camino vimos el Palacio de Santa Cruz, el Convento de Santa  Isabel, y el Convento de San Francisco que curiosamente pudimos ver en  su interior, ya que estaban recogiendo unas cosas del día anterior.  Incluso nos invitaron a tarta. 
 
       

El  Convento de San Francisco fue el mayor templo de Cuéllar, al reformarlo  los Duques como lugar de enterramiento de la casa ducal. Albergó sus  ricos sepulcros en alabastro que hoy se encuentran en Nueva York. De la  gran obra gótica queda la nave centra y las capillas laterales. 










La Plaza de Toros nos decepcionó un poco. Muy moderna. 

Volvimos  más o menos sobre nuestros pasos, que ya iban abriendo las iglesias,  hasta la Iglesia de San Esteban. Pasamos por el Convento de la  Concepción, la Iglesia de San Pedro (hoy en día un tipo de bar), la Casa  de los Rojas (actual Palacio de Justicia) y la Panera y Casa del Duque.
 
       




La  Iglesia de San Esteban cerraba el primer recinto amurallado. Posee el  ábside más representativo de la época dorada del múdejar. 

 
       
En el interior destacan varios sepulcros en alabastro en gótico-mudéjar.
 
       
 
       






El  Castillo de Cuéllar o Castillo de los Duques de Alburquerque es el  monumento más emblemático de la villa de Cuéllar. Es Bien de Interés  Cultural desde el 3 de junio de 1931.
Está bien conservado y se  compone de una mezcla de distintos estilos arquitectónicos, que abarcan  desde el siglo XIII al XVIII, aunque predominan el gótico y el  renacentista. Se trata de una edificación militar que a partir del siglo  XVI se sometió a obras de ampliación y transformación, convirtiéndose  en un suntuoso palacio, propiedad del Ducado de Alburquerque. En sus  diferentes etapas constructivas trabajaron maestros como Juan Guas,  Hanequin de Bruselas y su hijo Hanequin de Cuéllar, Juan y Rodrigo Gil  de Hontañón, así como Juan Gil de Hontañón "el mozo" o Juan de Álava  entre otros.
Entre sus antiguos propietarios, destacan don Álvaro  de Luna y Beltrán de la Cueva, así como los sucesivos duques de  Alburquerque. Sus huéspedes más ilustres fueron los reyes de Castilla,  como Juan I y su esposa la reina Leonor, que falleció en él, o María de  Molina, que se refugió en este castillo cuando su reino la rechazaba.  También destacan las figuras del pintor Francisco Javier Parcerisa, el  escritor José de Espronceda, el general Joseph Léopold Sigisbert Hugo o  Arthur Wellesley, duque de Wellington, que estuvo acuartelado en el  castillo con una guarnición de su ejército durante la Guerra de la  Independencia Española.
Fue residencia habitual de los duques de  Alburquerque durante siglos, hasta que se trasladan junto a la Corte a  Madrid, convirtiéndolo en palacio de recreo y vacaciones,  desvinculándose así lentamente del edificio, hecho que se acentúa más  aún cuando la línea primogénita del ducado se extingue, y la titularidad  pasa a la familia Osorio, descendientes de Ambrosio Spinola, marqués de  los Balbases. A finales del siglo XIX el edificio se encontraba  prácticamente abandonado, y fue víctima del pillaje. En 1938 se instaló  en él un penal para presos políticos, al que se incorpora después un  sanatorio para presos tuberculosos, retomando más tarde su utilización  como penal que funcionó hasta 1966.
En 1972 interviene la  Dirección General de Bellas Artes, llevando a cabo una intensiva  restauración, para instaurar en él un centro de Formación Profesional,  que tras las nuevas legislaciones de Educación, se convierte en  instituto de Educación Secundaria Obligatoria, actividad para la que es  utilizado actualmente, entre otros usos.

Se  puede visitar de forma guiada, ya que al ser actualmente un instituto  de Educación Secundaria Obligatoria, la guía va abriendo las diferentes  dependencias que son visitables. A pesar de no ser una persona a la que  le guste las visitas guiadas, he de decir que esta ha sido posiblemente  una de las mejores. Nos encantó nuestra guía. Nos fue contando todo lo  relacionado con el castillo de una forma muy didáctica y divertida,  incluso el peque se divirtió y aprendió muchísimo. Una manera perfecta  de adentrarse en la historia de España. Por ello, desde aquí, queremos  dar las gracias a Mayte, nuestra guía, por hacer de nuestra visita al  castillo de Cuéllar una experiencia muy interesante.
El edificio  actual debe su imagen a un laborioso proyecto de recuperación y  restauración en varias fases, iniciado en 1970 y finalizado en los años  1990. El castillo presenta una planta trapezoidal y consta de dos  recintos: el primero compuesto por el foso y la barbacana o falsabraga,  que bordea las fachadas norte y este, alternando muro y torreones de  mampostería para unirse a un lado y a otro con la muralla de la  ciudadela. El segundo recinto, de mayor envergadura y solidez, lo forman  tres crujías anguladas de vastos torreones, de los que destaca por sus  dimensiones la torre del homenaje.
Una vez que pasas la puerta  principal, accedes a una especie de patio de entrada en donde se  encuentra la oficina de turismo y la taquilla. 


Al  frente se halla la puerta de acceso al patio de armas. Sobre un arco  conopial aparecen tres escudos rematados por un alfiz, pertenecientes a  Beltrán de la Cueva, Enrique IV de Castilla y Mencía de Mendoza y Luna,  primera esposa de don Beltrán.

Así  se accede al patio de armas. Remodelado por Beltrán II de la Cueva y  Toledo, II Duque, se extiende al frente una suntuosa galería  renacentista, que fue escenario de espectáculos y fiestas, e incluso  utilizado como plaza de toros. En torno a él se levantaron tres crujías  con diferentes funciones, y se proyectó una, la norte, pero no llegó a  edificarse; en el ala sur se instaló la zona noble, en la oeste la  doméstica y en el ala este, la armería grande. Existía otra armería,  cuya situación se desconoce. El suelo empedrado que conserva data de la  última restauración, eliminando el asfaltado de cemento que se proyectó  durante la época penitenciaria.






La  guía nos explicó por qué el castillo era inexpugnable, y nos enseñó  todas las dependencias del mismo, como antes os he dicho, con mucha  alegría y profesionalidad. Vimos los tapices (a los que por desgracia no  se podían fotografiar), la parte trasera del castillo, la barbacana y  uno de los lugares que más nos gustó, la galería superior del palacio. 
 
      








 
      


Visitas guiadas
Las visitas a este castillo son siempre guiadas y es recomendable llamar para informarse de las horas de visita y reservar.
Conoce  las diferentes posibilidades de visitas turísticas que existen en la  villa de Cuéllar y haz tu reserva más abajo o a través de la Oficina de  Turismo que se encuentra en el propio castillo. Teléfono 921 14 22 03. 
email: turismo@aytocuellar.es
 Horario de la Oficina de Turismo
Del 11/01 al 30/06
Mañanas de 10:30 a 14:00 h.
Tardes de 16:30 a 19:30 h.
Lunes cerrado por las tardes.
Del 1/07 al 10/01 – Horario de Verano-Otoño.
Abierto todos los días.
Mañanas de 10:30 a 14:00 h.
Tardes de 16:30 a 19:30 h.
También se realizan visitas teatralizadas. Toda la información en la Oficina de Turismo de Cuéllar. 
De nuevo agradecer a Mayte sus explicaciones, fueron 45 minutos muy bien aprovechados. 
Poco  nos quedaba ya por ver y aunque no habíamos podido visitar la Capilla  de la Magdalena, no queríamos quedarnos hasta las 17:00 esperando a su  apertura, así que nos fuimos a comer al restaurante Chaplin, del que ya  os informaremos en el hilo de Restaurantes. 
Un último paseo a la  villa, terminando justo detrás del castillo, en los jardines del Duque  de Alburquerque. Una visita muy recomendable. 


 
       






 
 




 
       

 
       



 
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